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Ensayo Didactica Magna


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  5.897 Palabras (24 Páginas)  •  246 Visitas

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Universidad Nacional de Tucumán

Facultad de Filosofía y Letras

Departamento de Formación Docente

Carrera de Especialización de Postgrado en Didáctica y Curriculum

Selección de Textos sobre el Libro

La Didáctica Magna

de Jan Amós Comenio

Selección de Textos elaborada por

Daniel Enrique Yépez

Licenciado en Ciencias de la Educación

Magíster en Ciencias Sociales

Docente-Investigador de las UNT y UNJu

Docente a Cargo del Módulo 1

1. Sobre su Concepción de Hombre

Capítulo IV: Conocerse, regirse y encaminarse hacia Dios, tanto a sí propio como las demás cosas con uno mismo, son los tres grados de la preparación para la eternidad

“6. De todo lo cual se saca la conclusión de que los requisitos genuinos del hombre son los que siguen: I. Que sea conocedor de todas las cosas. II. Dueño de ellas y de sí mismo. III. Encaminarse él y todas las cosas hacia Dios, origen de todo. Lo que puede expresarse en estas solas tres palabras de todos conocidas:

I. ERUDICIÓN.

II. VIRTUD O COSTUMERES HONESTAS.

III. RELIGIÓN O PIEDAD.

El nombre de Erudición comprende el conocimiento de todas las cosas, artes y lenguas; el de buenas costumbres, no sólo la externa urbanidad, sino la ordenada disposición interna y externa de nuestras pasiones; y con el de Religión se entiende aquella interna veneración por la cual el alma del hombre se enlaza y une al Ser Supremo.

ESTOS TRES ELEMENTOS FORMAN EL TODO DEL HOMBRE EN ESTA VIDA; LO DEMÁS SON ADITAMENTOS.

7. En estos tres enunciados se halla encerrada toda la excelencia del hombre, porque estos son los únicos fundamentos de esta vida presente y de la futura; todo lo demás (Salud, vigor, figura, riquezas, dignidades, amistades, éxitos y larga vida) nada representan sino añadiduras y adornos de la vida extrínseca, si Dios las da con lo primero; o superfluas vanidades, inútil carga, impedimentos molestos para quien, sintiendo excesivo apego a ellas, las desea y se deja dominar por ellas olvidando y dejando a un lado lo más principal”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp.,

Capítulo V: La naturaleza ha puesto en nosotros la semilla de los elementos antedichos (erudición, virtud y religión)

“4. Es un principio admitido por todos que el hombre nace con aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, en primer lugar porque es imagen de Dios. La imagen, sí es fiel, debe representar y reproducir todos los rasgos de su modelo, de otro modo no sería verdadera imagen. Entre todas las demás cualidades de Dios, ocupa un lugar preeminente la Omnisciencia; luego necesariamente debe aparecer en el hombre alguna señal de dicha cualidad. ¿Y cómo? El hombre está realmente colocado en medio de las obras de Dios, teniendo su luminoso entendimiento a la manera de un espejo esférico suspendido en lo alto que reproduce las imágenes de todas las cosas. Es decir, de todo lo que le rodea. Pero además, nuestro entendimiento no solamente es ocupado por las cosas próximas, sino también se deja impresionar por las remotas (ya en el tiempo, ya en el espacio), acomete las difíciles, indaga las ocultas, revela las desconocidas e intenta investigar las inescrutables; por lo tanto, es en cierto modo infinito e ilimitado. Si se concediera al hombre una existencia de mil años, durante los cuales; aprendiendo sin cesar, siguiera deduciendo una cosa de otra, jamás carecería de objeto a que dirigirse; tan inmensa es la capacidad de la mente humana que puede compararse a un insondable abismo. Nuestro débil cuerpo ocupa un reducido espacio; la voz se extiende poco más allá; la altura del firmamento limita nuestra vista; pero al entendimiento no se le pueden fijar límites ni en el cielo ni más allá del cielo; lo mismo asciende hasta los cielos de los cielos que desciende al abismo de los abismos; y aunque estos espacios sean millares de veces más extensos los recorre con increíble rapidez. ¿Negaremos que todo le es fácil? ¿Habremos de negar que tiene capacidad para todo?”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 42 y 43.

2. Sobre la formación del Hombre y la Mujer

Capítulo VI: Conviene formar al hombre si debe ser tal

“3. Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir, que esté apto para todas aquellas cosas que hace el hombre. Esto se demuestra con el ejemplo de todas las criaturas que, aunque destinadas a usos humanos, no sirven para ello a no ser que nuestras manos las adapten. Por ejemplo: Las piedras, que nos son dadas para construir nuestras casas, torres, muros, columnas, etc.; pero que no sirven para ello a no ser que nuestras manos las corten, las tracen, las labren. De igual modo, las perlas y piedras preciosas destinadas a ornamentos humanos deben ser cortadas, talladas y pulimentadas por la mano del hombre; los Metales empleados para notables usos de nuestra vida, han de ser necesariamente rebuscados, licuados, purificados y de vario modo fundidos y batidos, y sin esto, tienen para nosotros menos aplicación que el mismo barro de la tierra. De las Plantas tenemos alimento, bebida, medicina; pero de manera que las hierbas han de sembrarse, cultivarse, recogerse, triturarse, etc., y los Árboles deben ser plantados, regados, estercolados y sus frutos recogidos, secos, etc., y mucho más, si hay que obtener algo para la medicina o la construcción, porque en tal caso deben ser preparados de muchos y diversos modos. Y aunque parece que los Animales, por estar dotados de vida y movimiento, habían de sernos suficientes con esto; sin embargo, si queremos utilizar su trabajo, por el que nos son concedidos, hemos de procurar antes su aprendizaje. Si no, veamos: el caballo nació apto para la guerra, el buey para el tiro, el asno para la carga; para la guarda y caza el perro; para la cetrería el halcón y el milano, etc., y de muy poco nos valdrán si no amaestramos a cada uno de ellos para su oficio.”

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 55 y 56.

ES NECESARIA LA DISCIPLINA: A LOS NECIOS Y A LOS PRUDENTES

“7. En general a todos es necesaria la cultura. Pues si consideramos los diversos estados del hombre hallaremos esto mismo. ¿Quién dudará que es necesaria la disciplina a los estúpidos para corregir su natural estupidez? Pero también los inteligentes necesitan mucho más esta disciplina porque su entendimiento despierto, si no se ocupa en cosas útiles, buscará las inútiles, curiosas o perniciosas. Así como el campo cuanto más fértil es tanto mayor abundancia de cardos y espinas introduce, de igual modo el ingenio avisado está repleto de conocimientos curiosos si no se cultivan las semillas de la ciencia y la virtud. Y lo mismo que si no echamos grano en un molino rotatorio para hacer harina se muele él mismo e inútilmente se pulveriza con

estrépito y chirrido, y también con ruptura y división en partes, así el espíritu ágil desprovisto de cosas serias se enreda completamente en cosas vanas, curiosas y nocivas y será causa de su muerte”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, p., 59.

Capítulo VII: La formación del hombre se hace muy fácilmente en la primera edad

TODAS LAS COSAS MÁS FACILMENTE SE FORMAN MIENTRAS SON TIERNAS

“4. La condición de todo lo nacido es que mientras está tierno fácilmente se dobla y conforma; si se endurece resiste el intento. La cera blanda consiente ser formada y modelada; endurecida la quebrarás fácilmente. Los arbolitos permiten plantarlos, transplantarlos, podarlos, doblarlos a uno y otro lado; el árbol ya hecho lo resiste en extremo. Así, si queremos retorcer un nervio vegetal conviene escogerle nuevo y verde; el reseco, árido o nudoso de ningún modo puede torcerse. Los huevos recién puestos rápidamente se incuban y sacan pollos; en balde esperarás esto de los atrasados. El jinete, el labrador, el cazador, escogen muy jóvenes y nuevos para su trabajo al caballo, los bueyes, los perros y los halcones (como el vagabundo el oso para el baile y la solterona a la urraca, el cuervo y el loro para imitar la voz humana); si fueran viejos trabajo

habría de costarles”.

EL HOMBRE MISMO

“5. Evidentemente se obtienen todas estas cosas de igual modo en el hombre mismo, cuyo cerebro (que antes dijimos que se asemejaba a la cera en recibir las imágenes de las cosas por medio de los sentidos) está húmedo y blando en la edad pueril, dispuesto a recoger todas las impresiones; y poco a poco se reseca y endurece hasta el punto de que la experiencia testifica que de un modo más difícil se impriman o esculpan en él las cosas. De aquí aquel dicho de Cicerón: Los niños recogen rápidamente innumerables cosas. Así, lo mismo las manos que los demás miembros solamente pueden ejercitarse y educarse para las artes y los trabajos durante los años de la infancia, en que los nervios están más dúctiles. El que pretenda ser buen escribiente, pintor, sastre, artesano, músico, etc., debe dedicarse al arte en la primera edad, durante la cual la imaginación es ágil y los dedos flexibles; de otra manera jamás llegará a serlo. De igual modo hay que imbuir la piedad, durante los primeros años, en aquel corazón en que haya de arraigar; el que deseamos que resalte por la elegancia de las costumbres ha de ser educado en tierna edad; el que ha de hacer grandes adelantos en el estudio de la sabiduría debe dedicar a ello sus sentidos en la niñez, durante la cual hay mayor ardor, ingenio rápido, memoria tenaz. Torpe y ridículo es un viejo que empieza; ha de preparar el joven; ha de utilizar el viejo -dice Séneca en la Epístola 36.”

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 62 y 63.

Capítulo VIII: Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo

PORQUE TODOS DEBEN SER EDUCADOS A LA IMAGEN DE DIOS

“2. En primer lugar, porque todos los que han nacido hombres lo fueron con el mismo fin principal, a saber para la que sean hombres; esto es, criaturas racionales, señores de las demás criaturas, imagen expresa de su Creador. Todos, por lo tanto, han de ser preparados de tal modo que, instruidos sabiamente en las letras, la. virtud y la religión, puedan atravesar útilmente esta vida presente y estar dignamente dispuestos para la futura. El mismo Dios nos asegura siempre que ante El no hay acepción de personas. Por lo cual, si nosotros admitimos a algunos pocos, excluyendo a otros, al cultivo del ingenio, cometemos injuria, no sólo contra nosotros mismos, consortes de ellos en su naturaleza, sino contra Dios, que quiere ser conocido, amado y alabado por todos aquellos en quienes se imprimió su imagen. Porque, ciertamente, con tanto mayor fervor se hará cuanto más viva estuviere la luz del conocimiento. Es decir, tanto amamos cuanto conocemos”.

¿HA DE ADMITIRSE AL OTRO SEXO EN LA ESCUELA? AFIRMATIVAMENTE

“5. No existe ninguna razón por la que el sexo femenino (y de esto diré algo en especial) deba ser excluido en absoluto de los estudios científicos (ya se den en lengua latina, ya en idioma patrio). Es también imagen de Dios, partícipe de su gracia y heredero de su gloria; está igualmente dotado de entendimiento ágil y capaz de la ciencia (a veces superiores a nuestro sexo) y lo mismo destinado a elevadas misiones, puesto que muchas veces han sido las mujeres elegidas por Dios para el gobierno de los pueblos, para dar saludables consejos a los Reyes y los Príncipes, para la ciencia de la Medicina y otras cosas saludables para el humano linaje, le encomendó la profecía y se sirvió de ellas para increpar a los Sacerdotes y Obispos. ¿Por qué hemos de admitirías a las primeras letras y hemos de alejarlas después de los libros? ¿Tenemos miedo a su ligereza? Cuanto más las llenemos de ocupaciones tanto más las apartaremos de la ligereza que suele tener por origen el vacío del entendimiento”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 71 y 73.

3. Acerca de su Ideal Pansófico y las Escuelas

Capítulo X: La enseñanza en las escuelas debe ser universal

QUE HAY QUE ENTENDER POR TODO PARA ENSEÑARLO Y APRENDERLO EN LA ESCUELA

“1. Ahora tócanos demostrar que: En las escuelas hay que enseñar todo a todos. No ha de entenderse con esto que juzguemos necesario que todos tengan conocimientos (especialmente acabados y laboriosos) de todas las ciencias y artes. Esto ni es útil por su misma naturaleza ni posible dada la brevedad de la humana existencia. Ya sabemos que si se pretende conocer tan extensa como minuciosamente cualquier arte (como la Física, Aritmética, Geometría, Astronomía, etc., o la Agricultura o Arboricultura, etc.), aun a los ingenios más despiertos puede ocuparles toda la vida si han de entregarse a especulaciones y experimentos; como acaeció a Pitágoras con la Aritmética; a Arquímedes, en la Mecánica; a Agrícola, en los Metales, y a Longolo, en la Retórica, mientras se dedicó a esto solo para hacerse un ciceroniano perfecto. Por tanto, todos los que hemos venido a este mundo, no sólo como espectadores, sino también como actores, debemos ser enseñados e instruidos acerca de los fundamentos, razones y fines de las más principales cosas que existen y se crean. Y hay que atender a esto, y especialmente atenderlo para que no ocurra nada, durante nuestro paso por este mundo, que nos sea tan desconocido que no lo podamos juzgar modestamente y aplicarlo con prudencia a su uso cierto sin dañoso error”.

CUALES SON LAS COSAS QUE COMPRENDE LA CULTURA DE TODO EL HOMBRE

“2. Desde luego, y sin excepción, hay que tender a que en las escuelas, y después toda la vida gracias a ellas: I. Se instruyan los entendimientos en las artes y las ciencias. II. Se cultiven los idiomas. III. Se formen las costumbres con suma honestidad. IV. Se adore sinceramente a DIOS”.

SABIDURIA, PRUDENCIA, PIEDAD

“3. Sabiamente habló el que dijo que las escuelas eran TALLERES DE LA HUMANIDAD, laborando para que los hombres se hagan verdaderamente HOMBRES; esto es ( y recordemos las premisas antes establecidas): I. Criaturas racionales. II. Criatura señora de las demás criaturas ( y aun de sí misma). III. Criatura delicia de su Criador. Y esto se logrará si las escuelas procuran formar hombres sabios de entendimiento, prudentes en sus acciones, piadosos de corazón”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 75 y 76.

Capítulo XI: Hasta ahora hemos carecido de escuelas que respondan a su fin

CUAL ES LA ESCUELA QUE RESPONDE EXACTAMENTE A SU FIN

“1. En extremo presuntuoso parecerá seguramente el hacer esta afirmación. Pero invito a considerar el caso y te hago, lector, juez de él, quedándome con el papel de actor. Llamo escuela, que perfectamente responde a su fin, a la que es un verdadero taller de hombres; es decir, aquella en la que se bañan las inteligencias de los discípulos con los resplandores de la Sabiduría para poder discurrir prontamente por todo lo manifiesto y oculto (como dice el libro de la Sabiduría, 7.17); en la que se dirijan las almas y sus afectos hacia la universal armonía de las virtudes y se saturen y embriaguen los corazones con los amores divinos de tal modo que todos los que hayan recibido la verdadera sabiduría en escuelas cristianas vivan sobre la tierra una vida celestial. En una palabra; escuelas en las que se enseñe todo a todos y totalmente”.

SE PRUEBA QUE LAS ESCUELAS DEBÍAN SER ASI, PERO SIN EMBARGO, NO LO SON

“2. Pero ¿hay alguna escuela que se haya propuesto llegar a este grado de perfección, cuanto menos que lo haya conseguido? Para que no se nos diga que perseguimos ideas platónicas o que soñamos una perfección que no existe y que tal vez no podamos esperar en esta vida, vamos a demostrar con otros argumentos que las escuelas deberían ser como dejamos dicho y no como son hasta ahora”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, p., 82.

Capítulo XII: Las escuelas pueden reformarse para mejorarlas

SI TIENEN REMEDIO LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS

“1. Es penoso y difícil, y casi tenido por imposible, curar las enfermedades crónicas. Si alguien descubriese un remedio que hiciese esperar tal cosa, ¿habría enfermo que lo rechazara? ¿No desearía tenerle a mano cuanto antes? Sobre todo si ve que su médico no procede con temeridad, sino con fundada razón. Así también nosotros vamos a proceder en nuestro petulante propósito manifestando: primero, Qué prometemos, y después, Con qué razones”.

QUE ES LO QUE EL AUTOR PROPONE Y OFRECE

“2. Prometemos una organización de las escuelas con la que: I. Pueda instruirse toda la juventud (a no ser aquella a quien Dios negó el entendimiento). II. Y se instruya en todo aquello que puede hacer al hombre sabio, probo y santo. III. Se ha de realizar esta preparación de la vida de modo que termine antes de la edad adulta. IV. Con tal procedimiento, que se verifique sin castigos ni rigor, leve y suavemente, sin coacción alguna y como de un modo natural. (Así como el cuerpo vivo efectúa el aumento de su estatura sin disgregación ni distensión de los miembros, puesto que si con prudencia se aplican, los alimentos, remedios y ejercicio, el cuerpo obtiene su estatura y vigor poco a poco, sin sentir, de igual modo si al espíritu se le aplican sus alimentos, remedios y ejercicios, espontáneamente se transforman en Sabiduría, Virtud y Piedad.) V. Que se le prepare para adquirir un conocimiento verdadero y sólido, no falso y superficial; es decir, que el animal racional, el hombre, se guíe por su propia razón, no por la ajena; no se limite únicamente a leer y aprender en los libros pareceres y consideraciones ajenos de las cosas, o a retenerlas en la memoria y recitarlas, sino que sea capaz de penetrar hasta la médula de las cosas y conocer de ellas su verdadera significación y empleo. En igual medida hay que atender a la solidez de costumbres y piedad. VI. Que esta enseñanza sea fácil en extremo y nada fatigosa; bastando cuatro horas diarias de ejercicios públicos y de suerte que un solo Preceptor sea bastante para instruir a cien alumnos con diez veces menos trabajo que el que actualmente emplean con un solo”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, Pp., 88 y 89.

4. Acerca del Modo de Enseñar

Capítulo XVII: Las Fundamentos de la FACILIDAD para enseñar y aprender

NO BASTA QUE PUEDA EFECTUARSE ALGO CON SEGURIDAD. HAY QUE PROCURAR TAMBIÉN LA FACILIDAD

“1. Hasta aquí hemos procurado investigar los medios de que ha de valerse el formador de la juventud para llegar de un modo cierto a la consecución de su propósito; veamos ahora cómo han de atemperarse dichos medios a las diversas inteligencias para que puedan recibirlos con facilidad y agrado.”

DIEZ FUNDAMENTOS DE ELLO

“2. Siguiendo las huellas de la Naturaleza hallaremos que fácilmente puede instruirse a la juventud si I. Se comienza temprano antes de la corrupción de la inteligencia. II. Se actúa con la debida preparación de los espíritus. III. Se procede de lo general a lo particular. IV. Y de lo más fácil a lo más difícil. V. Si no se carga con exceso a ninguno de los que han de aprender. VI. Y se procede despacio en todo. VII. Y no se obliga al entendimiento a nada que no le convenga por su edad o por razón del método. VIII. Y se enseña todo por los sentidos actuales. IX. Y para el uso presente. X. Y siempre por un solo y mismo método. De esta manera todo se irá consiguiendo suave y gratamente. Pero estudiemos ahora las huellas de la Naturaleza”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 138 y 139.

Capítulo XVII: Los Fundamentos de la SOLIDEZ para aprender y enseñar

LA ERUDICIÓN VULGAR ES SUPERFICIAL. DOBLE CAUSA

1. Lamenta mucha gente, y los mismos asuntos lo confirman, que sea tan reducido el número de los que sacan de las escuelas una erudición sólida y en cambio la mayor parte apenas pasan de la superficie y la apariencia.

2. Si investigas la causa, hallarás que es doble. O porque las escuelas 1. se dedican a lo endeble y frívolo, dejando lo fundamental, o porque 2. los escolares dejan olvidar lo que aprendieron, haciendo pasar su entendimiento por muchos estudios sin provecho. Y este último defecto es tan vulgar, que serán pocos los que no le hayan lamentado. Pues si la memoria retuviese todo lo que en alguna ocasión hemos leído, oído o aprendido, ¡qué eruditos seríamos! Ocasiones no nos han faltado de experimentarlo. Pero como sucede todo lo contrario, es evidente que hemos echado el agua en una criba.

DEBEMOS PEDIR AL MÉTODO NATURAL EL REMEDIO DE AMBAS

3. ¿Habrá remedio para este mal? Ciertamente; si entrando de nuevo en la escuela de la Naturaleza investigamos su procedimiento en cuanto a la producción de las criaturas duraderas. Se podrá encontrar el modo de que cada uno pueda saber, no solamente lo que aprenda, sino más de lo que aprenda; esto es, no sólo reproduciendo íntegramente lo que los Preceptores y autores le enseñan, sino juzgando él mismo de las cosas por sus principios.

4. Esto se obtendrá si: I. No se tratan más que las cosas sólidamente provechosas. II. Pero todas sin separación. III. Todas se asientan en fundamentos sólidos. IV. Los fundamentos se colocan profundos. V. Todas se apoyan tan sólo en los fundamentos dichos. VI. Se distingue por artículos o capítulos lo que deba distinguirse. VII. Todo lo posterior se funda en lo anterior. VIII. Todo lo coherente se enlaza siempre. IX. Todo se dispone en relación con el entendimiento, la memoria y el idioma. X. Todo se corrobora con ejercicios constantes”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 154 y 155.

Capítulo XIX: Fundamentos de la ABREVIADA rapidez en la enseñanza

RESPUESTAS A LAS OBJECIONES SOBRELA DIFICULTAD. HAY QUE PROCURAR LA BREVEDAD

“1. Alguno dirá que todo esto es sumamente laborioso y prolijo en extremo. ¿Cuántos Preceptores, cuántas bibliotecas, cuántos trabajos serán necesarios para esta enseñanza universal? Respondo. En efecto; si no hallamos el modo de abreviarlo es asunto de gran magnitud y de no escaso trabajo. El arte es tan vasto, extenso y profundo como el mismo mundo que sometemos a nuestro ingenio. ¿Pero quién es el que desconoce que lo extenso puede contraerse y lo laborioso convertirse en sencillo?¿Quién ignora que los tejedores tejen rapidísimamente miles de millares de hilos y con maravillosa variedad reproducen imágenes distintas? ¿Quién no sabe que los molineros trituran fácilmente miles de millares de granos y separan sin trabajo alguno y con toda precisión la harina del salvado? ¿Quién ignora que los mecánicos con máquinas no muy grandes y casi sin esfuerzo mueven y transportan moles ingentes? ¿Y los estáticos con una onza tan solo, separada convenientemente del centro de la romana, equilibran muchas libras? No siempre es propio de la fuerza efectuar algo grande, sino del arte. ¿Ha de faltar a los Letrados solamente el arte de ejecutar con ingenio sus cosas? La misma vergüenza debe impulsarnos a imitar la habilidad de los demás y a buscar remedio para las dificultades con que tropezó la labor escolar hasta ahora”.

HAY QUE CONOCER LA ENFERMEDAD ANTES QUE LOS REMEDIOS

“2. No debemos buscar los remedios hasta no conocer la enfermedad y sus causas. ¿En qué consistía que las labores escolares y su aprovechamiento se retardasen de tal modo que la mayor parte, después de gastar toda su juventud en las escuelas, apenas llegaba a conocer todas las ciencias y artes y en algunas ni siquiera pasaba de los umbrales?”.

OCHO CAUSAS DE LA RÉMORA ENLAS ESCUELAS

“3. He aquí las verdaderas causas de ello: Primera, que no había objetivos determinados ni metas fijas a las que hubiesen de llegar los discípulos en cada año, mes o día y todo era indeciso.

4. Segunda, que no se determinaban los caminos que infaliblemente habían de conducir a la meta.

5. Tercera, que lo que naturalmente está unido no se consideraba conjuntamente, sino por separado. Por ejemplo: enseñaban a leer solamente a los primeros alumnos de letras y diferían la enseñanza de la escritura para unos meses después. En la escuela de latín tenían a los jóvenes algunos años en la lucha con palabras sin cosas, para que los años de la adolescencia transcurriesen en los estudios gramaticales, reservando los estudios de Filosofía para años sucesivos. Solamente les estaba preceptuado aprender jamás

enseñar. Siendo así que todo lo dicho (leer y escribir palabras y cosas, aprender y enseñar) debe estar tan íntima mente enlazado, como levantar y apoyar los pies en la carrera; preguntar y responder en la conversación, y lanzarla y recogerla en el juego de la pelota, conforme vimos en si lugar correspondiente.

6. Cuarta, que casi nunca han sido enseñadas las artes y las ciencias de un modo enciclopédico, sino fragmentaria mente. Con lo cual resultaba que ante los ojos de los discípulos aparecían estas enseñanzas como montones de madero o de sarmientos, en los que nadie advierte la razón en virtud de la cual están unidos. Por esta causa uno tomaba una cosa y otro otra, y nadie llegaba a tener erudición general y, Por lo tanto, fundamental.

7. Quinta, que se empleaban múltiples y variados métodos, diferentes en cada escuela; y cada Preceptor el suyo y aun un mismo Profesor practicaba un método distinto en una ciencia o arte que en otra; y lo que es peor, a veces no le tenía determinado en la misma ciencia, por lo cual apenas se daban cuenta los discípulos de lo que tenían que hacer. De todo lo cual nacían dudas, dificultades y asco y fastidio a la demás enseñanzas antes de llegar a ellas, de manera que muchos no querían probar siquiera muchas de ellas.

8. Sexta, faltaba el modo de instruir simultáneamente a todos los discípulos de la misma clase y se empleaba el trabajo separadamente con cada uno de ellos; por lo cual, si llegaban a reunirse varios discípulos, se ocasionaba a los Preceptores un trabajo abrumador y los discípulos sufrían inútiles, períodos de holganza, sometiéndolos a un fastidioso machaqueo si se les encomendaba entretanto algo que hacer.

9. Séptima, si los Maestros eran muchos se ocasionaba una mayor confusión al enseñar y practicar cosas diversas en cada hora. Lo mismo la abundancia de libros que de Preceptores sólo consiguen distraer los espíritus.

10. Por último, podían los discípulos, con anuencia de lo Preceptores, manejar y estudiar otros libros en la escuela o fuera de ella, y se pensaba que cuantos más fuesen los auto res consultados más numerosas serían las ocasiones de aprovechamiento, siendo así que solamente eran motivos de distracción. Por lo cual no hay que maravillarse de que fueran tan pocos los que llegasen a dominar todas las enseñanzas sino que lo verdaderamente digno de admiración es que hubiera alguno que lograra salir de semejantes laberintos, lo que sólo acontecía a los más excelsos ingenios”.

PORQUE DEBE EMPLEARSE LA FORMA DE DIÁLOGO

“35. A qué fin deseo que los libros estén dispuestos en forma de diálogo. Por estas razones: (1) Por la facilidad en adaptar las materias y el estilo a los entendimientos infantiles, y así nada les parecerá imposible, arduo o difícil en extremo, puesto que nada hay más familiar y natural que la conversación mediante la cual puede el hombre ser llevado poco a poco, y sin apenas darse cuenta, al punto que se quiera. Este procedimiento, a fin de ponerse al alcance de todos, es el que emplean los cómicos para recordar al pueblo los hechos pasados; también lo siguió Platón en toda su filosofía, Cicerón en muchas de sus obras y Agustín en toda su teología. (2) Los diálogos excitan, animan y mantienen la atención, tanto por la variedad de las preguntas y respuestas, mezcladas con sus razones y formas, como por la diversidad y mutación de las personas que intervienen en ellos, con lo cual se mantiene el espíritu sin cansancio, despertándose, en cambio, mayor deseo de escuchar. (3) Hace la instrucción más sólida. Pues de igual modo que tenemos más vivo recuerdo de aquellas cosas que hemos visto que de aquellas otras que solamente hemos oído, así se adhiere con mayor tenacidad a nuestro entendimiento cuanto aprendemos o conocemos mediante una comedia o conversación (porque además de oírlo nos parece que lo vemos) que todo lo que escuchamos en la escueta recitación del Preceptor, según la diaria experiencia nos confirma. (4) Como gran parte de nuestra vida transcurre en la conversación, será el camino más breve en la educación de la juventud acostumbrarla, no sólo a comprender cuanto le es útil, sino a hablar acerca de ello con soltura, circunspección y facilidad. (5) Por último, los diálogos son en extremo útiles para hacer los repasos con facilidad, aun los mismos discípulos entre sí”.

DE UNA MISMA EDICIÓN

“36. Sumamente provechoso será que los libros sean de una misma edición, coincidiendo en sus páginas, líneas y en todo, para ayudarse en las citas y en la memoria local y no ofrecer motivo a dificultad de ninguna especie”.

DEBE DIBUJARSE EN LAS PAREDES EL CONTENIDO DEL MISMO

“37. También reportará gran utilidad que el contenido de los libros se reproduzca en las paredes de la clase, ya los textos (con enérgica concisión), ya dibujos de imágenes o emblemas que continuamente impresionen los sentidos, la memoria y el entendimiento de los discípulos. Los antiguos nos refieren que en las paredes del templo de Esculapio se hallaron escritos los preceptos de toda la medicina que transcribió Hipócrates al visitarle. También DIOS, Nuestro Señor, ha llenado este inmenso teatro del mundo de pinturas, estatuas e imágenes, como señales vivas de su Sabiduría, y quiere que nos instruyamos por medio de ellas. (Acerca de estas pinturas hemos de decir mucho más en la descripción particular de las clases)”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 173, 174, 175, 186 y 187.

Capítulo XXVI: De la Disciplina Escolar

LA DISCIPLINA NECESARIA EN LAS ESCUELAS

“1. Cierto es aquel proverbio tan repetido y popular entre los bohemios; Escuela sin disciplina es molino sin agua. De igual manera que si quitas el agua a un molino, se parará al momento, si suprimes la disciplina en una escuela, forzosamente han de retardarse todas las cosas. Como si un campo no se escarda, nace en él la cizaña perniciosa para la mies, y si no se podan los árboles, echan mucha madera y producen brotes inútiles. No hay que inferir tampoco de esto que la escuela debe estar siempre llena de gritos, golpes y cardenales, sino por el contrario, colmada de vigilancia y atención, tanto por parte de los que aprenden como de los que enseñan.

¿Qué es la disciplina sino un modo cierto, en virtud del cual los discípulos se hacen verdaderos

discípulos?”.

ACERCA DE LO CUAL SON DE OBSERVAR TRES COSAS

“2. Será conveniente que todo formador de la juventud conozca bien el fin, la materia y la forma de la disciplina, para que no ignore por qué, cuándo y de qué manera debe emplear una beneficiosa severidad”.

FIN DE LA DISCIPLINA

“3. En primer lugar, pienso que ante todo debe hacerse constar que la disciplina sólo ha de aplicarse a los que se apartan del recto camino. Pero no porque alguno se haya extralimitado (lo hecho ya no puede anularse), sino para que no se vuelva a extralimitar. Hay que emplearla sin pasión, ira u odio; con tal candor y sinceridad, que el mismo que la sufre se dé cuenta de que se aplica en su provecho y proviene del amor paternal que por él sienten los que le dirigen; y, por lo tanto, debe aceptarla como se toma la medicina amarga que el médico receta”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 265 y 266.

Capítulo XXXIII: De los requisitos necesarios para comenzar la práctica de este método universal

QUEJAS ACERCA DE QUE COSAS TAN BIEN PENSADAS NO SE CONVIERTAN EN REALIDAD SIEMPRE

“1. Creo que ya no habrá nadie que, considerando en todos sus aspectos la importancia de esta causa, deje de reconocer lo dichosa que sería la situación de los reinos cristianos y de las Repúblicas si se organizasen las escuelas en la forma que nosotros deseamos. No hará falta añadir que es de todo punto necesario el procurar que estas especulaciones no lo sean siempre sino que alguna vez se puedan convertir en realidad. Con sobra de razón se asombraba e indignaba Juan Cecilio Frey de que en todo el transcurso de tantos siglos no se hubiese nadie atrevido a corregir las costumbres tan bárbaras de Colegios y Academias”.

TAMBIÉN POR CAUSAS DE LAS ESCUELAS

“2. Hace ya más de cien años, en efecto, que no han cesado de oírse lamentaciones sobre el desorden y falta de método que reinaba en las escuelas, y especialmente en estos últimos treinta años se han buscado remedios con empeño decidido. ¿Pero con qué resultado? Las escuelas han continuado como eran. Si alguno, particularmente, o en alguna escuela privada, efectuó algún ensayo, obtuvo exiguo resultado; ya le rodearon las risas burlonas de los indoctos o le cerró el paso la envidia de los malévolos o tuvo, al fin, que sucumbir privado de auxilios bajo la carga de sus trabajos; y de esta manera fracasaron, hasta ahora, todos los intentos”.

PONER EN MOVIMIENTO LA MÁQUINA YA DISPUESTA

“3. Hay, pues, que investigar y hallar el medio en virtud del cual se ponga en movimiento, con ayuda de Dios, la máquina, ya suficientemente dispuesta, para ponerse en marcha, o que con sólido fundamento pudiera prepararse, removiendo con prudencia y energía todos los obstáculos que hasta el presente dificultaron su funcionamiento, y que pudieran todavía impedirle si no se les quita de en medio”.

CINCO IMPEDIMENTOS DE LAS ESCUELAS QUE HAN DE SER UNIVERSAL REFORMADAS

4. Entre estos obstáculos podemos considerar algunos. Por ejemplo: Primero, la falta de hombres peritos en el método que, una vez abiertas las escuelas en todas partes, pudieran regirías con el provechoso resultado que pretendemos. (Pues ocurrió con nuestra Janua cuando fue admitida en las escuelas, que nos escribió un varón de gran talento lamentándose de que le faltaba lo principal en muchos lugares: hombres aptos que supieran inculcarla a la juventud).

5. Si, a pesar de todo, pudiesen encontrarse o se formasen Preceptores de estas condiciones, que

supieran fácilmente desempeñar su cometido, conforme a las normas establecidas, ¿cómo podrían sustentarse y mantenerse si por todas las ciudades y aldeas y en todas partes nacen hombres y hay que educarlos para Cristo?

6. Además, ¿cómo se conseguiría que los hijos de los pobres pudieran asistir a las escuelas?

7. Desde luego parece que habría de tropezarse con el ceño vulgar de los eruditos aferrados con placer al antiguo compás y hallando toda clase de defectos en el nuevo, manteniendo en ello pertinaz resistencia; y otras parecidas dificultades de menos importancia. A todo pueden fácilmente hallarse remedios.

AQUÍ ESTÁ EL PUNTO PRINCIPAL

“8. Hay una cosa en extremo importante que, de faltar, puede convertir en inútil toda la máquina y, por el contrario, facilitará su movimiento, si se cuenta con ella: me refiero a la PROVISIÓN SUFICIENTE DE LIBROS PANMETÓDICOS, esto es, que abarquen todo el método. Pues así como, contando con el material tipográfico, es muy fácil encontrar hombres que sepan y quieran, en cuanto les sea posible, y que sufraguen algún gasto para editar libros buenos y útiles y que compren por algunas monedas de estos libros de poco precio, pero de gran utilidad: igualmente fácil había de ser, preparados los elementos de la enseñanza universal, encontrar protectores, iniciadores, encargados”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 317, 318 y 319.

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