LECCION DE HONOR
hdez_azul7 de Septiembre de 2014
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William Hundert, asistente de dirección de la prestigiosa escuela Benedict, vive según sus propias enseñanzas. Esforzándose cada día en inspirar a sus alumnos para que se conviertan en adultos cultos y responsables, es un hombre de principios, apasionado, que enseña los clásicos y cree que el impartir clase sobre los tiempos de los griegos y los romanos es algo más que una lección sobre el pasado. A su vez está firmemente convencido de que la labor de un maestro no es sólo educar al alumno, sino también formar –e incluso moldear su carácter. Pero el señor Hundert se verá sacudido con la llegada de Sedgewick Bell, un nuevo pupilo, hijo de un senador del estado de West Virginia.
Casi inmediatamente, profesor y alumno se prenden en una batalla de voluntades, cuyas repercusiones todavía afectarán a sus vidas un cuarto de siglo después. A pesar de todo, y después de una desesperada reunión con el padre de Sedgewick, siempre ocupado y poseedor también de un carácter muy fuerte, Hundert descubrirá que él y el muchacho tienen una cosa en común que le impedirá desistir en su formación.
Aristófanes escribió: «La juventud envejece, la inmadurez se supera, la ignorancia puede ser educada y la borrachera desembriagada. Pero la estupidez es para siempre». El profesor que encarna con su habitual genio Kevin Kline en “lección de honor”', alecciona a sus alumnos con citas y reflexiones que persiguen abrirles los ojos para que se den cuenta de la importancia de sus años de formación.
No obstante, aparecen sobre todos los grandes principios de la Moral como fuente principal de inspiración del verdadero ciudadano, del hombre y la mujer cabal. Aunque se echan a faltar las claves trascendentes del humanismo cristiano, sí se destaca el patrimonio del humanismo greco-latino..
“lección de honor”, Michael Hoffman
Existen dos posturas, repetidas a lo largo de los siglos. Por una parte, la que se basa en los grandes modelos éticos que han elevado a la humanidad, para los que la justicia y la verdad son ámbito nuclear de la dignidad humana y del bien común de la sociedad. Y por otra, la pragmática, relativista, utilitarista, nihilista…
Hundert, subdirector de un colegio privado de Estados Unidos y Catedrático de historia grecorromana, se esfuerza cada día para que sus pupilos se conviertan en adultos cultos y responsables. Su mayor desafío pedagógico es el hijo de un senador de Virginia, quien no sólo altera el enclaustrado universo de tradición y enseñanza, sino que hace tambalear los sólidos principios del profesor y su propia estima acerca de sí mismo y de su labor.
‘The Emperor's Club' comienza con una reunión de alumnos, veinticinco años después de su graduación. Todos –invitados por Bell- rememoran al maestro que influyó en sus vidas, y reviven un certamen de cultura clásica en el que participaran a su paso por el St. Benedict. «Mi éxito en la vida se debe a la influencia que en mí ejercieron algunos profesores», asegura el director Michael Hoffman. “Mientras que mis padres se ocuparon de que yo tuviera una buena educación, fueron ellos quienes influyeron de una manera profunda en mi desarrollo intelectua”l. Esta película es una oportunidad para rendirles homenaje a la influencia que tienen nuestros padres en nosotros muy independientemente de nuestra formación en la escuela, ya que ellos serán el pilar de nuestra formación para una adultez futura. Otra de las claves educativas que se sugiere en todo este discurso es la figura del padre en la infancia y juventud de los protagonistas. «El final depende del principio. Por favor, retengan estas palabras mientras dan los primeros pasos en el largo viaje que ahora comienza».
Pero el relato trasciende el hecho pedagógico como tal para remontarse hasta los principios y valores
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