La Compensacion
Andorra23 de Octubre de 2012
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INTRODUCCIÓN
En este ensayo, hablaremos y haremos un pequeño análisis sobre el libro “El elogio de los jueces” en donde, quizá por el título nos parecía un tanto aburrido ya que da la ligera impresión de que solo habla solo jueces y cosas que llegan a ser aburridas para la mas de la sociedad, pero ahí aquí un gran error, es un libro en el que a través de numerosas reflexiones, el autor desgrana su opinión acerca de las relaciones entre la abogacía y la judicatura y de éstas con la Justicia, con una enorme lucidez, una fina ironía y una increíble actualidad en los temas tratados.
Con esta lectura también los abogados podemos conocer la perspectiva con la que los jueces ven nuestro trabajo y viceversa, siempre desde una visión de ineludible y necesaria compenetración entre ambas figuras.
“EL ELOGIO A JUECES”
Todo comienza haciendo una narración de la vida del litigante ante la figura de un juez, la creencia en algunas ocasiones fundadas de la imparcialidad con la que puede emitir una decisión, ya sea por elementos humanos o defectos de apreciación subjetiva en el momento del desarrollo de un procedimiento, y que pueda y por desgracia puede tener dicha autoridad.
Así mismo la contraposición a dicho pensamiento, la objetividad y falta de profesionalización con la que emite sus decisiones, sin importar las circunstancias antes señaladas.
“Cuando el juez entra a juzgar, se encuentra ante una duda: ¿este es culpable o inocente? El juez debe escoger guiado por el acusado o por el defensor” 1
Trata de igual forma de la superioridad con la que se observa a la figura de la autoridad, en este caso, el juez, sin embargo no se deja de observar a éste como una persona que puede impartir justicia sin importar la habilidad de los litigantes, siempre apegado a la legalidad de sus actos, y se señala que en algún momento la sentencia puede o no adaptarse a la verdad, hecho que en la vida rutinaria del litigante es de frecuencia reclamada.
También señala, en algún momento, de forma un tanto aceptable que el juez es el derecho hecho hombre.
Al realizar una reflexión de un científico y un jurista se termina señalando: que si bien es cierto el científico debe su éxito a una hipótesis planteada y de fácil reproducción que en sentido afirmativo le concede la razón y con ello lo engrandece, no lo es el ámbito del jurista en donde su hipótesis e investigación depende en su comprobación de una serie de decisiones difíciles de comprobar y que recaen en una decisión pronunciada por una persona de carme y hueso, el juez.
Nos habla también sobre la actitud del abogado, de cómo debe comportarse, es decir, debe ser consciente y razonable, dominar los nervios y no dejar que el rival tome el control, por el contrario debe responder las ofensas con amabilidad sin perder la cabeza ni la objetividad en el asunto.
1 Carnelutti, Francesco, “Las miserias del proceso penal”, editorial Temis, 2ª edición, Bogotá, 2010, p.38.
El abogado ha de ser para su cliente, en ciertos momentos en que todo calculo profesional se desvanece y purifica en la emoción, el hermano y el confesor que puede darle el consuelo de acompañarlo en todo momento. No hay que olvidar que la abogacía es la única profesión en cuyas reglas esta para sus servidores, el patrocinio gratuito de los pobres como un función honorifica.
“Abogado es aquel al cual se pide, en primer término la forma esencial de la ayuda, que es, propiamente la amistad.” 2
Por otra parte nos hace mención sobre tener fe en la justicia y aquel que la tenga la conseguirá, ya que en estos tiempos se manejan sospechas de una
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