ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

GRAMSCI Y LA EDUCACION


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2014  •  2.207 Palabras (9 Páginas)  •  199 Visitas

Página 1 de 9

"Es mejor avanzar y morir

que detenerse y morir."

A. GRAMSCI

Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista de Italia, fue un teórico marxista absolutamente irreverente; tan renovador como el propio Marx, quien previendo ciertas y nocivas adhesiones dogmáticas se atrevió a proclamar: “yo lo que sé, es que yo no soy marxista”.

El pensamiento de Marx no tiene nada que ver con el dogma, aunque han abundado los que se empeñaron en petrificarlo. No fue este el caso de Lenin. Tampoco el de Trosky. Y eso es lo que precisamente reivindicó Gramsci cuando le tocó escribir en 1918 respecto a la revolución bolchevique, la primera revolución obrera y popular de orientación socialista que resultó triunfante e inauguró una nueva época en el pasado siglo: la época del tránsito del capitalismo al socialismo. Tránsito difícil, complejo, accidentado…; cargado de herejía y originalidad, pero tambien de dogmas y negaciones de valores.

Conciente de lo contento que se pondría el “espíritu” de Carlos Marx, este formidable pensador revolucionario italiano, escribió entonces un trabajo titulado: “La revolución contra ´El Capital´”.

A la ligera cualquiera pudo pensar que Gramsci decía una verdad de perogrullo, esto es, que en ese artículo simplemente subrayaba el carácter anticapitalista de la revolución proletaria rusa. Pero no. Se trató de algo más profundo y atrevido: Gramsci quiso destacar que la revolución bolchevique se llevaba a caso en sentido diferente y contrario a ideas planteadas por Marx en su famosa obra “El Capital”; aunque ciertamente después de elaborar sus tesis fundamentales, Marx llegó a hablar marginalmente de la posibilidad de la revolución en Rusia, pese a su capitalismo atrasado)

Yo quiero que sea el propio Gramsci quien exprese a través de esta columna ese atrevimiento, algo que sonrojó y sigue sonrojando a quienes quisieron –y quieren- hacer del socialismo científico (marxismo ??) una especie de religión; y de Marx, un ser infalible hasta en materia de predicciones, aunque ciertamente el tipo resultó en eso, y en muchas otras cosas más, algo mas que genial.

Pongámosle atención a Gramsci:

“La revolución de los bolcheviques se ha insertado definitivamente en la revolución general del pueblo ruso. Los maximalistas, que hasta hace dos meses fueron el fermento necesario para que los acontecimientos no se detuvieran, para que la marcha hacia el futuro no concluyera, dando lugar a una forma definitiva de aposentamiento -que habría sido un aposentamiento burgués- se han adueñado del poder, han establecido su dictadura y están elaborando las formas socialistas en las que la revolución tendrá finalmente que hacer un alto para continuar desarrollándose armónicamente, sin exceso de grandes choques, a partir de las grandes conquistas ya realizadas.”

“La revolución de los bolcheviques se compone más de ideologías que de hechos. (Por eso, en el fondo, nos importa poco saber más de cuanto ya sabemos). Es la revolución contra El Capital de Carlos Marx. El Capital de Marx era, en Rusia, el libro de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la necesidad ineluctable de que en Rusia se formase una burguesía, se iniciase una era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera siquiera pensar en su insurrección, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han reventado los esquemas críticos según los cuales la historia de Rusia hubiera debido desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx al afirmar, con el testimonio de la acción desarrollada, de las conquistas obtenidas, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como se pudiera pensar y se ha pensado.”

“No obstante hay una ineluctabilidad incluso en estos acontecimientos y si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan el pensamiento inmanente, vivificador. No son marxistas, eso es todo; no han compilado en las obras del Maestro una doctrina exterior de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, lo que no muere nunca, la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán, contaminado en Marx de incrustaciones positivistas y naturalistas. Y este pensamiento sitúa siempre como máximo factor de historia no los hechos económicos, en bruto, sino el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se acercan unos a otros, que se entienden entre sí, que desarrollan a través de estos contactos (civilidad) una voluntad social, colectiva, y comprenden los hechos económicos, los juzgan y los condicionan a su voluntad, hasta que esta deviene el motor de la economía, plasmadora de la realidad objetiva, que vive, se mueve y adquiere carácter de material telúrico en ebullición, canalizable allí donde a la voluntad place, como a ella place.”

“Marx ha previsto lo previsible. No podía prever la guerra europea, o mejor dicho, no podía prever la duración y los efectos que esta guerra ha tenido. No podía prever que esta guerra, en tres años de sufrimientos y miseria indecibles suscitara en Rusia la voluntad colectiva popular que ha suscitado. Semejante voluntad necesita normalmente para formarse un largo proceso de infiltraciones capilares; una extensa serie de experiencias de clase. Los hombres son perezosos, necesitan organizarse, primero exteriormente, en corporaciones, en ligas; después, íntimamente, en el pensamiento, en la voluntad... de una incesante continuidad y multiplicidad de estímulos exteriores. He aquí porqué normalmente, los cánones de crítica histórica del marxismo captan la realidad, la aprehenden y la hacen evidente, inteligible. Normalmente las dos clases del mundo capitalista crean la historia a través de la lucha de clases cada vez más intensa…

“Todo esto, normalmente. Cuando los hechos se repiten con un cierto ritmo. Cuando la historia se desarrolla a través de momentos cada vez más complejos y ricos de significado y de valor pero, en definitiva, similares. Más en Rusia la guerra ha servido para sacudir las voluntades. Estas, con los sufrimientos acumulados en tres años, se han puesto al unísono con gran rapidez. La carestía era inminente, el hambre, la muerte por hambre, podía golpear a todos, aniquilar de un golpe a decenas de millones de hombres. Las voluntades se han puesto al unísono, al principio mecánicamente; activa, espiritualmente tras la primera revolución.”

“Las prédicas socialistas han puesto al pueblo ruso en contacto con las experiencias de los otros proletarios. La prédica socialista hace vivir en un instante, dramáticamente, la historia del proletariado, su lucha contra el capitalismo, la prolongada serie de esfuerzos que tuvo que hacer para emanciparse idealmente de los vínculos de servilismo que le hacían abyecto, para devenir conciencia nueva, testimonio actual de un mundo futuro. La prédica socialista ha creado la voluntad social del pueblo ruso. ¿Por qué debía esperar ese pueblo que la historia de Inglaterra se renueve en Rusia, que en Rusia se forme una burguesía, que se suscite la lucha de clases para que nazca la conciencia de clase y sobrevenga finalmente la catástrofe del mundo capitalista? El pueblo ruso ha recorrido estas magníficas experiencias con el pensamiento, aunque se trate del pensamiento de una minoría. Ha superado estas experiencias…

“Las críticas que los socialistas han hecho y harán al sistema burgués, para evidenciar las imperfecciones, el dispendio de riquezas, servirán a los revolucionarios para hacerlo mejor, para evitar esos dispendios, para no caer en aquellas deficiencias. Será, en principio, el colectivismo de la miseria, del sufrimiento. Pero las mismas condiciones de miseria y sufrimiento serían heredadas por un régimen burgués.”

“El capitalismo no podría hacer jamás súbitamente más de lo que podrá hacer el colectivismo. Hoy haría mucho menos, porque tendría súbitamente en contra a un proletariado descontento, frenético, incapaz de soportar durante más años los dolores y las amarguras que le malestar económico acarrea. Incluso desde un punto de vista absoluto, humano, el socialismo inmediato tiene en Rusia su justificación. Los sufrimientos que vendrán tras la paz sólo serán soportables si los proletarios sienten que de su voluntad y tenacidad en el trabajo depende suprimirlos en el más breve plazo posible.”`

“Se tiene la impresión de que los maximalistas hayan sido en este momento la expresión espontánea, biológicamente necesaria, para que la humanidad rusa no caiga en el abismo, para que, absorbiéndose en el trabajo gigantesco, autónomo, de su propia regeneración, pueda sentir menos los estímulos del lobo hambriento y Rusia no se transforme en una enorme carnicería de fieras que se entre devoran”. (A.Gramsci, Fragmentos del artículo:“La revolución contra El Capital”, tomado del libro: Introducción al Pensamiento Socialista, de Néstor Kohan, pags 149, 150, 151, 152, y 153, Editora Ocean Sur)

Esa manera heredoxa de pensar al socialismo tiene un hilo conductor en las obras de Marx-Engels-Lenin-Trosky-Rosa Luxemburgo-Sorel-Gramsci-Mariategui-Ernesto Guevara-Schafik Handal, entre otros y otras.

Y es la manera de pensar que ha posibilitado la trascendencia de la creación teórica de estos seres extraordinarios, que pasando por épocas distintas, mantienen una gran vigencia.

Socialismo del siglo IXX, válido para recrearlo en el XX y en el XXI. Socialismo del siglo XX, válido para el rearme del proyecto socialista en pleno siglo XXI.

Marxismo y hegemonía

La mediación entre los "simples" y los intelectuales se realiza por medio de la política; es la política la que, a través de la experiencia que se desarrolla en ella, establece la relación entre la filosofía superior, la concepción crítica y las masas subordinadas, permitiendo a estas últimas superar su visión no crítica.

Gramsci usa a menudo el término filosofía de la praxis en vez de marxismo, no sólo por razones de prudencia conspirativa --en otros textos, en efecto, usa también el término materialismo histórico más comprometedor--, sino porque concibe el marxismo como una concepción que instituye la praxis revolucionaria transformadora, y en la praxis verifica la validez de sus propios asertos. Aparece, en esta definición, la inflexión particular que Gramsci imprime al marxismo, enlazándose con las Tesis sobre Feuerbach de Marx, el modo como subraya la unidad de teoría y acción, de objeto y sujeto.

Gramsci dice, en relación a la función del marxismo: "La posición de la filosofía de la praxis es antitética a la católica: la filosofía de la praxis no tiende a mantener a los simples en su filosofía primitiva del sentido común, sino, al contrario, a conducirlos hacia una concepción superior de la vida. Se afirma la exigencia del contacto entre intelectuales y simples, no para limitar la actividad científica y mantener la unidad al bajo nivel de las masas, sino para construir un bloque intelectual-moral que haga posible un progreso intelectual de masas y no sólo para pocos grupos intelectuales".*

El marxismo tiene esta capacidad porque expresa los intereses, las reivindicaciones y la función histórica de las clases sometidas y, en primer lugar, del proletariado. Es la única concepción que sabe guiar al proletariado para asumir una función dirigente y por tanto para construir no sólo nuevas relaciones políticas y estatales, sino también una nueva cultura, para realizar una reforma intelectual y moral. Este es el significado más profundo de la noción gramsciana de hegemonía. La hegemonía es tal en cuanto se traduce en una reforma intelectual y moral.

La clase obrera, en el proceso de su formación, no puede ser aún conciente de sus propios intereses y de su función histórica. Es el resultado de todo un proceso lo que puede volverla conciente. En dicho proceso social se entrelazan las influencias y la lucha de hegemonías diversas, ya sean políticas o culturales. La conquista de la hegemonía se entiende como proceso. "Pero la unidad de la teoría y de la práctica no es, de ninguna manera, algo mecánicamente dado, sino un devenir histórico que tiene su fase elemental y primitiva en el sentido de distinción, de separación, de independencia instintiva, y que progresa hasta la posesión real y completa de una concepción del mundo coherente y unitaria" La clase obrera comienza a sentir que las concepciones que le enseña no corresponden a sus intereses: comienza así a distinguirse, aunque sea instintivamente y encuentra su concepción autónoma en el marxismo. Lenin acude aquí en su ayuda, con la afirmación de que la teoría revolucionaria proviene del exterior de la clase obrera, elaborada por intelectuales que tienen la conciencia de las contradicciones de la sociedad en la que viven y de la función histórica de la clase obrera; proviene del exterior de la relación obrero-patrón, para llegar a la visión de la relación entre todas las clases sociales, y de las clases con el gobierno, con el Estado: "He aquí por qué es necesario poner de relieve que el desarrollo político del concepto de hegemonía representa un gran progreso filosófico, además de un progreso político práctico, porque necesariamente implica y supone una unidad intelectual y una ética conforme a una concepción de la realidad que ha superado el sentido común y se ha tornado crítica, aunque sólo sea dentro de límites estrechos."

La hegemonía, por lo tanto, no es sólo política, sino que es además un hecho cultural, moral, de concepción del mundo.

Pero, si la hegemonía es la superación de la contradicción entre la práctica y la teoría, ¿quién debe ser el mediador, el unificador, ya que esa unidad no se produce automáticamente, sino que es el resultado de todo un proceso y de un proceso de lucha entre diferentes hegemonías? El unificador de la teoría y de la práctica, el demiurgo [hacedor de la humanidad], si se quiere, aunque Gramsci no usa este término, es el partido.

¡El milagro de la herejía, de la creatividad, de la apertura de mente¡

...

Descargar como  txt (14.1 Kb)  
Leer 8 páginas más »
txt