Mente Del Estratega
Chano132118 de Junio de 2015
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Partiendo del hecho que lo fundamental en la planeación estratégica es generar una ventaja competitiva, más allá de un ejercicio de planeación es como inicia la obra dejando bien claro la importancia que tiene el “Desarrollo del Pensamiento Estratégico”.
Se plantea la necesidad de incorporarnos a la realidad y vivir en la sociedad del conocimiento mediante un afán de varios, con la obligación de aminorar las inequidades.
No existe en realidad magia Japonesa en la realización de los negocios. Muchas empresas Japonesas año tras año se las arreglan para incrementar su participación en el mercado y para crear riquezas, a pesar de sus desventajas logran este cometido ya que poseen una razas de estrategas naturales o instintivos, que quizás nunca tomaron un curso o leyeron algún libro sobre estrategias, pero tiene un conocimiento intuitivo de lo que son los elementos básicos del proceso estratégico.
Tanto en Japón como en Occidente esta raza está siendo desplazada por planificadores estratégicos y financieros, racionales y metódicos. Los promotores de estrategias audaces y ambiciosas se encuentran desplazados, tildados de perdedores, en tanto las distinciones se otorgan a los que se encuentran más preparados para trabajar dentro del sistema, por ello quienes tienden a sobresalir son los analistas y los innovadores.
A medida que han ido floreciendo los procesos de planificación se han marchitado el pensamiento estratégico. Si la mente del estratega se contrapone a tal grado a la cultura de la corporación ¿cómo puede una compañía ya institucionalizada recuperar su capacidad para concebir y ejecutar estrategias financieras creativas? El autor (Kenichi Ohmae) inicia comentando que durante sus viajes a diversos países se ha percatado de que los empresarios están muy interesados en sus conocimientos debido al éxito que tienen los negocios japoneses, como si pensaran que los japoneses tienen algún tipo de magia especial que utilizan para vencer a sus competidores en los mercados mundiales.
Los planes son creativos, intuitivos, e incluso contrarios al “status quo”, por lo que podría parecer que carecen de validez desde el punto de vista analista; sin embargo, el impacto competitivo de sus estrategias se debe justamente al elemento creativo de esos planes, así como a la determinación y voluntad de la mente que los concibió.
Tanto en Japón como en Occidente, los estrategas naturales están siendo reemplazados por planificadores estratégicos y financieros, racionales y metódicos, por lo que no se encuentran organizadas para enfrentar las innovaciones.
La mayoría de las corporaciones actuales resaltan la logística y la racionalidad, sus sistemas y procesos están orientados hacia una mejora de volúmenes (a hacer mejor lo que ya se está haciendo), aumentando el valor del talento para la adaptación y reduciendo el incentivo para la innovación; debido a esto, los promotores de estrategias audaces y ambiciosas han sido desplazados por quienes se encuentran más preparados para trabajar dentro del sistema. Por lo anterior, para sobrevivir deben planear con anticipación y amplitud, controlando con todo detalle una serie de funciones críticas, estableciendo minuciosas políticas y procedimientos donde se describe lo que se debe hacer para un sinnúmero de circunstancias específicas, analizando riesgos y previendo contingencias.
EL ARTE DEL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO
El análisis es el punto crucial de arranque del pensamiento estratégico. Dentro del pensamiento estratégico, lo primero que debe buscarse es el claro rendimiento del carácter particular de cada elemento y después hacer el más completo uso posible del poder de nuestro cerebro para reestructurar esos elementos de la forma más ventajosa.
La primera etapa del pensamiento estratégico consiste en determinar con precisión el punto crítico de la situación, para obtener esto se requiere de formular las preguntas orientándolas hacia la solución, si esto se hace correctamente se llegará a la misma respuesta aunque se haya partido de una pregunta expresada en otras palabras.Esta sección se concentra en los puntos básicos del proceso mental, ilustrando las dimensiones analíticas de dicho proceso, las direcciones que el pensador puede tomar en su búsqueda de estrategias innovadoras, y describiendo la naturaleza de esa búsqueda.
En los negocios, al igual que en el campo de batalla, el objetivo de una estrategia consiste en aproximarse a las condiciones más favorables para nuestro bando, juzgando con precisión el momento de atacar o retirarse y evaluando los límites del compromiso.
El análisis es el punto de partida del pensamiento estratégico: al enfrentarse a problemas, tendencias, eventos o situaciones que parecen constituir un todo armónico, el pensador estratégico debe dividirlos en sus partes constitutivas, y después de descubrir el significado de dichos componentes, los vuelve a ensamblar para maximizar sus ventajas. Además del análisis, la mente del estratega se caracteriza por la elasticidad o flexibilidad intelectual, que le permite encontrar respuestas realistas a situaciones cambiantes.
Dentro del pensamiento estratégico, primero debe buscarse el claro entendimiento del carácter particular de cada elemento en una coyuntura dada, y posteriormente utilizar nuestro cerebro de la forma más completa posible para reestructurar esos elementos en la forma más ventajosa. Dado que los eventos del mundo real no siempre siguen una tendencia lineal, el medio más confiable para dividir una situación en sus componentes y volverlos a ensamblar de acuerdo con el modelo deseado, no es la metodología gradual (como los sistemas de análisis), sino utilizando el cerebro humano, que es la herramienta fundamental del pensamiento no lineal.
El verdadero pensamiento estratégico contrasta con el enfoque convencional de los sistemas mecánicos que se basan en el pensamiento lineal, pero también contrasta con el enfoque en el que todo se basa en la intuición y llega a conclusiones sin ningún análisis auténtico. De esta manera, sin importar lo difícil o novedoso del problema, el acercamiento a la mejor solución posible solo puede provenir de una combinación de análisis racional que se basa en la verdadera naturaleza de las cosas, y una reintegración imaginativa de las diferentes porciones en el nuevo modelo, mediante el empleo del poder cerebral no lineal. Esta es la forma más eficaz de concebir estrategias que enfrenten exitosamente los retos y oportunidades, tanto en el mercado como en el campo de batalla.
Determinación del punto crítico.
La primera etapa del pensamiento estratégico consiste en determinar con precisión el punto crítico de la situación. Para resolver un problema, es vital averiguar cuál es el punto clave, y que desde el principio éste se formule de manera que facilite el descubrimiento de una solución.
Para determinar el punto crítico, los estrategas utilizan distintos métodos:
a) El proceso de abstracción.
El primer paso del proceso de abstracción, es el empleo de medios -como las sesiones de “lluvia de ideas” (“brainstorm”) y las encuestas de opinión- para poder especificar los aspectos en los que la compañía se encuentra en desventaja en comparación con sus competidores; posteriormente, estos aspectos se clasifican en grupos de acuerdo a sus factores comunes, y se examina cada grupo como una unidad, cuestionando cuál es el asunto crítico que plantea cada unidad, ya que la fuente del problema debe comprenderse antes de proponer cualquier solución real.
Una vez concluido el proceso de abstracción, se debe decidir cuál es el enfoque correcto para encontrar una solución; y cuando se haya determinado la solución se deberán elaborar los programas de implantación y la compilación de planes detallados de acción.
b) Método de aciertos y errores.
Cuando solo se tiene una idea general de cuál puede ser el punto crítico del problema, un recurso es diagramar el problema de acuerdo a la programación por computadora, o el empleo de cuadros sinópticos para la toma de decisiones.
El problema o asunto general se divide en dos o más subasuntos, mutuamente excluyentes y exhaustivos; el proceso se repite para los temas que vayan surgiendo hasta el nivel en que los subasuntos se puedan manejar de forma individual. En esta etapa, el objetivo es que cada asunto final sea más manejable a nivel humano y se obtengan resultados precisos y mensurables.
c) Diagrama del problema.
El pensador estratégico no debe tratar de proponer una solución basada simplemente en la experiencia o la intuición, sino que debe llevar a cabo un análisis de los factores objetivos. En este caso, es necesario dibujar un diagrama del problema.
Por ejemplo: En el caso de que los costos de producción de un producto sean muy altos, lo primero que deberá analizarse es su diseño, porque si el producto es fabricado de acuerdo con las especificaciones existentes y resulta demasiado caro para ser competitivo, es obvio que su diseño es excesivo. Sin embargo, esto no significa sencillamente cambiar su diseño, sino que antes se deben estudiar las necesidades y gustos básicos de los clientes, además de estimar la participación del mercado que podría perderse frente a la competencia y el impacto neto en las utilidades si el producto se vendiera a un precio más alto debido a su costo de producción actual.
Si existe la confianza en que el producto puede lograr suficientes ingresos para superar el punto de equilibrio en el mercado, el siguiente paso se orientaría hacia el área de mercadotecnia, lanzando una campaña publicitaria para persuadir a los compradores potenciales
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