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El Metarrelato Posmoderno


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  2.158 Palabras (9 Páginas)  •  203 Visitas

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Consumo de masas:

El metarrelato Posmoderno

Teoría de las Ciencias

Balladares María Fernanda

Profesor: Poblete Rolando

Ayudante: Barrera María Fernanda

Abstract

Razonar resulta indispensable para seres pensantes a la hora de tomar decisiones. Cuando implantan en el inconsciente colectivo una forma particular de ver lavada se dificulta esta capacidad humana de reflexionar ante una situación. Los ejemplos que se analizan en este informe respectan a los gobiernos totalitarios, o en la actualidad a las grandes campañas publicitarias que incitan al consumo para parecer pertenecer a un grupo o clase que anhelamos. Era condición de convencimiento masivo en una sociedad se presenta en el ensayo presente, tal y como muchos autores lo han trabajado, como un metarrelato (o gran discurso). En la modernidad, como respuesta a injusticias y crisis en los países más desarrolladas, surgen grandes discursos con la alternativa a problemáticas sociales.

Palabras clave

Metarrelato, modernidad, posmodernidad, consumo de masas.

El Chile del siglo XXI es un país globalizado, miembro de la OCDE, APEC, OEA, entre otros; adherido al tratado internacional de los derechos humanos, acata cual sea la voluntad de la ONU y hace fila a cuánta organización exista. Un Chile democrático, la potencia latinoamericana; abierto al mercado internacional, un país lleno de oportunidades, con altas tasas de crecimiento económico y donde el promedio de felicidad es de 7,2 puntos sobre 10 (El Mercurio, 2012). ‘’Cuando Dios hizo el edén, pensó en Chile’’ ¿Cómo se explica entonces que tenga tal desigualdad en la distribución de ingresos, y que derechos como la salud, educación y justicia estén perdiendo –o hayan perdido- su valor público?

El panorama descrito explicita gráficamente la sociedad occidental, cuyo orden neoliberal -y su construcción- responde a la era de la globalización e intercambio comercial tras el fin de la segunda guerra mundial. La incesante lucha yankee por dominar la economía desencadenó su consolidación como potencia y referente latinoamericano. El capitalismo busca instalar una cultura de consumo disfrazada de ‘’derecho a la libertad’’.

En los siguientes párrafos se intentará encontrar la explicación a la sociedad de consumo occidental, sus causas y consecuencias en el comportamiento humano, cómo se relaciona con el gobierno totalitario nacional socialista alemán, y el análisis que de él hace la filósofa Hannah Arendt.

A modo de contextualización entonces, el origen nazi en Europa -y su curso durante la historia- responden a la lógica de modernidad, etapa socio-histórica de la época acreditada a través de metarrelatos ideológicos y universales, que se sustenta con perspectiva maquiavélica sobre el poder. Al fin de las guerras la condición del saber cambia. Incrédulos ante los metarrelatos, se da inicio al posmodernismo. Se darán suficientes razones para desaprobar la deslegitimación que Lyotard, máximo referente del posmodernismo, a través de inconsistencias y contradicciones en su ‘’Informe sobre el saber’’, hace a los grandes relatos.

Entrando de lleno en el tema, se presenta la hipótesis a desarrollar. El hombre posmoderno no escapa de los metarrelatos que conducen a la banalidad, entendida como la no reflexión, sino que a través de la particularización del individuo subyace un gran discurso que da unidad y proyección a la existencia. Las sociedades capitalistas necesitan de consumidores ávidos, en consecuencia, ellas buscan instalar el consumo como una necesidad interior. (Moulian, 1998)

La época moderna surge con las sociedades industrializadas; la proliferación de burgos y ciudades orientaron al Estado a incrementar su poder republicano y la racionalidad administrativa, es decir, donde el ser humano busca una organización social distinta. El pensamiento moderno se consolida con la racionalidad que desplaza la subordinación del hombre y la mujer a lo divino. Consecuente a ello, se enfoca en la ciencia y la tecnología como medios de acceso al conocimiento verdadero.

‘’En las raíces del modernismo hay un profundo desacuerdo con la civilización burguesa’’ (Navarro, 2010) lo que se logra explicar por el creciente desarrollo maquinario que le resta valor a la mercancía de trabajo proletario, desencadenando así el gran relato emancipador de la lucha de clases, en el que Marx busca la transformación del capital a una propiedad colectiva en la que se pierda su carácter de clase. En su Manifiesto Comunista, de la misma forma define a la burguesía como:

‘’la clase de los grandes capitalistas, que son ya en todos los países civilizados casi los únicos poseedores de todos los medios de existencia, como igualmente de las materias primas y de los instrumentos (máquinas, fábricas, etc.) necesarios para la producción de los medios de existencia’’ (Marx, 1848, pág. 83)

Desde la vereda del Nacional Socialismo alemán, se construyó un metarrelato bajo la custodia de una fuerte crisis económica, cuyo discurso terminó por convencer a casi la totalidad de la clase burguesa de la época, que si no adherían se pondría en riesgo su bien más preciado: su familia. Porque ese era el perfil de quienes había que convencer, un jefe de hogar corriente, trabajador y esforzado por mantener a su mujer e hijos. La idea de exponer su estabilidad futura, automáticamente lo ligaba al sermón emancipador que prometía prosperidad.

La crítica a la modernidad radica entonces en la construcción de un discurso alentador que termina por provocar el mayor exterminio habido en la historia universal. Arendt realiza un exhaustivo trabajo por intentar comprender cómo la naturaleza humana condujo a tal masacre. Una de sus conclusiones fue precisamente que lo más grave estuvo en que hubo muchos hombres que fueron y siguen siendo terroríficamente normales; ni pervertidos, ni sádicos.

La realización de un totalitarismo nazi, siguiendo con lo anterior, resultaba imposible únicamente con pervertidos y sádicos. Resultó primordial la participación de hombres normales, despolitizados, cuya motivación nunca fue maligna y resguardaron su conciencia de la responsabilidad de los crímenes cometidos. El análisis que se desprende del pensamiento moderno se relaciona con la principal causa del exterminio semita, es decir, la construcción del metarrelato de Hitler logró socavar con la raza judía gracias la consolidación de la banalidad del mal capaz de erigir a un hombre-masa desvinculado de toda reflexión consciente sobre lo público, más aun viendo amenazada su seguridad de dominio privado. (Arendt, 1963)

Respecto a la emancipación que proponen los grandes discursos, el balance moderno que realiza Lyotard tampoco es alentador, pues plantea que se reduce a una mera utopía incapaz de cohesionar las relaciones sociales. Declara al pensamiento moderno como incompetente para el desarrollo socio-económico y que el Estado obstaculiza este propósito. Sugiere como respuesta, por lo tanto, que la naturaleza del lazo social se vincula a los juegos del lenguaje, entendidos como los códigos que comparten ‘’destinador, referente y destinatario’’ (Lyotard, 1987)

En otros términos, el poder reside en la informatización de las sociedades más desarrolladas, lo que permite sacar a plena luz ciertos aspectos de la transformación del saber y sus efectos sobre los poderes públicos, concediéndole a esto un valor estratégico que dirige ya ciertas decisiones de la administración pública y de empresas implicadas de forma directa. O sea, quien maneja la información, posee el poder. Conforme a esto, el hombre posmoderno, ávido de poder, está lejos de ser un ente aislado y forma parte de relaciones complejas y móviles. El sistema ‘’estimula la comunicación’’ mercantilizando la información bajo las lógicas del capitalismo contemporáneo. El hombre posmoderno puede imaginarse que la difusión de los conocimientos esté reservada a quienes deciden, mientras otros a quienes lo adquieren, lo que sustenta de sobremanera el gran discurso marxista que afirma que toda la historia hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases

‘’Se sabe que el saber se ha convertido en los últimos decenios en la principal fuerza de producción, lo que ya ha modificado notablemente la composición de las poblaciones activas de los países más desarrollados, y que es lo que constituye el principal embudo para los países en vías de desarrollo’’ (Lyotard, 1987, pág. 7)

¿No es acaso esta aserción un gran relato dotado de valor de verdad? Tras analizarlo se confirma que la incredulidad hacia los metarrelatos declarada por Lyotard se torna un tanto inconsistente, pues al describir al saber cómo la principal fuerza de producción apunta no solo a una generalización, si no que provoca el convencimiento de los ciudadanos los países a los que hace alusión implantando en el inconsciente de que es la producción mercantilizada la principal vía hacia el desarrollo. En el mismo sentido se reafirma la sociedad de consumo como un metarrelato en la sociedad occidental que tras el advenimiento posmoderno se consolida como aquél que banaliza el consumo y despilfarro para la realización de un bien particular, lo que concuerda con la individualización que entiende a la sociedad como una masa de átomos individuales.

Habiendo ya consensuado entonces que el consumo es en definitiva el gran relato posmoderno, se explica que para que se sitúe masivamente de esta forma se hace necesaria la muerte de las motivaciones trascendentales, sean ellas la revolución o la emancipación humana, o la fe religiosa que dicta códigos de vida. Esto se relaciona directamente con el cambio de matriz cultural ocasionado por la instalación de un neoliberalismo individualista-hedonista desplazando la importancia en la comunidad tras la herencia de dictaduras militares u otros procesos. (Moulian, 1998)

Desarrollando más sobre la economía capitalista, se afirma que esta se enfoca en obtener mayor ganancia, convenciendo a la sociedad a través de recursos propagandísticos que deben adquirir ciertos bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades y generalizan conductas anémicas para desprender la reflexión consiente del ser humano.

El ser hedonista es el arquetipo socio cultural que responde a la sociedad de consumo. Solo se contenta con la satisfacción otorgada por la consumación del deseo, donde el control le parece una represión (Moulian, 1998). He aquí la masificación del discurso donde (nos) han convencido de que el sistema capitalista es aquel que nos garantiza libertad. Resulta obvio si se considera que de existir control sobre el consumo, se apaga el motor neoliberal.

Por otra parte, el español Ortega y Gasset en ‘’La rebelión de las masas’’ define al hombre-masa contemporáneo como un ser mimado que confunde la civilización con un estado de naturaleza que le debe ser garantizado (Gasset, 1926). Este se desprende de su facultad racional para dar paso a la inercia de vivir sin más ambición que esa. En consecuencia, Gasset denunció la homogenización de la sociedad como un sustento de los gobiernos totalitarios del siglo XX. Si se extrapola esa conclusión a la sociedad de consumo actual, se determina de la misma forma de que la inercia racional funciona como sustento de las sociedades de consumo neoliberales.

Tras los diferentes análisis realizados, se propone finalmente una concepción de la sociedad que concede la unidad como arma de lucha, pero no mediante la imposición de un metarrelato colectivo, sino que considerando los pensamientos y acciones unipersonales, orientados al bien común uniformemente compartido. Conforme a eso, el pensador José Ortega y Gasset declaró al particularismo impulsado por la avaricia del ser humano, como la enfermedad de la política. Lo anterior sin perjuicio de la discrepancia con la pacificación de la sociedad contemporánea y su antipatía hacia la fuerza. Para lograr objetivos se requiere de una mixtura entre mandar y convencer. Aunque también es cierto que solo con fuerza no se ha hecho nunca algo que valga la pena. (Gasset, 1921)

Como conclusión se obtiene que el pensamiento moderno consolidado tras la industrialización de la sociedad occidental supone por un lado la emancipación de oprimidos mediante el levantamiento de grandes discursos cuyo valor de verdad era legitimado tras el advenimiento de justicia. Complementados con sociedades despolitizadas carentes de escrutinio personal, los el metarrelato moderno nacionalsocialista alemán desencadenó una barbarie genocida.

La principal respuesta al pensamiento moderno fue dictada por el principal exponente posmoderno Jean-Francois Lyotard, quien tras minarlo incesantemente declara al posmodernismo como la alternativa al lazo social. Sin embargo, su análisis se reflejó carente de sustento convincente que renegara la inevitabilidad de la existencia de un metarrelato que domine la sociedad. Pues la mercantilización de la información, supone de todas formas la existencia de una premisa global: la sociedad de consumo. De acuerdo a la cual los individuos se someten a un sistema dominado por el capitalismo que vela por el descontrol individual ante las ofertas del mercado.

Por último, y sin desmedro de los metarrelatos, se propone una salida a ellos en base a los escritos de Ortega y Gasset: Gobiernos con uso legítimo de la fuerza, esencial para abolir intereses particulares y propiciar el proyecto de organización universal. No temerle al conflicto es la clave para conseguir aquellos propósitos que conducen al bienestar común y lograr recuperar de esta forma el valor público.

Bibliografía

Arendt, H. (1963). Eichman en Jerusalén. Lumen.

El Mercurio. (29 de Julio de 2012). Promedio de felicidad" en Chile es de 7,2 puntos sobre 10, según encuesta Casen.

Gasset, J. O. (1921). España invertebrada. Madrid: Espasa.

Gasset, J. O. (1926). La rebelión de las masas. Tecnos.

Lyotard, J.-F. (1987). La condición postmoderna: Informe sobre el saber. Madrid: Teorema.

Marx, K. (1848). Manifiesto del Partido Comunista. Olimpo ediciones.

Moulian, T. (1998). El consumo me consume. Santiago: Libros del ciudadano.

Navarro, R. (septiembre de 2010). http://www.postgrado.unesr.edu.ve. Obtenido de http://www.postgrado.unesr.edu.ve/acontece/es/todosnumeros/num14/01_06/Sobre_paradigmas_y_modernidad_Reng.pdf

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