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Proyecto De Aprendizaje

dicapuita23 de Septiembre de 2014

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I.- Retrospectiva de la Atención Educativa de las personas con Retardo Mental

El retardo mental ha existido desde el comienzo de la humanidad. En la Edad Antigua y Media las sociedades han tratado a las personas con retardo mental o con cualquier otra limitación en función de cómo han sido percibidos. En donde se pensaba que eran capaces de recibir revelaciones divinas se les trataba de manera especial, en algunas cortes fueron tratados como bufones, donde fueron considerados como el producto de influencias sobrenaturales o posesiones demoníacas fueron sometidos al escarnio público, al aislamiento, al abandono y en casos extremos a la condena a muerte.

En Europa antes de 1.700 se brindaba básicamente en los monasterios servicios de hospedaje y alimentación. En América la sociedad colonial se hizo cargo de las personas excepcionales. Siendo la unidad familiar una unidad fundamental de esta sociedad se le otorgó la responsabilidad principal del cuidado del miembro con necesidades especiales y para aquellos que no podían cuidarse por sí mismo se crearon casas de caridad y hospicios.

En el Siglo XVIII, el pensamiento humanista del renacimiento estuvo principalmente interesado en la dignidad de las personas como seres humanos y en la libertad para lograr su máximo desarrollo. El sensacionalismo enfatizaba la importancia de los sentidos para el desarrollo. Los pensamiento de Rousseau y Locke revolucionaron al mundo en cuanto a la percepción de la naturaleza humana e influyeron sobre la reforma educativa (Patton, Payne y Beirne-Smith, 1990).

La Revolución Francesa con sus principios de libertad, igualdad y fraternidad impulsó una transformación en el pensamiento humano que llevó a un trato más humanitario y compasivo hacia las personas que se diferenciaban de lo considerado como "normal" y condujo a que se realizaran esfuerzos para que fuesen asistidos. El creciente respeto por los derechos y las necesidades de los individuos, el reconocimiento de la heterogeneidad de las personas marcó un cambio gradual de la orientación científica relativa al hombre (Kanner, 1.943).

Surgió la necesidad de diferenciar dentro de la nosología psiquiátrica la diversas condiciones que afectaban a los individuos, entre las cuales, se encontraba el retardo mental. Uno de los criterios se basó en la razón, es decir, se diferenciaba a las personas entre aquellas que tenía y no tenían razón, llamados "enfermos mentales" a quienes se les recluía en instituciones manicomiales. A partir de estudios en el campo de la Medicina se logró diferenciar al "enfermo mental" del "deficiente psíquico" (retardado mental), lo que permitió que estos últimos salieran de los "manicomios" surgiendo la necesidad de brindarles otro tipo de atención.

Heiser y Wolman (1965) señalan que el primer registro sobre la atención de personas con retardo mental fue el trabajo realizado por el médico francés Itard en 1801 con el llamado "Niño Salvaje de Aveyron" destacando sus posibilidades de "rehabilitación" y de desarrollo de destrezas por medio de la implementación de un programa de entrenamiento sistemático con procedimientos específicos que permitieran su integración a la vida social abriendo un camino al desarrollo de la pedagogía de la instrucción y siendo uno de los pioneros en el campo de la educación especial.

Seguin, influido por Itard, comenzó a trabajar con un "infante idiota" y demostró que podía aprender un número de destrezas, desarrollados posteriormente un programa para la educación de los retrasados mentales enfatizando la educación psicológica y moral en el cual integró funciones musculares, imitativas, nerviosas, fisiológicas y reflectivas introduciendo el "trabajo reeducativo con estimulación polisensorial". Muchas de las técnicas educativas que utilizó como la instrucción individualizada y el manejo conductual se encuentran entre las metodologías actuales. Seguin presentó la primera metodología precisa y detallada para el tratamiento del retardo mental. Emigró a Estados Unidos de América fundando en 1850 la primera escuela para débiles mentales.

A fines del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX nació en Europa Occidental y Estados Unidos de América una preocupación general por los retardados mentales donde se reconoce el nacimiento de la Educación Especial y de los servicios sistemáticos para los individuos discapacitados. La forma primitiva de intervención es prácticamente una historia de personajes individuales, médicos en su mayoría, quienes mediante su propio ejemplo estimularon a otros a tratar en forma más humana a personas con algún impedimento, marcando el inicio de la historia científica del retardo mental (Silva, 1983).

Hacia finales del Siglo XIX hubo ciertos cambios en la percepción de las posibilidades de estas personas especiales ya que se encontró que la misma no podía ser "curada" o cambiada para lograr un funcionamiento totalmente normal como miembros de la sociedad, que muchos de ellos debía permanecer en estos programas indefinidamente, que la reincorporación a esa sociedad más compleja y con mayores demandas exigía más de lo que podía ser proporcionado por un simple entrenamiento, de manera que muchos individuos con retardo mental fueron compadecidos y, en consecuencia, se empezaron a crear servicios cuya finalidad cambió de ser centros para su atención y educación a instituciones residenciales de cuidado permanente donde se les protegía y custodiaba, de manera que se les segregaba.

El pensamiento de Darwin en su obra El Origen de las Especies influyó para que las personas con retardo mental fuesen considerados una amenaza para el futuro de la especie lo cual se confirmaba con las investigaciones que habían descubierto que esta condición podía heredarse. Esto fue cambiando a medida que se fue descubriendo que no todo tipo de retardo mental era heredable y a consecuencia de la Primera Guerra Mundial.

A finales del siglo XIX e inicios del presente siglo, se establecieron dos orientaciones en lo que se refiere a la atención de la persona con retardo mental. Por una parte, una orientación médico - asistencial, la cual concebía a la persona con retardo mental como un enfermo atendido en instituciones hospitalarias, siendo responsable el médico. Posteriormente, una orientación psicológica donde se caracterizaba al individuo, en función de evaluaciones psicométricas, ubicándose a la persona con retardo mental por debajo de la norma, en base al Coeficiente Intelectual (CI) lo cual determinaba un tratamiento rehabilitatorio en instituciones especializadas, donde el profesional de mayor responsabilidad era el psicólogo siendo el docente un reeducador quien ejecutaba el tratamiento prescrito dentro de una perspectiva multidisciplinaria. A mediados del siglo comienza a tener vigencia una orientación educativa en la atención de esta población.

Surgiendo a nivel mundial, diferentes denominaciones de pedagogía para la atención educativa de las personas con retardo mental que partían de concepciones teóricas y metodológicas diferentes. Sin embargo, coincidían en que era necesario aplicar una serie de métodos, técnicas y procedimientos destinados a la readaptación de todos los niños con déficit que les imposibilitaba el logro de aquellos objetivos pedagógicos aptos para el alumno regular. En Italia se hablaba de pedagogía correctiva, en Alemania de ortopedagogía, en Francia la pedagogía curativa, en Rusia la enseñanza rehabilitatoria, en los Estados Unidos la educación especial, en Canadá la pedagogía de niños excepcionales y en otros países pedagogía terapéutica.

En 1.904 Binet y Simón realizaron un trabajo en ambientes educativos de Europa y Norteamérica a fin de estudiar las diferencias individuales para lo cual diseñaron un método para identificar aquellos niños de las escuelas públicas que no se adaptaban al curriculum regular y que debían ser ubicados en programas especiales adaptados a sus necesidades. Basaron sus trabajo en la premisa de que los niños promedio lograban ciertos estados del desarrollo aproximadamente a la misma edad. A través de la observación y de la medida eran capaces de establecer una escala de edad a la cual el niño domina ciertas destrezas en el lenguaje, raciocinio y otras áreas del desarrollo humano. Establecieron una medida para evaluar la Edad Mental del niño que permitió a los docentes estimar el nivel de funcionamiento de los educandos en la escuela y determinar la heterogeneidad de la clase en términos de sus respuestas a la enseñanza clasificándolos en normales y retardados. Así mismo, esto permitió identificar a un nuevo grupo que actualmente se conoce como retardo mental leve, siendo para Binet la preocupación fundamental que esto se usara para identificar a aquel que requería ayuda. Las consideraciones sobre las diferencias individuales permitieron determinar cómo influyen la velocidad en que el individuo se aprovecha de la estimulación ambiental, elemento característico de la atención educativa especial.

En 1.910 la Asociación Americana de Deficiencia Mental (American Association on Mental Deficiency-AAMD) modificó el sistema clasificatorio incluyendo a un grupo de sujetos con retardo leve que hasta ese momento no habían sido detectados ya que socialmente se adaptaban a las demandas de su ambiente pero en el ámbito escolar tenían relativa inhabilidad para adquirir los contenidos. Resalta la importancia de considerar el contexto al momento de evaluar a esta población.

En estos años destaca el pensamiento pedagógico de Montessori (1912) cuyos principales fundamentos son: respeto a la espontaneidad

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