Federalismo Estadounidense
Elpinor19 de Octubre de 2013
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El federalismo estadounidense y el mexicano. Breves reflexiones
I.- Estados Unidos, el federalismo como solución.
Los Estados Unidos antes de erigirse como una federación, como una unión de Estados, se constituyeron como una confederación de Estados, proceso que nos habla de la densidad histórica que antecedió al Estado federal.
Esto se inicia con la declaración de independencia del 4 de julio de 1776, con la cual se proclamó la separación de Inglaterra, y por medio de la cual las colonias unidas decidieron erigirse en estados libres e independientes, luego vino la guerra. Por cierto, esto se puede anotar como una primera diferencia muy clara respecto al proceso mexicano, primero vino la guerra, 10 años después la declaración de independencia.
El lenguaje de la independencia, se nos dice, se asentaba en los preceptos del derecho natural. Pero ha sido ampliamente documentado que algo que precipito la independencia, fue el férreo control que la metrópoli ejercía sobre la economía de las colonias, que desde entonces ya mostraban un empuje muy industrioso, y eso era lo que la metrópoli quería evitar. Otorgaba franquicias, imponía tributos, etc., para prohibir, y en el mejor de los casos, obstaculizar el desarrollo económico independiente de las colonias.
Las colonias pues, previo a la independencia, y luego de ella, eran auténticas entidades con vocación independentista, cuando eran eso, colonias, y luego con vocación autonómica, ya como Estados independientes. Otra diferencia con respecto al proceso mexicano, que nunca se pudo librar de la centralización que implicaba ser un Virreinato, que finalmente dependía de la Corona española. El Virrey, para ser tal, debía jurar lealtad a la Corona (y, creo, que la Corona, tomaba medidas preventivas para que el Virrey no se saliera del huacal), pero bueno, las instituciones funcionaban con esa lógica.
Además, la sociedad novohispana como tal no estaba imbuida de ese espíritu independentista. Quizá en ello tenga que ver la ideología religiosa del protestantismo al que Max Weber le atribuye un gran peso en la actitud mental capitalista, industriosa. Los habitantes de las colonias, tenían intereses concretos que defender, y ello les motivaba para tener una actitud independiente.
Por ello les estaban más inclinados por revestir su movimiento su idea de independencia con un sentido político pragmático, sin tantas profundidades filosóficas como los franceses, aunque de alguna manera se vieron influenciados por la Ilustración y los enciclopedistas. Pragmatismo anglosajón, pues.
Por ello, uno de los primeros documentos, o quizá el primero, después de la independencia fue el de los Artículos de la Confederación (Articles of confederation)
Sin embargo, parte de los contrastes de la naturaleza humana, junto con ese espíritu independentista, esa vocación autonómica, hay otra dimensión que valora las ventajas de la unión. La unión hace la fuerza. Como lo demostró la utilidad de la confederación en la lucha independentista.
Este fue el dilema que enfrentaron los padres fundadores, y que resolvieron en 10 años. ¿Como diseñar instituciones, documentos fundacionales, que garantizaran lo mejor de los dos mundos? La garantía de libertad de los estados, pero al mismo tiempo, una entidad central que les reportará los beneficios de la unión.
El paso de la confederación a la federación, como se sabe, no partió de cero. En la confederación cada estado conservaba su soberanía, pero existía una asamblea integrada por los delegados de los estados, que es reuniría con periodicidad para tratar asuntos que se habían establecido en el tratado.
De hecho, los Artículos de la confederación contemplaban la existencia de un órgano central, que era el Congreso. Esto acercaba a la Confederación a una característica del Estado federal; incluso al presidente del mencionado comité se le llamaba “presidente”.
En el plano del diseño institucional se ve como el edificio federal se fue construyendo paso a paso, piedra por piedra, por ahí se estaban encaminando las cosas. Diseño que sin duda se correspondía con la realidad social y económica, era claro que se demandaban nuevos arreglos. Los estados independientes se dieron cuenta que la confederación fue muy útil para la guerra independentista, como ya se dijo, pero no estaba resultando serlo para configurar otra entidad cuyo eje fuera la unión de dichos estados. Fue útil para echar a los colonizadores, para destruir su dominio, pero no estaba siendo lo mejor para construir la unión.
Nuevamente la economía. La falta de normas, ya no digamos homogéneas, en materia de comercio, de cumplimiento de contratos, de comercio exterior, de ilegalidad. Y que decir en materia tributaria, un desorden, cada estado establecía sus impuestos y los cobraba a su manera. Encima de ello, los Estados tenían que cumplir con sus pagos a la confederación y algunos se negaban, priorizando sus intereses internos.
En este contexto, en septiembre de 1787, en una carta con la propuesta de nueva constitución al presidente del congreso, Jorge Washington se refirió a la ineficacia de la confederación y a la necesidad de crear un gobierno diferente.
Los estados sintieron la urgencia de contar con un poder central que coordinara los esfuerzos, pero al mismo tiempo respetara su autonomía. Es decir, un poder central que los representase y los protegiese, propiciando la unión de ellos, pero sin menguar ni menoscabar su soberanía. Como decimos, buscaban lo mejor de los dos mundos. Una cara de la densidad histórica de la que hablamos al principio.
Así, en mayo de 1787 la Convención de Filadelfia inició sus trabajos con el propósito de reformar los Artículos de la Confederación, y término en septiembre del mismo año redactando la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, erigiendo un Estado federal.
II. El federalismo mexicano
Alguna vez un ponente, creo que fue en un salón de la Cámara de Diputados, preguntaba sobre que le haría falta al federalismo mexicano en la perspectiva de una reforma. Yo dije que, quizá un poco audazmente, que lo primero sería instaurarlo. Esta opinión pudiera ser producto de un insuficiente conocimiento del tema, o una insatisfacción por su funcionamiento, como se supone debía funcionar.
Es humano voltear a ver al vecino para ver como está haciendo las cosas, y si las está haciendo bien, tomarlo como referente. No hacerlo es soberbia y tontería. Pero hay que ver bajo que condiciones el vecino está encontrando solución a sus problemas.
Creo que puede ser una combinación de ambos. Mi punto de vista se ha ido afinando (falta ver en que sentido), con un poco de más lecturas al respecto.
Para muchos, entre ellos yo, creemos que algunas de las más importantes instituciones, económicas, políticas y sociales que se han adoptado en México se han hecho de manera mecánica. Como transplantar una cosa de afuera para acá. Y luego vienen los problemas, o las decepciones, la falta de aclimatamiento, de adaptación al medio, etc.
Muchas cosas no estaban presentes en el caso mexicano…y bueno, los resultados los tenemos a la vista. Hasta para trasplantar una planta se requieren condiciones especiales.
Como digo, voltear a ver al vecino, al prójimo pues, para ver como está el haciendo las cosas para buscar un referente es muy humano (solamente los tontos y los soberbios no lo hacen), más aún si le están saliendo bien las cosas. Nada más que junto con este ejercicio debe de ir otro que, a mi modo de ver es la clave para los resultados buscados, ¿porqué al vecino si le salieron bien?, ¿Qué circunstancias había en su proceso?, ¿Se dio en México esa densidad histórica que estuvo presente en el caso estadounidense?
En la enorme empresa de construir un Estado, de crear y consolidar sus instituciones, pues la reflexión anterior, a mi modo de ver, es muy pertinente.
En el caso particular que nos ocupa es como hacer, como configurar, un marco social y político, en el que uno de los ingredientes principales de toda organización humana (independientemente del tamaño y la complejidad) el poder, las relaciones de poder, se procesen de manera armónica, equilibrada y, si me apuran, hasta justa. No es fácil.
Bueno, se decidió, no de manera unánime, que un Estado federal es una manera adecuada de procesar el fenómeno del poder geográfica y funcionalmente.
Diversos autores narran las vicisitudes que los padres fundadores de Estados Unidos tuvieron que pasar para llegar finalmente en 1787 a ese resultado histórico, como lo comentamos en la sección I. Se dice fácil, pero social y políticamente los Estados Unidos ya eran eso, estados, antes de la formalización de la unión, y aquí quizá habría que abundar, como creo que lo han hecho varios, en el aspecto económico (de ahí la utilidad del materialismo histórico como pauta metodológica).
El caso de México es muy diferente, en la búsqueda de la formación y la consolidación del Estado, los grupos dirigentes deciden que la forma de este debe ser federal; bueno, como hemos visto otro grupo decía que no, que centralista, y así estuvo la disputa, en todo el siglo XIX, pero,
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