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TRAMO DE FORMACIÒN PEDAGÒGICO PARA NIVEL SUPERIOR.


Enviado por   •  20 de Agosto de 2018  •  Apuntes  •  3.427 Palabras (14 Páginas)  •  388 Visitas

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ESCUELA MUNICIPAL DE DANZA “JOSE NEGLIA”

TRAMO DE FORMACIÒN PEDAGÒGICO PARA NIVEL SUPERIOR.

MATERIA: TEORÌAS SOCIOPOLÌTICAS

PROFESORA: NOEMI KORIN.

ALUMNO: MIRIAM NOEMI LÒPEZ.

D.N.I: 13020661.

CURSO: 1 “A”.  1er PARCIAL:

1)  Según Tenti Fanfani: “La escuela tiene la edad que tienen los estados nación en el capitalismo nace como esfuerzo deliberado del incipiente Estado nación de mediados del siglo pasado”.

Explique la relación entre Sistema Educativo Nacional y Estado.

El sistema educativo articula toda institución que se especializa en educación.  La formalización y la universalidad de la educación moderna transcurre en instituciones especializadas, que son de temporalidad reciente y uniforme para lograr constituir la consolidación de un grupo social determinado. En estas condiciones el Estado tiene el monopolio de poder legítimo para consagrar la existencia política de la comunidad para un interés común a través de varios mecanismos, uno de ellos, el conocimiento socialmente relevante para el desempeño eficaz conforme a los fines por él previstos.

La autoridad del Estado se ejerce sobre un territorio al margen de nuestra voluntad o consentimiento mediante funcionarios encargados de su control y de mantener el orden social Mediante las prácticas educativas, los Estados nacionales encontraron el modo de concentrar el poder a partir del reconocimiento de saberes relevantes y prácticas disciplinarias instituidas a través del dispositivo escolar.  Se establece así una estrecha relación entre ambos que delinea las características de los Estados Modernos: se configura una práctica de poder que se consolida en el proceso educativo escolar. Durante el proceso en el cual se perfilan los estados nacionales durante el siglo XIX aparecen como rumbos distintivos la territorialización y la concentración del poder político, lo cual implica principios contrapuestos: el derecho personal y el derecho territorial. La mutua dependencia de estos conceptos durante los siglos anteriores fue gestando y perpetuando una relación de obediencia de los súbditos ante distintos poderes públicos en permanente disputa.

La victoria de los Estados sobre los poderes locales y el poder eclesiástico se desarrolló mediante tres grandes transformaciones sociales:  la urbanización (surgimiento de los burgos o ciudades que estableció coaliciones entre reyes y burgueses), la economía de intercambio (de la producción para el autoconsumo al intercambio favoreciendo el desarrollo del comercio y las innovaciones tecnológicas de la economía-mundo, entre muchas de ellas la imprenta) y la Reforma protestante (Martín Lutero y el fortalecimiento de la fe a partir del diálogo interior que alejaba a los fieles de los representantes de Dios en la tierra, minando así el poder de la Iglesia y el Papado.

 Se comienza un proceso de individuación ininterrumpido que considera al individuo como tal más allá de toda vinculación social, que lo potencia con una forma de identidad de modo que se establece una lucha por conquistar el monopolio de las almas individuales, lo que originó el desarrollo de instituciones especializadas para ocuparse de la espiritualidad de los niños que luego se perfilaría en los modernos sistemas educativos nacionales.

El flamante garante estabilizador de disputas serían ahora los Estados que, en aras de ir construyendo su poderío comienzan a desarrollar los sistemas públicos de educación.

“El mito fundante de los órdenes sociales modernos es el de la nación formada por individuos”, dice Fanfani y cita al francés Ernst Renan que define a la nación como un vínculo que construye un olvido colectivo, que suspende un juicio crítico para articular una historia selectiva de acontecimientos celebrados y sacralizados mientras se ignoran otros deliberadamente ya que pondrían en duda su sacralidad.

Ningún individuo por sí solo se siente miembro de tal o cual nación, es necesario experimentar un “nosotros”, a través de la religión, la lengua y la cultura, es decir, la historia compartida con su modo de interpretar y relatar las cosas.  El concepto de Estado designa a la institución gobernante y el de Nación al referente de identidad de los gobernados.  La protección militar de los estados asegura su supervivencia y el sentimiento de un ser nacional es un recurso de integración para que las órdenes de los Estados sean cumplidas.

El momento clave en el que se llevan a cabo estas configuraciones es el siglo XIX.  En él comienzan a institucionalizarse los himnos, las banderas, los lenguajes nacionales, los ejércitos y sus uniformes característicos y los sistemas de educación pública de carácter nacional.  El propósito perseguido es, fundamentalmente, uno: homogeneizar y generar un sentido de pertenencia identitario entre los individuos sujetos a la autoridad estatal.

El contexto es de competencia entre estados por su preeminencia en lo económico y militar, como así también en el terreno cultural; como respuesta a estas necesidades de las naciones comenzaron a sistematizarse las actividades educativas en instituciones creadas para tal fin: estimular y controlar la producción cultural mediante la formulación de un dispositivo particular que formara a sus jóvenes.

Es necesario que el Estado cuente con administradores entrenados que lo provean de las herramientas necesarias para instituir una cultura nacional dominante que inculque

ideologías populares de nacionalidad (unidad política) y que consolide una hegemonía ideológica en sus clases dominantes.

La idea de identidad colectiva implica una neutralización de las diferencias sociales en nombre de una igualdad terrenal ante el poder y la protección del Estado, propuesta fundacional aún inconclusa, ya que los Estados debían proveer de una organización institucional que produjera concretamente esa igualdad, para lo cual creó la escuela que debía regimentar esas prácticas que uniformaran el ingreso de los jóvenes en el conjunto social sin tener en cuenta sus orígenes; sin embargo, mediante la formalización, el monopolio de control y la homogenización, lo que se logró fue consolidar y perpetuar esas diferencias a través de las prácticas de enseñanza escolar uniforme: las élites tuvieron siempre mayor y mejor acceso a la inserción social, laboral y dirigencia.

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