ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Enseñanza Vigente


Enviado por   •  5 de Julio de 2015  •  2.219 Palabras (9 Páginas)  •  154 Visitas

Página 1 de 9

La enseñanza vigente, según el Sistema Educativo Bolivariano (en desarrollo) que está basado en los postulados del constructivismo e humanismo, requiere diálogo y participación de los docentes, orientación y tutoría de parte de los mismos, relación con la comunidad, colaboración con la gestión de la escuela, trabajo en equipo y programación de actividades en el aula, capaces de suscitar el interés y el esfuerzo de los alumnos; los docentes, emprendieron una enseñanza cambiante, que trasciende los límites del aula; pero según lo plantea Marchesi (2009), “se espera que los docentes realicen una actividad profesional distinta, pero manteniendo la misma estructura profesional” (p. s/n). Desde esta perspectiva, se puede indicar que la educación en la escuela se ha comportado casi despreocupada con las comunidades, limitada solamente a transmitir información programática sin la participación directa del entorno y sectores que le circundan. En este sentido, la integración escuela comunidad no puede ser una función exclusiva de los docentes, ni de las escuelas mismas, sino tarea de todos: el hogar, los padres, la comunidad educativa, la sociedad civil, los medios de comunicación social para transformarla en pedagogía social integral. Se debe tener presente que esta integración permite afrontar los nuevos cambios que exige la educación venezolana. Relacionado a esta situación existen instituciones escolares las cuales durante mucho tiempo han funcionado o dirigidas por gerentes poco integrados a sus comunidades, centrados en el complemento administrativo exclusivamente.

CONCLUSIONES

Vivimos en un mundo dinámico y en constante cambio en donde lo que es válido hoy, quizás mañana no tenga el mismo valor, por lo que la educación, así como las organizaciones sociales, requiere el ajuste de sus estructuras operativas y administrativas para adecuarse a esos cambios. Actualmente, en la sociedad se perciben deseos de aprender nuevas cosas, para tener más y mejores oportunidades. Por tales razones, la educación debe experimentar cambios en cuanto al uso de nuevas herramientas para inducir el aprendizaje. Esto implica el uso adecuado de las tecnologías de la información y comunicación, dirigir el aprendizaje en un ambiente de libertad, protagonismo y participación.

La nueva realidad social, en donde la globalización y la complejidad son cada vez más evidentes, exige una nueva concepción de la forma de enseñar en la escuela, del maestro y la maestra, quienes ahora serán mediador o mediadora, con cualidades y condiciones distintas de las del docente tradicional, que descansaba exclusivamente en la clase expositiva y en los recursos de la memorización. El docente formado para esta realidad global y compleja debe tener visión transformadora para plantear relaciones de hecho con todas las disciplinas posibles y estar preparado para tomar decisiones más complejas que las que tomaba en el pasado. Cabe señalar que ningún de las nuevas tecnologías reemplaza al profesor ni las nuevas tecnologías sustituyen del todo al libro de texto. Por el contrario, se requiere un docente conocedor de los conocimientos que transfiere, pero con una formación tecnológica tal, que le permita desarrollar competencias para usar las mejores combinaciones de estrategias educativas para el logro del aprendizaje innovador.

La vida del ser humano es una permanente dialéctica entre el pensar y el actuar, entre la teoría y la praxis que, como proceso afecta la creación y transformación social de la realidad, incluyendo la propia subjetividad.

La praxis creadora, en el ámbito educativo, no sólo produce una cultura humanizada -en el sentido de un mundo de materialidad que satisface las necesidades sociales con base en fines o proyectos humanos-, sino que en esa actividad práctica el mismo sujeto se recrea, se forma o se transforma a sí mismo. En el caso que nos atañe podemos atribuir esta forma específica de entendimiento al docente y al alumno, como sujetos que ejercen dominio sobre un objeto propio con miras a la producción de saber.

La educación como teoría y praxis social se inscribe en la esfera de las ideas y en la esfera de la creación, lo que supone un compromiso político que exige un conocimiento de la dimensión histórica de los procesos y sus distintos ámbitos de estudio.

La actividad teórica, entendida en su desarrollo histórico, sólo existe por y en relación con la práctica humana; pero, reconocemos que aun estando implícitas una en la otra, no pueden ser confundidas conceptualmente aunque ambas se unifiquen en el alcance de un fin común, promover un proyecto socioeducativo crítico y emancipatorio.

Esta idea se ajusta a la referencia de un modelo educativo condicionado social e históricamente, en la que la teoría y la praxis constituyen una relación con un significado político y ético. Como queda dicho, la pedagogía no puede reducirse a las prácticas de enseñanza sino que conforma un nexo estructural con las políticas de Estado que soportan esas prácticas.

En el marco instrumental, la educación histórica otorga prioridad al aprendizaje de técnicas y al desarrollo de habilidades para buscar “la verdad de los hechos” sin reconocer los procesos subjetivos y sociales implícitos; así resulta un modo deficiente de conceptualizar y problematizar la enseñanza que “es una actividad que tiene que ver más con valores que con resultados”(Erdas, E. 1987:179).

Aunque el pensamiento se apropie y transforme las percepciones, representaciones, conceptos o hipótesis en la búsqueda de fines o conocimientos, esto no es garantía de una acción transformadora de la realidad. Aquí ha de afirmarse una conjunción entre lo planteado teóricamente y lo que se pretende con la praxis educativa, pues ambas deben apuntar a la explicación de la complejidad social que incumbe a la ciencia histórica.

La teoría y la práctica de la enseñanza de la Historia poseen un fin político en el papel de formar ciudadanos y preservar la memoria colectiva, sobre todo en nuestras sociedades que han hecho del olvido una razón de pérdida identitaria. Por otra parte, la teoría y la práctica educativa conforman un proceso de múltiples complejidades desarrollado en un ámbito psicosocial de relaciones, conflictos, intercambios y transacciones simbólicas, generalmente imprevisibles, que tienen efecto en la formación cognitiva, afectiva, social y valorativa de los actores sociales.

Una postura acerca de la teoría y la práctica educativa ha de considerar estas premisas y conocer cómo se generan, se consolidan y cambian en el transcurso del proceso pedagógico; por lo que resulta importante decodificar el paradigma precientífico y tradicional que concibe la teoría y la práctica de aula como recurso curricular

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.6 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com