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El Arte Como Eje En La Educación


Enviado por   •  7 de Junio de 2013  •  4.119 Palabras (17 Páginas)  •  279 Visitas

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El Arte Como un Eje en la Educación

Ya muy remotos son los tiempos en los que el alumno, a-lumus, (ser sin luz) era considerado como tal. Un cuenco vacío, oscuro, que se debía llenar con el conocimiento o la luz del sabio maestro, en un acto prodigioso y misericordioso para sacar a los pobres iletrados de su triste vida ignorante. Pero los tiempos mutan. Cada día la humanidad percibe sus propias dimensiones de comportamiento y de complejidad. Hoy sabemos que el ser humano es un todo en el que cohabitan las emociones, la razón, las sensaciones y percepciones. El ser humano, destruye, reconstruye, crea, lo cuestiona todo.

¿Hacia donde caminamos? ¿De donde venimos? ¿Por qué somos como somos? Cuan fabuloso resulta el misterio de la vida. Pues mas allá de una sucesión cuantificada de haberes biológicos o físicos, la existencia se lleva consigo un magnífico milagro. La capacidad de asombro, es el bien innato que nos resurge continuamente como seres irrepetibles, desde el momento mismo en que se alumbra la conciencia más humilde del cuerpo, ante un mundo que se impone aturdidoramente a los sentidos. Desde que empezamos a nacer, empezamos también el perpetuo camino del reconocimiento, empieza la enseñanza de un mundo que habla por si solo y empieza también el aprendizaje incesante del ser integrado y dinámico entre todas su capacidades. Surgen las necesidades de entender ordenadamente, en base al cuestionamiento natural de la humanidad.

Entonces, partimos de reconocernos como seres humanos, para poder entender y reconocer racionalmente lo que nos rodea; y a su vez, nos nutrimos de lo que nos rodea para seguir reconociendo nuestra propia esencia. Partimos de nuestra interés innato por los demás, para ir desentrañando los misterios de la naturaleza humana. El asombro se alimenta todos los días, el asombro nos diferencia de los animales, nos convierte en seres filosóficos, emotivos, artistas, por sobre todas las cosas, creadores. Pero al hablar de creación artística, el panorama se amplía mucho mas. ¿Qué es el arte? Y mas difícil aún ¿Como se ve el arte en nuestro país? ¿Tiene alguna relación real con la educación? Y en su defecto ¿Las escuelas de arte consideran importante tener alguna pedagogía para la enseñanza artística? ¿Se puede enseñar a crear o a ser artista? ¿Cuál es el fin del arte? Un sin número de preguntas que carecen de respuestas absolutas.

¿Qué es el arte? Podría decirse que el arte es la mas humana de las facultades, el arte se corporaliza por la emoción y es la evidencia real que denota la necesidad natural del ser humano por asombrarse, por crear y por expresar de alguna manera su forma personal de contemplar el mundo. Dentro de la concepción Ignaciana, el arte es inconcebible como una facultad meramente conceptual, sino mas bien, se la considera en un estrecha relación funcional con la espiritualidad cristiana.

“El arte no solo determina un horizonte entre nosotros y el cual podemos profundizar; también nos muestra el lugar a partir del cual podemos trascender el objeto de nuestros sentidos, abriéndonos a dimensiones progresivamente menos materiales y crecientemente espirituales. El arte facilita el proceso por el que nos apropiamos de la experiencia espiritual, tiene poder para significar realidades espirituales, desvelarlas a nuestros sentidos, ilusionar y conmocionar nuestra afectividad, para rememorar los grandes momentos y comunicar valores espirituales.”” (J. Koupeau, 2007)

La concepción ignaciana del arte, hace hincapié en la importancia de fortificar el espíritu y por ende el arte está estrechamente relacionado al tema de la educación, (que según la filosofía ignaciana, también es inherente al espíritu). La educación ciertamente es un factor clave de la sociedad, no en vano se destina un alto porcentaje de recursos del país a esta causa, pero a pesar de toda la importancia que se le da a esta actividad, la cantidad de instituciones destinadas a la enseñanza, la tecnología y los avances científicos en materia de pedagogía, psicología y de más, el sistema educativo parece deteriorarse cada vez mas. Paulo Freire, nos habla sobre la educación en términos humanistas “enseñar no es trasferir conocimiento”. Y la educación, por años, ha enfocado su interés, precisamente en esta actividad, como si el conocimiento estuviera limitado a la instrucción académica de la ciencia, dirigida a los alumnos inteligentes o dignos de recibirla. Si bien, hoy sabemos que obtener conocimiento es vital para todo ser humano, el término ha sido reconstruido para no entenderlo únicamente desde el punto de vista cognitivo. El ser humano es un todo y no esta disociado de su ambiente, su biología, ni su naturaleza creadora.

Tomando en cuenta que un verdadero aprendizaje se da en la medida en que se pueda integrar todos los aspectos que confluyen en la vida del ser humano, el arte, se vislumbra como la herramienta fundamental para llevar la educación a un nuevo nivel de conciencia que contemple todos estos elementos. Y precisamente el discurso ignaciano, introduce desde el arte, el valor del ciudadano y la virtud humana en la educación. El eje primordial de esta espiritualización es el amor a Dios, al otro y un compromiso infalible con la justicia. Destrucción de egolatrías que según el padre Arrupe interfieren en la labor de humanización, puesto que se considera al egoísmo como un factor deshumanizante, en el sentido de que, al comprimir el saber, el tener, el ser (un ser no verdadero) hacia uno mismo, no existe un sentido espiritual y humano real. Se considera irrevocable la congruencia entre el desprendimiento cristiano y la noción verdadera de la justicia.

Educarse es un acto permanente, inacabable, continuo. Pero ¿Qué significa educarse y cuales son los límites que esta aseveración contempla? Para el Sacerdote Jesuita Pedro Arrupe, la educación ha estado tradicionalmente ligada al acto de adquirir conocimientos técnicos y profesionales, que le permitan al ser humano surcar cada vez mejor, un mundo que está avanzando a pasos agigantados en muchos aspectos principalmente científicos y tecnológicos. Pero ¿Que sucede cuando estos actos no están direccionado en bien del mismo ser humano? Desde la visión cristiana, este acto transmutado de la cognición humana puede llegar a ser negativo, de acuerdo a la perspectiva y a la dirección en la que este conocimiento fluya. Arrupe menciona en su texto “En la medida en que nos hallamos orientados para los demás y para la justicia, la capacitación técnica y profesional y la adquisición de un nuevo sentido en el cambio, serán positivas.” La propuesta es entonces una educación que apunta a la justicia, la construcción de valores humanos y el compromiso para servir a los demás.

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