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Postura Filosofica


Enviado por   •  8 de Junio de 2014  •  1.863 Palabras (8 Páginas)  •  684 Visitas

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A mediados del siglo V, se da una renovación del clima moral de Atenas, que había adquirido una influencia hegemónica sobre toda Grecia en el aspecto político, económico y cultural.

Con la nueva democracia en Atenas, todos los ciudadanos podían participar en las decisiones públicas, a través de las asambleas populares y tribunales convocados.

Con los nuevos maestros de la nueva educación, los sofistas se jactaban de hacer doctos (sophoi) en el saber necesario a los jóvenes de la nueva clase dirigente. Se presentaban como maestros de la sabiduría o de virtud, es decir, del arte de vivir, y como maestros de retórica, es decir, del arte de persuadir mediante la elocuencia.

Con la enseñanza de los sofistas y el problema de la justicia, ya a finales del siglo V, la polis se encaminaba a su descomposición.

El individuo se había aislado de sí mismo, con sus ansias de felicidad agudizada por el elevado bienestar económico y por la más amplia esfera de actividad del ciudadano y al mismo tiempo, siente su libertad sujetada por las distinciones entre lo justo y lo injusto.

Los sofistas más audaces no encontraban en el hombre más que interés individual, búsqueda de placer y egoísmo. El destino natural del hombre es una sed siempre insatisfecha de goce, y toda acción encuentra sentido en sí mismo.

Los sofistas responden que la diferencia entre débiles y fuertes permite establecer un orden moral, un criterio para distinguir lo justo de lo injusto. El débil está destinado por naturaleza a obedecer.

Esto representa un principio de superación del extremo subjetivismo; lo justo no es lo que le parece a cada uno, sino lo que le place al más fuerte. Y si las leyes del estado son expresión de la voluntad del más fuerte, para la obediencia de las mismas se ha encontrado un fundamento no convencional, sino natural.

Sócrates, después de la crisis sofistica, apunta a la posibilidad del hombre de conocer un absoluto y sobre la necesidad de orientar la propia conducta moral según ese absoluto.

Aparece como un educador de la psyché, del alma. Esta educación se desarrolla esencialmente según dos etapas: la primera consiste en liberar al alma de la ignorancia con el fin de estimular a la búsqueda de la verdad. La segunda etapa, la mayéutica, hará descubrir al interlocutor un saber que, sin saberlo él, ya poseía. Saber de orden práctico que sirve para distinguir los actos (arete).

Para Sócrates, nuestro saber no termina donde encuentra sus límites, sino que existen algunas certezas que poseen sin estar en grado de expresarlas y explicarlas.

Este saber inexpresable es norma y regla de nuestra acción: nos presenta lo absoluto de los valores y de la obligación moral. La moral, es la primera aproximación que se abre para nosotros y para cualquier hombre aún más allá de la experiencia. Esto significa que toda metafísica tendrá inevitablemente un carácter práctico, moral, aun, político.

Como su maestro Sócrates, Platón está convencido de que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, sino a algo permanente.

Platón cree que el verdadero conocimiento no está referido a las cosas sensibles, que hay un saber que lleva impropiamente ese nombre y que en realidad no es verdadero conocimiento, sino solo opinión o doxa, que es siempre vacilante, confuso, contradictorio.

Platón defiende el realismo de las ideas, y apunta a objetos realmente existentes, a los que denomina Ideas o Formas

Las cosas sensibles se captan de los sentidos, las ideas, por la inteligencia; por ello de la igualdad, de la belleza, la justicia, etc, se dice que son entes intangibles.

En el mundo sensible, platón sostiene que el arte puede emplearse para producir nociones ilusorias y estimular deseos. A su vez, tiene la función de presentar imágenes de la virtud, la justicia, etc, con el fin de que el espíritu aprenda a reconocerlas. De esta manera subordina el arte de la moral.

En un nivel superior, presenta las cosas propiamente dichas y considera que estos objetos sensibles constituyen la verdadera realidad

En el mundo intangible, la primera característica se vale de representaciones imperfectas, que son los objetos de pensamiento puro que sirven como puente para pasar de lo sensible a lo inteligible.

La segunda característica, admite su punto de partida como si fuera algo independiente, puesto que no da razón de él; pero la hipótesis no se basa en sí misma y por eso es necesario que se la fundamente.

A este modo de conocimiento, Platón lo llamo “noesis”, inteligencia, y se caracteriza por ser puramente intelectual, sin ningún elemento sensible, imágenes o ejemplos.

Es conocimiento de puras ideas donde todo queda comprendido. En segundo lugar, es un conocimiento absoluto, no hipotético.

La dialéctica paso del mundo sensible al mundo inteligible. Para Platón, el arte de convencer que tiene por meta dar razón de alguna de las ideas; es la técnica de moverse en el mundo de las ideas, determinando las relaciones entre unas y otras según se enlacen entre sí o estén separadas.

La idea de Bien es lo que otorga inteligibilidad a las ideas y hace a las demás ideas aptas para ser conocidas. En tanto idea suprema, el Bien es en esta perspectiva el fin último, la meta suprema. El Bien también resulta el fundamento teleológico.

El fundamento de todas las demás ideas, constituye a la vez el fundamento de todas las cosas sensibles, puesto que estas deben su ser e inteligibilidad a las ideas. Éstas son, el aspecto (idea) bajo el cual las cosas sensibles se presenta, es decir, son.

Las ideas tienen carácter metafísico, porque representan la realidad perfecta. En segundo lugar, son

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