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Independencia del Rio de la Plata

Ani MendozaEnsayo12 de Septiembre de 2017

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Independencia del Rio de la Plata

INTRODUCCION:

Comenzar analizando directamente los sucesos en el Rio de la Plata no sería oportuno sin antes analizar el contexto de la España peninsular porque tal y como lo dice Guerra “las coyunturas políticas peninsulares marcan los ritmos de la evolución americana”, porque es allí donde se tomarán las decisiones a las cuales luego América reaccionará. Entonces, es preciso considerar el análisis desde una visión global que nos permita explicar el rasgo más distintivo de este período: la simultaneidad y semejanza de los procesos en ambos lados del atlántico. Se ve de esta manera como, por ejemplo, en ambas regiones se discuten los mismos problemas: la lucha contra Napoleón, la cuestión de la soberanía y la representación.

REVOLUCIONES INGLESAS:

Entonces, podríamos partir desde el momento en que el ministro Godoy de España vuelve a la tradicional alianza con Francia tras su derrota en el conflicto bélico en oposición a la Revolución Francesa y la ejecución de Luis XVI.  De esta forma, el creciente poderío de Napoleón y la debilidad política del gobierno de Godoy llevan a una dependencia de la política exterior francesa y, en consecuencia, al enfrentamiento con Inglaterra.

En 1806 y 1807 se demuestra el inicio de la crisis política española en el Rio de la Plata con las invasiones inglesas, producto de aquel enfrentamiento y con un claro interés tanto militar como comercial. Estas invasiones demostraron la fragilidad del orden colonial debido al comportamiento sumiso del Cabildo y la Audiencia, y por la inexistencia de un ejército para la defensa del territorio.

En junio de 1806 se produce la primera invasión, presentándose los ingleses como supuestos “libertadores” y aprovechando las rivalidades existentes entre criollos y españoles; sin embargo, los criollos no estaban dispuestos a sufrir una segunda dominación y se organizaron  fuerzas voluntarias que luego se convertirían en cuerpos militares para evitar una segunda invasión. Estas milicias dirigidas por Liniers, Pueyrredon, Saavedra, entre otros, encabezarían lo que se denominó como LA RECONQUISTA de Buenos Aires.

La conducta del virrey Sobremonte dio origen a la crisis de autoridad en el virreinato: se retira al Interior, los depósitos militares caen en manos de los ingleses y el tesoro real se pierde en Luján.

En febrero de 1807 se produce la segunda invasión con la conquista de Montevideo y en la cual el virrey vuelve a abandonar a los defensores sin ofrecer resistencia alguna; por ello, mediante una Junta de Guerra se decide la destitución del virrey, otorgándole el gobierno civil a la Audiencia y el mando militar al capitán Santiago de Liniers (en 1808 sería nombrado virrey). Durante este período, ahora denominado LA DEFENSA, los cuerpos milicianos nuevamente fueron los protagonistas y a partir de entonces la plebe criolla obtuvo presencia y representatividad en la esfera pública, y la elite local una nueva base de poder. De esta forma los criollos adquirieron status y nuevas posibilidades de ascenso social. Las milicias se constituyeron en un nuevo actor político y un nuevo canal de comunicación entre la elite local y la plebe urbana. Sumado a esto surge un grupo dentro de las elites locales que adquiere poder a partir del manejo y control de las milicias, desequilibrando el equilibrio de poderes.

ABDICACIONES DE BAYONA:

Retomando la situación en España para comprender los sucesos en América, es de gran importancia analizar los años 1808 y 1809; comenzando por el tratado firmado por el ministro Godoy por el cual permite la entrada y ocupación del territorio español por parte de las tropas de Napoleón y poniendo en manos del emperador de Francia todos los reinos de España e Indias; de esta manera llega José Bonaparte al trono español.

Las noticias de las abdicaciones de Bayona en mayo de 1808 repercuten tanto en España como en América con idéntica pasión; aun cuando el factor distancia va a dificultar y retrasar el proceso en el Rio de la Plata. De esta manera comienzan las reacciones de lealtad al rey Fernando VII mediante levantamientos de origen popular contra los franceses y la formación de juntas insurreccionales. En ambas regiones la unanimidad y la exaltación patriótica, el rechazo por las abdicaciones a las cuales no les dieron su consentimiento, permiten pensar en la idea de nación y sentimientos nacionales (“la nación española”).

Es en este contexto que se da inicio al proceso revolucionario; con el comienzo de una lucha de poder entre las elites locales y la burocracia colonial, y los planes de independencia que comienzan a surgir como manifestación del patriotismo hispánico y una manera de librarse de la dominación francesa. De esta manera surge un PARTIDO DE LA INDEPENDENCIA como se lo llama, pero que en verdad no cree en la posibilidad de una declaración de independencia temiendo las posibles represalias conjuntas de España, Portugal e Inglaterra (ahora aliadas), y los manejos del Cabildo y su “república independiente” bajo la égida de españoles europeos.

En Aranjuez, en septiembre, tras quedar el trono acéfalo se decide crear la SUPREMA JUNTA CENTRAL GUBERNATIVA DEL REINO que gobernaría en nombre de Fernando VII durante su ausencia, dando una rápida solución al problema de quién gobierna y en nombre de quién. Es entonces cuando salen a la luz las diferentes posiciones políticas, que dan origen a la opinión publica moderna: los ABSOLUTISTAS ILUSTRADOS –Floridablanca- (quienes apoyan la Junta Central provisional), los CONSTITUCIONALISTAS HISTÓRICOS –Jovellanos- (buscan la reforma monárquica bajo un sistema constitucional y restauración de las Cortes), y los REVOLUCIONARIOS O LIBERALES –Quintana- (sostienen la soberanía del pueblo e inspirados en la constitución francesa). Estos últimos eran los jóvenes de las elites y conformaban la minoría en un principio.

En 1809, la Junta Central, trasladada a Sevilla, convoca a las Cortes y a la elección de diputados americanos como respuesta a las críticas de su precaria legitimidad (por representar solo a los reinos peninsulares). Sin embargo, esta aparente generosidad del decreto es en verdad otra muestra de desigualdad presentando el llamado como una concesión a las “colonias”; lo que genera el interrogante de qué es la nación (aspecto concreto y territorial; pueblos y provincias) y cuál es la relación entre la España Peninsular y América. A pesar de esto, América el 8 de enero jura fidelidad a la Junta Central de Sevilla como depositaria del poder soberano. Luego de esto, la Junta debe abandonar Sevilla por la invasión francesa y en medio de un motín popular que acusa a sus miembros de traición. Estos perseguidos y refugiados en Cádiz deciden transmitir sus prerrogativas a un CONSEJO DE REGENCIA.

PROCESO REVOLUCIONARIO:

Con la llegada de las noticias de la posible total derrota de España en manos de Francia, de la disolución de la Junta Central y el traspaso del poder a un Consejo de Regencia, el virrey Cisneros se ve privado de su fuente de legitimidad; ya que, según el PACTO DE SUJECIÓN, una vez caducada la autoridad del monarca el poder retrovierte a sus depositarios originarios: los pueblos (ciudades convocadas a participar; estados soberanos; hoy provincias). Por esto, el 22 de mayo de 1810 se convoca a un Cabildo Abierto donde estarán representadas aquellas ciudades de la tradición hispano colonial (pequeñas repúblicas: autoridad, jerarquía, ordenamiento socio-político) y precisamente la “parte principal y más sana del vecindario” (ind. casado, afincado y arraigado). Sin embargo, el Cabildo, burlando al pueblo, establece una Primera Junta presidida por Cisneros provocando la reacción de las milicias y del pueblo que se oponían a esta decisión.

El 25 de mayo, finalmente, se establece la JUNTA PROVISIONAL GUBERNATIVA DE LAS PROVINCIAS DEL RIO DE LA PLATA con Cornelio Saavedra como presidente y Mariano Moreno como secretario (aun cuando van de derivarse en tendencias opuestas) que permanecería hasta diciembre del mismo año. La misma tuvo como principales medidas una iniciativa política de convocar a los Cabildos del Interior que enviaran diputados a Buenos Aires, y una iniciativa militar de expediciones: una al norte (hacia el Alto Perú) que se encuentra obstaculizada por una resistencia en Córdoba y la fidelidad al Consejo de Regencia, y una al Paraguay (al mando de Belgrano) que no tiene éxito retirándose el ejército y proclamando más adelante su autonomía de Buenos Aires.

Por otra parte, la rivalidad entre el presidente de la Junta y el secretario fue un factor clave durante todo el proceso revolucionario, aun después de la muerte de Moreno. En primer lugar es importante tener en cuenta las cuestiones que determinaron el pensamiento de Mariano Moreno en esta época (diferente al de un par de años atrás):

  • dominaba el IDEARIO REPUBLICANO basado en el ejercicio de la virtud (ceder parte de la energía e interés personal en beneficio del bien público – res pública)
  • colocaba al agricultor como modelo de la moral republicana (simplicidad, laboriosidad, compromiso)
  • idea comunalista, holista, organicista (la sociedad como un todo, un cuerpo = una comunidad)
  • sostenía que la legitimidad de la revolución estaba en el JUSNATURALISMO (derechos naturales innatos de los seres humanos, anteriores al estado y a la sociedad), el CONTRACTUALISMO COMUNITARISTA de Rousseau (estado del hombre presocial y prepolitico virtuoso, ahora dañado; enajenan su poder a un rey o asamblea; pacto de asociación; voluntad general; soberanía popular), y el liberalismo según Rousseau (lo público por sobre lo individual, la igualdad por sobre la libertad) o la libertad de los antiguos (“libertad para” participar en la comunidad; libertad política).

Una vez presente el pensamiento de Moreno se hace más sencillo comprender la oposición a la política de Saavedra quien, según decían, pretendía coronarse como nuevo monarca de América, ya que venía conservando en sí mismo los honores del depuesto virrey y manteniendo a realistas/españoles a su favor en las funciones públicas. Así es que se caracteriza este período hasta 1814 como el intento frustrado de los morenistas de asociar a lucha de la independencia con un nuevo orden.

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