La Escuela Como Centro De Cambio

La escuela como centro de transformación se debe de construir sobre la participación y los acuerdos de todos los agentes educativos que en ella confluyen, considerando el aprendizaje del alumnado como la consecuencia de una efectiva inclusión y como objetivo primordial del avance educativo de nuestro sistema educativo nacional, si es necesario situar todos los procesos humanos en el contexto socio histórico en el que suceden, también lo requieren así los procesos educativos. La escuela, como unidad de estos procesos, históricamente ha ocupado un lugar privilegiado en la actuación educativa. En la sociedad actual, la sociedad de la información, la escuela ha dejado de ser la principal instancia transmisora de conocimiento, y el alumnado tiene la oportunidad de acceder a diferentes contextos de aprendizaje además del escolar. Esta nueva situación exige a la escuela poner en relación los aprendizajes que el alumnado realiza en los diferentes contextos y dotarle de las estrategias necesarias que le permitan ser un agente activo y crítico, comprometido con su propio desarrollo y el de su entorno, disipando así el riesgo de la exclusión.

En la escuela de nuestra actualidad el cuerpo docente le corresponde alentar al alumnado en este proceso, superando la actitud imperante de la sociedad, dotándole de puntos de referencia para comprender el mundo que le rodea y reforzando al mismo tiempo su sentido de pertenencia a la comunidad. El docente también es responsable de la reflexión y revisión de su práctica educativa tanto los cambios metodológicos como culturales, imprescindibles para construir ese ámbito de inclusión. El centro escolar ha de ser y ocupar ese importante espacio educativo que le corresponde donde las múltiples formas de la participación se articulen a través de la convicción de la pertenencia al género humano.

Una escuela para todos y todas requiere una comprensión del currículo que permita dotar al alumnado de habilidades para desenvolverse con éxito en la vida social, no solo escolar, siendo la escuela la mediación para la inclusión socioeducativa en la comunidad de todo el alumnado. Es más relevante este aspecto en una sociedad que parece que dimite de la labor de dotar al alumnado de herramientas para este desenvolvimiento social, y se corre el peligro de que los aprendizajes se centren en los conocimientos puramente conceptuales, renunciando al desarrollo de los contenidos actitudinales (valores, actitudes y normas).

Las barreras educativas que se presentan en la actualidad pudieran considerarse tres las principales

1. En el plano cultural escolar (falta de valores y actitudes compartidas que desfavorecen o merman la convivencia escolar).

2. La mala implementación de los procesos de planificación, coordinación y funcionamiento del centro escolar como lo son los proyectos educativos, curriculares, comisiones, consejos técnicos escolares, agrupamiento y distribución de recursos, ya que en muchos de los casos se hacen por mero trámite administrativo sin darle el peso o el enfoque educativo que se requiere.

3. En las prácticas docentes dentro del aula: la metodología de enseñanza (no siempre se emplean las mejores o se descontextualizan), practicas evaluadoras que no favorecen la participación del alumno al ponerlo en desigualdad de circunstancias, la no implementación de recursos, etc.

Cabe señalar que muchas de las barreras que no están señaladas aquí se encuentran fuera de la escuela, y están ubicadas en las políticas nacionales, en los sistemas de formación del profesorado (mal organizados o poco funcionales), en los presupuestos, en los recursos mal distribuidos y en el sistema educativo nacional (que no es el adecuado ya que se intenta tomar de varios sistemas aplicados en otros países y la adaptación no es funcional al no ser las mismas condiciones de trabajo), esto quiere decir que muchos de los recursos

...