Filosofia -personalidad

1) La personalidad es un producto de determinantes biológicas y sociales, de la naturaleza y la cultura. Filloux, define a la naturaleza en términos de natura, es decir, lo dado constitucionalmente, y a lo social en términos de nurtura, es decir, lo adquirido por el ambiente. En cada individuo, lo dado y lo adquirido interfieren en forma singular, específica de su propia personalidad. La relación entre aquello que está dado al nacer (natura) y el transcurso de la infancia, maduración y el ambiente (nurtura) forman la personalidad.

En el hombre, predominan las conductas adquiridas, los procesos de adquisición deben tomar la forma de una endoculturación, de una integración a una cultura de la cual el ambiente familiar no es más que un elemento y un agente de transmisión, y esto se relaciona con las instituciones, en primer lugar a través del ambiente familiar, es decir, las instituciones primarias, y en segundo lugar a través de las religiones, ideologías, etc., es decir, las instituciones secundarias. Éstas instituciones determinan la “personalidad básica”, definida por Kardiner como “una configuración psicológica particular, propia de los miembros de una determinada sociedad, que se manifiesta por un determinado estilo de vida sobre el cual los individuos tejen sus variantes circulares.

La personalidad está en uno como un árbol en la semilla, de forma innata, pero esas disposiciones dadas biológicamente, se van a ver modificadas por las condiciones del ambiente en el que cada uno crece y se desarrolla.

2) La diferencia principal entre la personalidad como construcción subjetiva y la personalidad como descripción de rasgos, es que en la primera se toma a la personalidad como un “todo” teniendo en cuenta la mayor cantidad de variables posibles, mientras que en la segunda sólo se describen las formas de comportamiento observables de la personalidad.

Allport, define a la personalidad como la organización dinámica, en constante desarrollo y cambio, dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos a su ambiente. Sistemas psicofísicos porque la personalidad no es ni pura mente ni puro sistema nervioso, y únicos porque cada ajuste es único a cada persona, tiempo, lugar y cualidad. Filloux, acompaña esta forma de pensar a la personalidad diciendo que es “la configuración única que toma, en el transcurso de la historia de un individuo, el conjunto de los sistemas responsables de su conducta.” La personalidad está influenciada tanto por las necesidades del individuo como por el ambiente, se estudia en función de la relación persona-situación. La personalidad es la unidad a la que quedan referidas todas sus manifestaciones: conducta, motivación, etc. No es homogénea, si no que se polariza o diferencia en parques que guardan entre sí todas las diversas relaciones posibles, incluida la de coexistir unitariamente dentro de un solo sistema.

A este pensamiento, se opone la tipología, ya que describe los aspectos más sobresalientes de la personalidad y éstos se aproximan para estudiar y describir a la personalidad de acuerdo a un número muy limitado de características. Se basan en los rasgos, es decir, en el conjunto de atributos perdurables propios de un individuo que quedan definidos por constancia o repetición y permanecen estables aún cuando el individuo se enfrenta a diversas situaciones. Este tipo de teoría presta poca atención a las fuentes del comportamiento, al cómo y al porqué del individuo, busca hacer “tipos” de carácter en base a rasgos, dejando de lado la individualidad.

3) La personalidad total, según la concebía Freud, está integrada por tres sistemas principales: el YO, el ELLO y el SUPERYÓ. En una persona sana, los 3 sistemas forman una organización unificada y armónica. Cuando los tres sistemas están en desacuerdo, se dice que la persona está inadaptada, es decir, insatisfecha consigo misma y con el mundo.

a) Para que una persona pueda cumplir con éxito las misiones de su vida, es necesario que tenga en cuenta la realidad exterior, es decir, el ambiente, mediante la acomodación o la asimilación. Estas transacciones entre el sujeto y el mundo externo requieren de una formación de un nuevo sistema, el YO. Este sistema, es denominado el “ejecutivo” de la personalidad, ya que domina y gobierna al ello y al superyó, es una organización de procesos psicológicos que actúa como intermediario entre el ello y el mundo externo.

A diferencia del ello, el yo no se rige por el principio de placer, si no por el principio de realidad, ya que la tiene en cuenta. Su finalidad es demorar la descarga de energía hasta que haya sido descubierto o presentado el objeto real que satisfará tal necesidad.  El demorar la acción significa que el yo debe ser capaz de tolerar la tensión hasta que ésta pueda ser descargada por una forma apropiada de comportamiento. Cabe aclarar, que este principio no reemplaza al de placer, solo que se suspende en interés de la realidad y a su debido tiempo, el principio de realidad lleva al placer aunque el sujeto deba soportar cierta frustración mientras busca la realidad.

Este sistema, actúa según el proceso secundario, recibiendo ese nombre ya que se desarrolla después del proceso primario del ello, es el momento en donde el sujeto trae el objeto a la existencia. Consiste en descubrir o producir la realidad mediante un plan de acción que se ha desarrollado por el pensamiento y la razón. Este proceso separa el mundo subjetivo de la mente del mundo objetivo de la realidad física y no considera la imagen de un objeto como si fuera el objeto mismo, ya que, a diferencia del proceso primario, distingue entre la fantasía y la realidad.

b) La función principal del ELLO es la descarga de cantidades de excitación (energía o tensión) que se liberan en el organismo mediante estímulos internos o externos. Es llamado el “caprichoso” de la personalidad, ya que no puede tolerar la tensión y exige una gratificación inmediata, desea la satisfacción eliminando todo aquello que genera desequilibrio, por descarga o evitación. Según Freud, es la fuente primordial de la energía psíquica y la sede de las pulsiones. Este sistema, piensa en forma predicativa, es decir, al no poder hacer distinciones precisas entre los objetos, tiende a tratarlos como si fueran iguales a pesar de sus diferencias.

...