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EL SABER FILOSÓFICO

DanetohEnsayo9 de Enero de 2020

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TEMA 1. EL SABER FILOSÓFICO.

1. Aproximación al concepto de filosofía.

El campo de la filosofía ha sido absorbido por las ciencias, en gran medida a partir del siglo XV y XVI con la revolución científica del renacimiento. Podemos decir que el ámbito actual de la filosofía no es tanto la explicación del cosmos, como sucedía en el siglo VI a.C., sino más bien el terreno de la ética (qué es el bien y el mal o las normas morales, si es lícita la clonación o la experimentación con embriones, es decir cuáles son los límites  éticos de la ciencia), el problema del sentido de la existencia humana y en general de la metafísica (si existe una primera causa del universo, el problema del orden y belleza del mundo), en tercer lugar el sentido de la vida, si hay algo tras la muerte, qué nos diferencia de los animales, es decir las cuestiones últimas por la felicidad o qué hacemos aquí, o qué es el hombre.

De modo más específico podemos señalar que pertenece al campo de estudio de la filosofía cuestiones que no pueden abordar otras ciencias, como el sentido de la existencia humana, o si deben existir “esencias” (filosofía platónica) que sirvan para designar una colección de objetos que poseen rasgos comunes y por ello son objeto del conocimiento científico. Y para Aristóteles es la “ciencia primera”, aquella que estudia el objeto más general, que presuponen las ciencias, el ser, pues es la “ciencia de los primeros principios y últimas causas”. Por fin, con Manuel Kant, en el siglo XVIII la filosofía se critica a sí misma, entiende que debe determinar cuáles son los límites del conocimiento posible y válido (basado en las formas a priori y referidas a los objetos de la experiencia).

  1. Origen del término.

La primera referencia la hallamos en Pitágoras, quien decía que al estadio unos iban a competir y ganar, otros a negociar y por fin, otros a ver el espectáculo; esta última versión, los que van a ver el espectáculo, tiene que ver con el desinterés; no buscan el premio o la corona mural, ni tampoco el dinero de la venta de productos en el estadio, sino solamente “contemplar, ver el espectáculo”, lo que Aristóteles llamará theorein, pues dice que “todo hombre por naturaleza apetece saber”, al comienzo de la Metafísica. Y Platón señala  que filosofía es amor, afición a la sabiduría; pues, dice, no filosofan los sabios ni los ignorantes sino los intermedios entre unos y otros. Pues, la visión de las Ideas es la adquisición de la ciencia (epistéme) y la felicidad. Recurre pues al mito del origen de éros, acólito de Afrodita, que no es bello sino escuálido y feo y acecha a los bellos y a los buenos; y diferencia entre éros y philía, amor a la sabiduría. Por fin, La filosofía es un saber “crítico, racional y sistemático”; comienza con la pregunta por el origen de la realidad, por la búsqueda del arjé, ya que el mundo no puede haber sido hecho por los dioses, sino que debe proceder de un elemento (o varios) material; a diferencia del atmán y el Brahma en la India.

1.2.El pensamiento prerracional: mito y filosofía.

El mito podemos definirlo como una interpretación poética, fantástica, imaginativa, acerca del origen del mundo, basada en la antropomorfización de los dioses y divinización de las fuerzas de la naturaleza.

El hombre entra en relación con fuerzas sobrenaturales y divinas para atraer la acción benéfica de los dioses y evitar las catástrofes.

Habitualmente se identifican fenómenos de la naturaleza con divinidades; por ejemplo, Eolo, el dios del viento; Zeus, padre de los dioses que envía los rayos; Afrodita (que Platón caracteriza como Pandemo y Venus), diosa de la belleza física y espiritual (cuyo acólito es un dios menor, “éros” del que relata su génesis Platón en “Banquete” como hijo de Póros y Penía, la riqueza y la pobreza). Deméter, cuyo estado anímico varía según su hija Perséfone entre o salga de casa. Por tanto, los sucesos de la naturaleza (asociados a las cosechas y fertilidad de la tierra, a los vientos o huracanes, al mar, etc. se refleja en los dioses griegos y en los mitos; para estudiar los dioses griegos basta leer Robert Graves “Los mitos griegos”). Apolo, protector de Delfos.

Podemos decir que los mitos se caracterizan por:

 

-se atribuyen a hazañas protagonizadas por personajes legendarios, como héroes, titanes o dioses.

- son “relatos fantásticos”, basados en la imaginación y la fantasía, pero no en la razón. Estos mitos están  referidos a las cuestiones fundamentales de la existencia humana, pero que  no se justifican ni demuestran; no se puede probar que llueve porque los dioses quieren favorecer las cosechas, o que lanzan rayos porque se enfadan, como Zeus; pero tampoco la ciencia puede establecer leyes fijas sobre el comportamiento de la meteorología, aunque puede estudiar los vientos y formación  de borrascas y predecir el tiempo, pero no como algo uniforme (leyes físicas del movimiento, etc.).

- los mitos se transmiten de una generación a la siguiente,  por lo que pasan de padres a hijos y existe una fidelidad en el relato después de muchas generaciones; no hay cambios en el relato de los hechos narrados.

- son “compartidos por la comunidad cultural”.

-“el autor es desconocido”  (son, como hemos dicho) “colectivo” o popular, no es obra de un determinado autor. En Homero encontramos mitos. Platón mismo se hace eco de mitos populares como Hades, la barca de Caronte, el prado de Asfódelos, etc.

-los mitos guardan relación con el oráculo (piénsese en Delfos, en esa ciudad la pitonisa predecía el futuro y le dice a Sócrates que será el más sabio de los hombres; de ese templo recoge su lema: gnózi seautón, conócete a tí mismo.

- El mito guarda también relación con la magia, que consiste en intentar entrar en relación con fuerzas sobrenaturales, para apropiarse de ellas,  para  (como decíamos antes) atraer la acción benéfica de los dioses y evitar las catástrofes.

1.2.Del pensamiento mítico al lógos.

Podemos comenzar diciendo que el mito es acrítico, infundado, basado en la fantasía y la imaginación, busca el origen de los acontecimientos en los dioses, en seres trascendentes a la naturaleza –fruto de la imaginación o la fantasía-, sin leyes fijas es arbitrario, caprichoso,  es un pensamiento cerrado y tradicional. Incapaz de ser un saber predictivo, a diferencia de las leyes de la ciencia (aun cuando la ciencia parte de la observación, elaboración de hipótesis, que una vez comprobadas reconvierten en leyes, etc.). En todo caso, los mitos son relatos que se deben a la voluntad caprichosa de los dioses.

A diferencia de mito, el pensamiento racional (que comprende la ciencia y la filosofía –ya que la filosofía en su origen es el “conjunto de las ciencias” como sucede con Tales de Mileto que era matemático, astrónomo, físico, político, e indagaba en el arjé, el agua, el origen del mundo) tiene tres características fundamentales. (1º) es un saber racional,  basado en una explicación por causas (el saber “vulgar” se basa en efectos, el curandero suministra una hierba y puede curar, pero desconoce la acción de un elemento químico sobre la curación de una enfermedad), (2º) es un saber crítico (que no da nada por supuesto, como sucede con los axiomas y postulados de la ciencia matemática, que son indemostrables o en filosofía con los primeros principios lógicos), (3º) es un saber abierto a revisión. La ciencia está sujeta a lo que Kuhn denominará “revoluciones científicas”, pues nuevos descubrimientos dan lugar a nuevas cosmovisiones (abandono del geocentrismo en cosmología, con la caída del cosmos aristotélico), en física (sobre la naturaleza de la luz, la teoría del corpúsculo-onda).

Además busca leyes regulares de la naturaleza que expliquen los fenómenos observables.

Podemos señalar dos tendencias en la valoración del mito: (1) el “milagro” griego de Burnet, se refiere a la aparición de la filosofía considerada como algo que apareció de repente, abandonando la explicación pre-filosófica  o basada en la mitología, (2) Cornford, por su parte, piensa que el mito era ya una forma de explicación del origen del mundo, aunque expresado en un lenguaje simbólico o recurriendo a la imaginación, no a la razón ni a la ciencia o a leyes regulares que expliquen los fenómenos de la naturaleza. Un ejemplo es la cosmogonía de Hesíodo, que pretende ser una explicación filosófica del origen de mundo (que procede del “éter, éros y caos” pero procedente según una antigua leyenda de un “huevo cósmico”, al que regresa Anaximandro de Mileto, ya dentro del ámbito de los filósofos).

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