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El Conocimiento Y El Curriculum


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  1.985 Palabras (8 Páginas)  •  522 Visitas

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EL CONOCIMIENTO Y EL CURRÍCULUM

Cualquier sociedad que tenga un concepto de educación, debe considerar ciertos conocimientos y ciertas destrezas lo suficientemente valiosos como para transmitirlos a la siguiente generación. Es necesario hacer una distinción entre el curriculum y las reglas para la práctica educativa; es decir, entre lo que se enseña y la manera en que se enseña. El curriculum es un asunto de conocimientos y habilidades que habrán de transmitirse a los alumnos, en relación con una teoría general de la educación, el curriculum es uno de los medios para convertir una meta general en un logro educativo. Los hombres educados se forman en la medida en que se les introduce en las diferentes clases de conocimiento y destrezas.

¿Qué es el conocimiento?: Platón hace una clara distinción entre conocimiento, creencia y conocimiento restringido a la aprehensión de ciertos objetos intangibles que llamo “formas o ideas” estos objetos están fuera del mundo de las cosas cotidianas, fuera del tiempo y del espacio y solo se pueden conocer mediante un entendimiento intuitivo una clase de entrenamiento casi matemático. Según Platón debe conocerse sin dudas, por lo cual no podríamos tener certeza acerca del mundo cotidiano cambiante. El conocimiento está relacionado con la comprensión de verdades necesarias respecto de un mundo no fenoménico, necesarias en el sentido de que sería imposible equivocarse acerca de ellas. El razonamiento matemático es demostrativo o deductivo, tiene la característica reconfortantes si se aceptan su premisas y se siguen los procedimientos la conclusión se deduce por necesidad. Un punto de vista alternativo considera a la ciencia como paradigma, en este no es un asunto de deducción sino es resultado de la observación y la experimentación en el mundo empírico. El modelo empirista del conocimiento representado por filósofos como Hume y James Mill consideraron al conocimiento no como un cuerpo de verdades necesarias, sino como conclusiones que dependen de la forma de un mendo empírico. Siempre es posible el contrario de una verdad empírica a diferencia del contrario de una verdad matemática que es lógicamente imposible. En cuanto al conocimiento, ambas posturas, parecen ser parciales y no son totalmente adecuadas, las generalizaciones empíricas son verdades solo en la medida que haya evidencia que las apoye, siempre existe la posibilidad de una evidencia que demuestre que son falsas, las proporciones de las matemáticas o de la lógica implican una verdad, pero no dan información sustancial acerca del mundo David Hume, un empirista mencionó que aparte de las matemáticas y la lógica no habían proposiciones verdaderas, esperamos que los acontecimientos ocurran como lo han hecho, aunque no tenemos garantía para esa expectativa que no sea nuestra experiencia propia. Kant sostuvo que solo podemos tener experiencias en el mundo bajo ciertas formas y categorías de la mente que estructuran nuestra experiencia y nos proporcionan el marco de la necesidad. Las aportaciones de Hume y Kant no son más que un intento por explicar cómo tenemos la convicción de que hay una especie inevitabilidad en mucho de lo que pasa en nuestra experiencia. “Conocer “un verbo que significa ejecutar alguna acción mental “interna” conocer es una ejecución de alguna clase, es posible conocer algo sin realizar una ejecución especifica. Conocer no es el nombre de una actividad, como lo son correr, leer o escribir; es más conveniente considerarla como lo que Ryle denomina un logro, en el contexto educativo utilizamos el término “logro” como lo hacemos con “aprendizaje”, “indignación” o “estudio” si nos dedicamos a estudiar un tema conoceremos algo y ocuparemos con éxito una posición cognitiva. Estar en una posición determinada con respecto de p, es poder garantizar la certeza concerniente a la proposición. El primer requisito es que la proposición p debe ser cierta, no necesariamente en el sentido de que negarla implicaría una contradicción por su puesto, es posible hacer tal aseveración, pero esta no resistiría ningún escrutinio. Deberíamos estar preparados para aceptar que quien asevera está en la posición privilegiada de ser capaz de garantizar la certeza de la proposición al especificar cuándo y en qué grado cumple con las condiciones. Es necesario aplicar criterios de comportamiento para descubrir si alguien está en la posición especial que implica el conocimiento. Si queremos saber si un niño sabe la tabla de multiplicar del siete o loa fecha de la derrota de la armada invencible, tenemos que ponerlo a hacer algo, recitar la tabla o escribir la fecha. Su conocimiento es la capacidad de dar la respuesta correcta, el concepto de conocimiento tiene una relación muy estrecha con el concepto de verdad. Una buena evidencia de verdad del enunciado “el gato está en la alfombra” seria si realmente hubiera un animal de esa clase en ese lugar. Esto garantizaría la recomendación de que se aceptará tal aseveración. De manera similar, si pudiera demostrarse que una proposición es coherente con otras dentro de un sistema formal, como el de la aritmética o el de la geometría, también seria razón suficiente para apoyar su adopción, evaluarla positivamente y caracterizarla como “verdadera”. Las llamadas teorías clásicas de la verdad, correspondencia con los hechos, coherencia dentro de un sistema o eficiencia pragmática, pueden utilizarse como indicadores de la clase de apoyo que se requiere para justificar la valoración contenida en la aseveración de que un enunciado es verdadero.

“saber qué”, “saber cómo” y “creer en”: saber cómo hacer algo, ser apto o habilidoso en algo, es estar en una situación privilegiada, una ejecución apropiada o correcta no significa que sabe cómo hacerlo. “Saber cómo” es estar en una posición que le permita hacer lo que se le solicita. Esta posición es análoga a la posición lógica de quien puede aseverar justificadamente que sabe algo, hay una cierta reciprocidad entre “saber qué” y “saber cómo”. La distinción entre “saber qué” y “saber cómo” no tiene paralelo en el concepto asociado de “creencia” podemos creer que algo es cierto, pero nunca creemos “cómo”; hay ciertos

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