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Libro 7 “la República”


Enviado por   •  28 de Junio de 2013  •  Tesis  •  1.528 Palabras (7 Páginas)  •  285 Visitas

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UNIVUERSIDAD DE CARABOBO

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

ESCUELA DE DERECHO

CÁTEDRA DE FILOSOFÍA DEL DERECHO

El libro VII “la República”

Naguanagua, 02/11/2012

El fragmento pretende mostrar las conclusiones que se pueden sacar de la Alegoría de la Caverna. Tras mostrar la división entre los dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible. Afirma que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el Mundo Inteligible, en el cual alcanza al final y con gran dificultad a la Idea de Bien. Esto da una idea del contenido de este capítulo, las teorías platónicas de cómo debe ser educados los individuos para alcanzar la sabiduría, virtud imprescindible que tienen que poseer los gobernantes del estado ideal platónico. “Nadie será digno de gobernar a los hombres sino ha salido de la cueva, libre de sus cadenas y si no ha penetrado en el mundo de la esencia de las cosas y la verdad”.

La Dialéctica es la ciencia más elevada y el nivel más alto de conocimiento que el hombre puede alcanzar, solo si el alma alcanza el conocimiento de la Idea de Bien (si asciende hasta ella), puede obtener el conocimiento pleno, pues el Bien en sí es la causa de todo ser y de todo conocer. Para Platón el conocimiento se alcanza cuando llegados a la contemplación del mundo de las ideas (cuando salimos de la caverna y alcanzamos la luz, según su metáfora) El expresa este concepto de mundo de las ideas con varias expresiones: ámbito de lo inteligible (haciendo referencia a que es una realidad intelectual), lo cognoscible ( donde está el conocimiento), las cosas divinas (eternas y superiores al mundo material, que es una copia de ellas), lo que es (lo realmente existente, frente al mundo físico que es una mera sobra de esta autentica realidad).

Por otra parte, el mundo material o físico (nuestro mundo, la caverna en el mito que Platón nos cuenta al principio), se designa también de varios modos: la región que se manifiesta por medio de la vista (haciendo referencia a que es el mundo que percibimos por los sentidos), el ámbito visible, lo que tiene génesis (donde génesis significa nacimiento y quiere expresar con esto la física, palabra que hace referencia al nacer, en el mundo material se da el cambio, el nacimiento y la muerte, como decía Heráclito; no así, en el mundo de las ideas, inmutable como decía Parménides).

Sucede entonces que se plantea la objeción de que aquellos que han llegado al mundo de las ideas no quieren mancharse con las cosas políticas pues no querrían volver al despreciable mundo material, lo que significaría volver a la caverna habrá que obligarles, porque el estado platónico no mira por una clase determinada, sino por el conjunto (un todo armonioso), por eso gobernarán quienes menos desean gobernar, acabando con la corrupción basada en el deseo material. Por ello plantea que los estudios intelectuales de los que han de gobernar, serán completados por ejercicios prácticos y durarán hasta la edad de 50 años, época de la vida en que el hombre aún no es demasiado viejo para desear el descanso, pero tampoco demasiado joven para ser ambicioso

Por otro lado, Platón se encuentra con algunos problemas filosóficos no resueltos, básicamente: el relativismo de los sofistas y la necesidad de establecer la posibilidad de un conocimiento científico. La reflexión platónica sobre la justicia surge en un ambiente cultural donde ya se ha planteado un profundo debate sobre la misma. Dos son las posturas teóricas, opuestas a Platón diferenciadas, que han creado el caldo de cultivo de la reflexión política platónica. Platón, siguiendo a Sócrates, se opone al relativismo de los sofistas, y pretende encontrar el fundamento que posibilite establecer una definición objetiva de lo que es la justicia. La justicia para los sofistas no está determinada por ninguna naturaleza ni humana, ni cósmica, sino que la justicia, como las leyes, es una creación humana y su validez estriba en la aceptación de la colectividad que las mantiene. La relatividad de las leyes y la justicia es coherente con la experiencia de las distintas interpretaciones producidas

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