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¿QUE ES SER JUSTO?


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2013  •  2.649 Palabras (11 Páginas)  •  937 Visitas

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¿QUE ES “SER JUSTO”?

A propósito de un caso concreto

Introducción

En el presente trabajo nos proponemos abordar la temática de qué implica para el ser humano “ser justo”. ¿Es posible ser totalmente justo?; ¿quién es justo? ; ¿cómo se es justo?; ¿se trata de obrar conforme a un ideal general predeterminado o de un actuar desde lo real y concreto?.

Intentaremos buscar interrogantes, si ello es posible, o al menos aproximarnos a su respuesta desde la reflexión.

A tal fin utilizaremos la siguiente metodología: Comenzaremos por presentar el marco teórico conceptual que nos servirá de referencia, exponiendo, con la brevedad y síntesis que este trabajo nos impone, el pensamiento de los dos autores que hemos elegido, es decir Platón y Aristóteles. En segundo lugar explicitaremos el caso concreto respecto al cual nos proponemos reflexionar. Y finalmente abordaremos precisamente dicha situación fáctica, analizándola desde el marco teórico expuesto y formulando nuestra opinión personal.

Marco Teórico

Por razones de orden lógico y cronológico, comenzaremos refiriéndonos a la doctrina de PLATÓN (428-348 a. C.).

El nombre verdadero de este autor era en realidad Arístocles de Atenas, pero fue apodado Platón (Plátwn = «el de anchas espaldas»), en alusión a la complexión robusta que al parecer tenía.

Perteneciente a una familia noble, Platón tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. Es posible que se iniciara en la filosofía con las enseñanzas del heracliteano Cratilo. A los veinte años (407) tiene lugar su encuentro con Sócrates, acontecimiento que fue decisivo para Platón.

Platón y su pensamiento filosófico fueron producto de la conflictiva realidad que le tocó vivir. Debió asistir a la decadencia y posterior derrumbe de la democracia en su Grecia, sufriendo el profundo y general deterioro de valores que tal situación conllevó. Esto determinó que Platón enfocara su pensamiento directamente hacia lo político, a como reconstruir Grecia. Así concibió la “ciudad ideal” que plasmó en su obra “La República”; modelo en el cual dividió a los hombres en tres clases o castas: la de los “gobernantes” (depositarios de la capacidad intelectual y la sabiduría, cuyo cometido era dirigir la “República”), los “guerreros” (depositarios del valor y por tanto asignados a defender la ciudad), y la casta obrera o trabajadora (la más numerosa, única habilitada a poseer bienes en propiedad privada, y cuya función era la de satisfacer las necesidades económicas de la ciudad). Los pertenecientes a la primera de dichas clases debían ser los filósofos, que eran los “virtuosos”.

Se presenta entonces Platón como un filósofo de la “totalidad”, que de alguna manera sistematizó el pensamiento filosófico.

El mundo modelo perfecto y de carácter intemporal que dicho autor concibió, fue un mundo de “ideas”, entendiendo por tales aquellos modelos o “patrones” referidos a conceptos o principios inmutables y absolutos.

Una de esas “ideas” de la concepción platónica fue la de justicia. Concibe a ésta como un valor general y absoluto, un modelo conforme al cual debían necesariamente ceñirse las personas para ser justas. En otros términos, según Platón solo podríamos decir que alguien es “justo” y “bueno” si adecua su actuar a los ideales de justicia y bondad preestablecidos; actuar que a su vez provocará en la misma persona la armonía interior, es decir un estado de “saludable espíritu”.

En definitiva, entiende que solo comportándose según dicho criterio la persona podrá alcanzar su “areté”, y asegurará a su vez el “kosmos” (orden-estructura), otra de las ideas fundamentales de la concepción platónica.

Pasaremos ahora a considerar el segundo autor escogido, es decir ARISTÓTELES (384-322 a.C.); discípulo de Platón, pero a su vez crítico de él aspectos esenciales.

También en Aristóteles resulta necesario considerar la realidad histórica y personal que le tocó vivir, porque su concepción en cierta forma es producto de ello. Hijo de un médico y simpatizante de Macedonia, sufrió la persecución en Atenas siendo, al igual que Sócrates, acusado de “impiedad”. Sufrió el destierro voluntario en Calcis, Eubea, desde 323 a.c. hasta su muerte un año después cuando tenía 72 años; destierro que manifestó haber elegido para “evitar a los atenienses un segundo crimen contra la filosofía”.

El pensamiento aristotélico emerge de dicha realidad impregnado de un fuerte realismo y sentido común; surgiendo asimismo el conflicto como nota dominante de su filosofía.

A diferencia de Platón propone Aristóteles una ética teleológica o finalista, basada fundamentalmente en la consideración de lo concreto. Considera que, más allá de los diferentes enfoques y estudios de que pueda ser objeto, el mundo o realidad a la que hay que atender es el “aquí y ahora”.

No concibe al bien como “idea” o concepto único, teórico e inmutable. Antes bien entiende que hay un bien distinto para cada caso, que por ello debe ser apreciado en lo concreto y con un sentido práctico.

Para éste autor no se trata pues la Ética de un saber teórico exacto y absoluto,

susceptible de ser comprobado con el mismo grado de certeza que lo científico. Por el contrario en ella los conceptos a priori son relativos, correspondiendo que cada ser humano busque en su actuar concreto dicha certeza, en la medida que la naturaleza de la situación respectiva lo permita.

Otra importante diferencia respecto al pensamiento de Platón (para quien recordemos Virtud era sabiduría que solo podían poseer los filósofos), Aristóteles concibe a la virtud como justo medio al que corresponde intentar llegar en el desarrollo de lo que podemos llegar a ser. En definitiva, en Ética no se trata de saber que es la Virtud, sino de “ser virtuosos”. Y a ser virtuoso se aprende, y también se enseña.

Vemos entonces en Aristóteles una distinción entre lo intelectual y lo ético o moral. Y por ella sostiene que deben buscarse en las personas dos clases de areté: una intelectual y otra moral.

En el marco de la concepción teleológica que venimos reseñando, aparecen enfocados también de forma diferente la justicia y “lo justo”.

Así en su “Ética a Nicómaco”

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