LA MUJER EN EL MUNDO LABORAL.
GacitaEnsayo13 de Diciembre de 2016
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LA MUJER EN EL MUNDO LABORAL
La gran mayoría de las mujeres en la actualidad tienen acceso a estudios superiores a diferencia de los años 50, y pueden optar libremente por el trabajo dentro o fuera de su hogar. A pesar de ello, se percibe poca valoración de la sociedad hacia las mujeres profesionales que deciden dedicar su vida a realizar tareas domésticas como amas de casa, esposas y madres, sin tener en cuenta si se sientan realizadas. Por otro lado, las mujeres que decidieron entregarse por completo a cumplir sus metas profesionales, expresan igualmente una insatisfacción al no conseguir una eficaz conciliación entre el trabajo y su hogar. Ella cumple múltiples relaciones personales de acuerdo a sus dimensiones; por la mañana, madre; luego profesional y por las noches, compañera teniendo como constante la preocupación por armonizar su vida personal y la profesional, si no la consigue siente culpa. Las mujeres tienen muchos roles y quieren cumplir con todos ellos para ser felices.
Ante esta situación, hay que saber responderse ¿quién soy? ¿Por qué estoy en este mundo? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué necesito para ser feliz? toda vida tiene la armonía de una historia con un comienzo y un final, porque, mientras se vive, se es un proyecto no culminado y pero configurado en relación con los demás.
La mujer está llamada a desempeñar un papel en todos los campos profesionales y no sólo en las cuatro paredes de su propio hogar. En ciertos sectores, todavía persisten situaciones ofensivas desde casos de violencia y abuso contra ella, por la cosificación del cuerpo femenino en la publicidad y medios de comunicación hasta la desigualdad en los sueldos y las oportunidades laborales. Ocho de cada diez mujeres[1] sienten que su talento no está suficientemente reconocido y que las empresas no aprovechan todo su potencial. El problema no es solo jurídico, económico u organizativo, sino ante todo de mentalidad, cultura y respeto.
En esta incursión laboral, la mujer ha expresado la misma ambición que la masculina: la búsqueda de una realización individual profesional y una autonomía e independencia sobre las exigencias propias de la vida familiar y del hogar. Aun interactuando en un mundo de varones la mujer no encuentra la ansiada satisfacción y felicidad. Quizás la respuesta la encuentre en ella misma, cuando se reconozca a sí misma en su dimensión personal sin buscar una imitación total con el hombre anulando su propia naturaleza femenina. Esta insatisfacción es el resultado del quiebre emocional, intelectual y espiritual de pretender ser lo que no se es. Cuando la mujer decida aceptarse con sus debilidades y fortalezas, con sus diferencias frente al hombre, tendrá garantizada su verdadera libertad. El verdadero problema de la mujer no consiste “en la búsqueda de la liberación, sino en la de su identidad”[2]
Una clave fundamental será descubrir la misión única e irrepetible que tiene cada mujer en sí misma. Asimismo, tener la mente y el cuerpo alienados para tomar las decisiones correctas, adecuadas a nuestra realidad y sostenidas en el tiempo. Entender que no hay recetas para todos, cada una deberá ir encontrando el camino que tendrá que recorrer. La armonía que encuentre para desenvolverse en el ámbito laboral y en lo familiar dependerá de su equilibrio y desarrollo personal. Sin un mundo interior en paz, no podrá haber serenidad en el mundo exterior.
Se necesita, en efecto, una justa valoración del trabajo desarrollado por la mujer en la familia. En tal modo, las mujeres que libremente lo deseen podrán dedicar la totalidad de su tiempo al trabajo doméstico, sin ser estigmatizadas socialmente y penalizadas económicamente. Por otra parte, las que deseen desarrollar también otros trabajos, podrán hacerlo con horarios adecuados, sin verse obligadas a elegir entre la alternativa de perjudicar su vida familiar o de padecer una situación habitual de tensión, que no facilita ni el equilibrio personal ni la armonía familiar. Ni el trabajo fuera de la casa, ni la familia son, en sí, soluciones a problemas personales o sociales; cada mujer deberá decidir libremente lo que ella considera la mejor oportunidad para desarrollarse libremente, para ser feliz y hacer feliz a los demás, independientemente de si está detrás de un microscopio o preparando la comida. Más bien se debería ayudar a pensar a más mujeres a que vivan sin buscar la aprobación externa sino de acuerdo con su convicción personal.
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