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La Litografía En El Río De La Plata


Enviado por   •  29 de Abril de 2015  •  3.373 Palabras (14 Páginas)  •  792 Visitas

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La litografía y su influencia en la difusión de la fotografía

Por Juan Antonio VARESE

Currículo del autor:

Investigador de la historia de la fotografía en Uruguay y escritor de temas marítimos, faros y naufragios en el Río de la Plata. Vinculado a la fotografía desde 1985, tuvo el honor de ser electo presidente del Foto Club Uruguayo entre 1989 y 1991. Autor de los siguientes libros en el tema: Memorias de José María Silva, el fotógrafo de Gardel (1977), Historia de la fotografía en el Uruguay (2007) y Los comienzos de la fotografía en Uruguay. El daguerrotipo y su tiempo (2013), además de publicar artículos en diarios y revistas nacionales y extranjeras. Participó de los Congresos de Historia de la Fotografía en la Argentina presentando trabajos de variada temática.

Previo a la aparición de la mayoría de los inventos, lo hemos sostenido siempre, suele flotar en el aire la necesidad, conveniencia u oportunidad de su invención. En tal concepto, el bávaro Alois Senefelder tuvo la suerte de encontrar un tipo de piedra sobre la que escribir las partituras y realizar los dibujos que acostumbraba, precisamente cuando se encontraba en medio de un proceso de búsqueda para reproducirlos.

Lo mismo aconteció con la fotografía cuando varios investigadores de diferentes países se encontraban, en forma casi simultánea, investigando en procura de un sistema para fijar mecánicamente las imágenes que se obtenían en la cámara oscura. Nicéphore Niépce, por su parte, comenzó sus búsquedas desde el campo de la litografía, sistema descubierto tan solo veinte años atrás, hasta que en 1826 dio un paso adelante con la obtención de la vista desde su ventana, proceso que luego fue perfeccionado por Daguerre.

Desde entonces la litografía tuvo mucho que ver con el desarrollo de la fotografía y varios fueron los usos y costumbres en los que se aplicó. Como ejemplo de interacción, baste citar que sobre la base de algunos daguerrotipos varios artistas copiaron o dibujaron los rostros o los paisajes sobre la piedra litográfica, la cual, luego de entintada y sometida a una prensa, permitía la realización de las copias que se desearan. Podemos al respecto recordar el daguerrotipo de Justo José de Urquiza tomado por Penabert y Masoni (y eventualmente por Fredricks) en el palacio San José durante su recorrida por el litoral, que luego fue enviado a Europa para obtener copias litográficas que ofrecer en Montevideo y Buenos Aires.

La litografía influenció en el desarrollo de la fotografía en aspecto tan importante como la publicidad utilizada por los fotógrafos para dar prestigio a sus establecimientos, porque las fotos para entregar al cliente solían pegarse sobre unos cartones adornados y escritos por el sistema litográfico. Las cartes de visite, el formato más popular de mediados del siglo XIX, han permitido que llegaran hasta nuestros días los trabajos litográficos que daban prueba del valor artístico de los dibujos sobre los que se estampaban los nombres y direcciones de los fotógrafos e incluso, a veces, la fecha de la toma o el número del negativo. Solían dar cuenta de los premios y medallas obtenidos por el fotógrafo, acompañados de sellos alusivos y simbólicos para jerarquizar el nombre e importancia del estudio fotográfico.

En un rápido desarrollo de la litografía en el Río de la Plata, encontramos varios nombres que dieron prueba de la importancia y difusión de sus trabajos en el medio. Nombres que resultan comunes entre Buenos Aires y Montevideo y que eventualmente prolongaron su actividad en las ciudades del litoral o del interior argentino. Porque, al igual que la mayoría de los daguerrotipistas, los litógrafos solían ser itinerantes y mudar frecuentemente de domicilio, así como entrar o salir de sociedades comerciales formadas para un mejor ofrecimiento de sus servicios.

La primera referencia a la litografía en Montevideo apareció en el diario El Universal en un aviso colocado por el ingeniero Adriano E. Mynssen, en nombre de los señores Bacle y Cía. de Buenos Aires, quien ofrecía «trabajos litográficos a disposición de los interesados». En aviso posterior ponía en venta el álbum de retratos litográficos publicados en Buenos Aires bajo el título de Fastos de la República Argentina.

Las personas que tuviesen necesidad de hacer algunas obras en litografía como planos, retratos, etc., existe en esta capital un comisionado de Mr. Bacle y compañía, litógrafo en Buenos Aires con encargo de dirigirle los trabajos que puedan ofrecerse en este país, en virtud de no haber en él todavía establecimiento de aquella clase; para lo cual, así como para el ajuste de precios y demás circunstancias para que está facultado, puede concurrirse a la casa 109 de calle San Felipe.

El Universal, 1 de julio de 1829

La primera imprenta litográfica en Montevideo fue instalada en el año 1830 (año de la jura de la primera Constitución) por los señores Risso y Cía. en la calle San Miguel 125, dispuestos a ejecutar trabajos en el ramo.

Los señores Risso y Ca. tienen el honor de anunciar al público que han establecido su Imprenta Litográfica, calle San Miguel No 125. Ejecutarán en su establecimiento todo lo que es del ramo de la litografía, a saber:

Dibujos de todas clases; geografía y topografía; encabezamientos de cartas, de facturas y de cuentas; circulares; precios corrientes; letras de cambio; listas de muestras; listas de fonda; esquelas de visitas, y en fin, todo lo que tiene relación con su arte.

Los conocimientos que han adquirido en muchos años de trabajo y de estudio y los precios moderados que piden los harán dignos de la confianza de todas las personas que tengan la bondad de proporcionarles trabajo.

El Universal, 10 de diciembre de 1830

De origen italiano, Risso había llegado al país luego de una gira por Europa y los Estados Unidos de Norteamérica dispuesto a ejercer su arte, haciendo constar sus años de experiencia en el ramo. Poco después dejó Montevideo para instalarse en Buenos Aires, seguramente una plaza más próspera para la actividad.

Hacia 1835 consignamos la instalación en Montevideo de José Gielis, litógrafo de origen belga, que abrió su propio establecimiento. Su primer trabajo y referencia en la prensa data de 1836, vinculada con un tema por demás atinente a la historia política del país: la aparición de las divisas de los partidos tradicionales impresas por el sistema litográfico. El bando que lideraba el presidente Manuel Oribe adoptó el lema «defensores de las leyes», que debía ser impreso sobre una divisa blanca, según decreto del 10 de agosto de 1936. Los jefes oficiales y tropa del ejército, la guardia nacional, policía y empleados públicos debían llevar la divisa en el sombrero o cruzada sobre la vestimenta con el mencionado lema.

Divisas con el retrato del S. E. el Presidente de la República.

Y para la Guardia Nacional, litografiadas por Gielis; se hallan en venta en la librería de D. Jaime Hernández, calle San Gabriel.

El Republicano, 13 de agosto de 1836

El 18 de agosto El Republicano publica un nuevo aviso sobre la venta de divisas, esta vez con el Escudo de Armas de la República litografiado por Gielis.

Esta circunstancia llevó a la aparición de un distintivo opositor, en principio de color celeste, el cual fue cambiado luego por el rojo dado el rápido descoloramiento de la tinta que dejaban a la divisa del mismo color que la opositora. La primera batalla en que se enfrentaron ambos bandos portando las divisas fue la de Carpintería, el 19 de setiembre de 1836.

Gielis fue también partícipe de la publicación del periódico El Tambor de la Línea, que contaba con gran número de imágenes litografiadas, como muestra el aviso publicado en El Nacional.

En esta imprenta se publicará un periódico nuevo, en su forma, su clase y sus pensamientos, titulado El Tambor de la Línea, con 14 láminas litografiadas. Verá la luz el primer número el domingo 2 de abril. Se venderá en la librería Hernández, donde se admiten suscripciones por cada ocho números.

El Nacional, 31 de marzo de 1843

Gielis falleció el 6 de setiembre de 1848 luego de varios años de actividad y reconocimiento como litógrafo. Sus bienes, entre los que figuraban dos prensas litográficas con todos los útiles necesarios para la impresión, fueron rematados y adquiridos por Alfredo Godel y sus hermanos para abrir su propia litografía.

En 1838 tuvo una fugaz aparición en el ramo el librero Ramón Irigoyen, ahijado del calígrafo, pintor y dibujante Juan Manuel Besnes e Irigoyen, quien se encargó de la impresión de varios dibujos costumbristas, episodios navales durante la Guerra Grande y un retrato del sacerdote Pérez Castellano.

En 1843 se instaló G. B. Lebas, otro litógrafo francés, con la Litografía del Estado, según resulta del aviso aparecido en Le Patriote Francaise el 31 de marzo: «La Litografía del Estado se mudó de su domicilio en la calle de las Cámaras a la de 25 de Mayo 221 (altos de la casa de Mrs. Villards y Arnaud)». Comenzó su actividad con una copia del retrato de Fructuoso Rivera.

El retrato de S. E. el señor General en Jefe de los ejércitos de la República Brigadier don Fructuoso Rivera se ha publicado por la litografía del Estado y se halla en venta en la librería del Sr. Hernández y en dicha litografía, calle 25 de Mayo núm. 221.

El Constitucional, 8 de agosto 1834

Al año siguiente registró en forma litográfica algunos episodios en los que intervino la Escuadra Nacional, como el apresamiento del bergantín Josefina y de la goleta Juanita al mando del coronel Giuseppe Garibaldi. De su autoría contamos también con un plano de Montevideo y retratos de personajes del momento como Santiago Vázquez, Andrés Lamas y Melchor Pacheco y Obes.

En 1845 aparecieron sendos avisos en la prensa publicados por los hermanos Augusto y Luciano Mege, asociados con Lebas e instalados con taller litográfico en la calle 25 de mayo 233. La sociedad con Lebas continúo hasta 1849, en que Luciano partió a Chile dispuesto a desarrollar su labor en el país trasandino. Para 1856 estaba de regreso en Montevideo desempeñándose como litógrafo y grabador de la Casa de la Moneda, debido a lo cual en agosto de ese año tuvo el honor de litografiar el primer sello de correo emitido en el país, conocido entre los filatélicos como La Diligencia. Luciano Mege falleció en noviembre de 1860, quedando su viuda a cargo del negocio y el litógrafo alemán Williens como encargado del taller.

En 1851 consignamos la aparición del litógrafo francés Chanalet de Valpetre, ofreciendo la realización de retratos al óleo, en miniatura o a lápiz. Poco después, asociado con Ramón Irigoyen, reabrió la antigua Litografía del Estado. En 1852 quedó solo al frente del establecimiento, que rebautizó con el nombre de Imprenta Litográfica y Autográfica de Ch. Valpetre. En 1856, asociado con Wigeland, realizo litografías del Teatro Solís.

Litografías de Solís ―Dentro de pocos días, la Litografía Valpetre y Ca. dará la luz a la que ha impreso en su taller con el exterior del teatro de Solís.

Es un bello trabajo de un hijo de este país, el Sr. Soneira, y del Sr. Wigeland que la ha litografiado con rigurosa exactitud.

Auguramos pues, un éxito feliz al trabajo de aquellos artistas, porque no habrá nadie, amigo de las artes nacionales, que por gusto o curiosidad no se proporcione una copia exacta de nuestro mejor edificio público.

El Nacional, 28 de octubre de 1856

El litógrafo Luis E. Wigeland, oriundo de Alemania, se instaló con taller en el año 1843. Sus primeras realizaciones fueron sobre sus propios dibujos del Templo Inglés, recientemente inaugurado, y del Hospital de Caridad. Hacia mediados de la década de 1850 se dedicó a la realización de copias de mapas del río Uruguay y vistas panorámicas de Montevideo, valioso antecedente de las «vistas» que poco después comenzarían a tomar los fotógrafos. Por la misma época realizó un hermoso dibujo de la iglesia Matriz y una panorámica de la ciudad desde el arroyo Seco, ampliamente elogiada por la prensa. También realizó una vista desde la Aguada en la que destacaban el molino a vapor, la capilla del Cordón, el mercado de Artola, el teatro Solís, la iglesia Matriz y la nueva Aduana.

Vista de Montevideo. La que hace algún tiempo dijimos que había empezado a sacar desde la altura del Arroyo Seco el distinguido litógrafo señor Wigeland está casi pronta para imprimirse. El autor, como es sabido, tuvo la constancia de trasladarse durante algunos días a la misma hora al Arroyo Seco para dibujar desde allí con la ayuda del gemelo, minuciosamente, todos los edificios, sus varios colores, incidentes de la costa, barracas, muelles, buques, etc.

Esta vista, que abraza el radio de una legua, desde la boca del puerto hasta el matadero de la playa, recibirá nuevo lustre por la viveza de los matices, que con tanta gracia toma el artista del cielo y el mar.

Todo el norte de la ciudad, su extensa y caudalosa bahía, y hasta las puertas, ventanas y molduras de cada edificio, están allí reflejadas en diminutas proporciones.

La completa idea de Montevideo y su bahía se tendrá por medio de otra vista que abraza desde el matadero de la playa hasta el Cerro.

¿No es cierto que aquella graciosa perspectiva de quintas, verdes y ondulosas campiñas, aquella florida guirnalda en que la naturaleza parece besarse con el cielo, despertará en el ánimo del Oriental ausente de la patria mil recuerdos de su gozosa infancia, de la pródiga fecundidad de nuestro territorio?

Pero no para en eso la novedad que prepara el señor Wigeland. Él dará el cuadro completo de la capital de la República. Su marco superior será la vista de la playa hasta el Cerro, el inferior será la vista de Montevideo, como hemos dicho; en el centro de estos dos marcos aparecerá el plano completo de la ciudad. Los marcos laterales estarán cubiertos por las vistas de la Matriz, el Cabildo, Solís y otros edificios públicos y hermosas casas particulares que embellecen a la graciosa Ninfa del Plata, mostrando las joyas de su riqueza y de su atractivo comercio.

La República, 25 de agosto de 1861

La labor de Wigeland reproduciendo decenas de vistas a través del proceso litográfico inspiró a varios aficionados y profesionales de la fotografía para registrar los mismos paisajes con la cámara. Podemos decir que la proliferación de dibujos litográficos y el éxito económico que supuso incentivaron a los fotógrafos a capturar paisajes y registrar edificios en copias que luego vendieron en forma de álbum. Las primeras fotos de Montevideo que se conservan datan de principios de 1860 y los primeros álbumes ofrecidos en venta corresponden a los estudios de Bate y Cía en 1866, Chute & Brooks en 1871 y el de la papelería Galli en 1875.

Otro de los establecidos en el país fue José Adolfo Hequet, dibujante y litógrafo francés llegado a Montevideo en 1858 por invitación de Luciano Mege. En 1860 se instaló por cuenta propia, trabajando en sociedad con el librero y editor Jaime Hernández y luego con Cohas en la calle Cerrito.

Imprenta Litográfica

Los abajo firmados tienen el honor de avisar al respetado público de esta capital y al comercio en particular, que acaban de abrir su establecimiento de la calle del Cerrito esquina de las Misiones y que se encargan de toda clase de trabajos litográficos y artísticos que se ejecutarán con esmero y exactitud a precio equitativo.

A. Hequet y Cohas Hnos.

La República, 4 de enero de 1861

Hequet debe ser considerado un artista tanto de la litografía como de la pintura. Autor de varios cuadros alegóricos de mérito, uno de ellos resultó premiado bajo el título de La Beneficencia coronada por la Libertad, que trazó con lápiz plomo. También fue el autor de un retrato litográfico de Justo José de Urquiza en base a un dibujo original de Juan Manuel Blanes.

Alfredo Teodoro Godel llegó a Montevideo en 1841, dedicándose bien pronto a la litografía. Tras la compra en remate de las máquinas que correspondieron a la litografía de José Gielis, abrió un taller junto con sus hermanos. Estuvo asociado con Wiegeland hasta que partió hacia Rosario de Santa Fe, donde estuvo trabajando por años. De regreso al país en 1865 instaló su taller bajo el nombre de Litografía Artística en la calle Cerrito 231, llegando a contar en la empresa con más de veinte grabadores de experiencia. De sus piedras litográficas salieron las ilustraciones para importantes revistas de la época como El Plata Ilustrado, El Álbum Platense, Revista Ilustrada y El Indiscreto. Fue autor de un dibujo litográfico del Teatro Solís. Años después fue nombrado profesor de litografía en la Escuela de Artes y Oficios.

En 1870 se abrió la litografía de Pedro Bajac en la calle Cerrito 86, importante taller al que se le deben buenas ilustraciones como las del semanario La Ortiga.

En 1878 se inauguró la Escuela de Artes y Oficios y ya en 1873 se impartía un curso de Litografía. Se realizaban trabajos de calidad técnica, entre los que podemos destacar la publicación de la revista de la institución que salía con el nombre de La Ilustración Uruguaya, que contaba con variadas litografías. En 1884 apareció publicada, por primera vez en nuestro medio, la primera fotografía por el sistema de la fototipia y que representaba una estatua del almirante Guillermo Brown.

Cabe señalar también la obra de dos litógrafos extranjeros que trabajaron con gran suceso, dejando la impronta de su arte en varias publicaciones. Juan Lipski, alemán de origen polaco nacido en Pomerania, Prusia, en 1841, estudió la especialidad en la Escuela de Bellas Artes de Berlin. Viajó por el mundo hasta que desembarcó en las costas de Montevideo en 1878, luego de dos años de viaje por el Pacífico. Bohemio, despreocupado y curioso, se incorporó al taller de Alfredo Godel, la famosa Litografía a Vapor, realizando trabajos de calidad. Aquejado de una enfermedad penosa, terminó sus días en el Hospital de Caridad el 3 de junio de 1885, a los 44 años.

El segundo, Alfredo Michón, francés nacido y educado en París, fue también un espíritu errante. Vivió largo tiempo en Río de Janeiro, luego volvió a Europa para regresar a América, más precisamente a Chile. Llegó a Montevideo en el 1869, donde trabajó como dibujante del semanario de caricaturas La Ortiga así como en otras publicaciones ilustradas de la capital. Luego de una vida de idas y vueltas a Chile y Francia se radica definitivamente en Montevideo en 1885, a la que vuelve beneficiado por alguna herencia o la lotería, lo que le permitió trabajar solo cuando tuviera ganas y para «darle gusto al lápiz».

Tanto Lipski como Michón se destacaron por ser grandes litógrafos y dibujantes, manejando el lápiz sobre la piedra con inimitable destreza, distinguiéndose por la pastosidad y la finura del trabajo.

El período de auge de la litografía en la imprenta se desarrolló entre 1870 y la primera década del siglo XX, principalmente en cuatro campos de aplicación:

1- En la actividad publicitaria para la realización de afiches, programas, letreros, avisos de prensa y repartidos de propaganda.

2- En la actividad comercial, recibos, facturas, letras de cambio, pagarés y demás impresos así como tarjetas de carácter social como invitaciones, festejos, tarjetas personales, etc.

3- En las tarjetas postales con paisajes y personajes de la vida pública.

4- En las ilustraciones de revistas y periódicos. Ejemplo de la mejor litografía, la inclusión de sátiras de personajes políticos y de propaganda se dio en la revista Caras y Caretas durante su primera etapa publicada en Uruguay. En la segunda, emigrados los responsables a la Argentina, apareció ya el predominio de la imagen fotográfica.

La litografía tuvo, en realidad, un lento declinar. El encanto y libertad de su procedimiento llegó hasta principios del siglo XX, tal vez la primera década, cuando la fototipia primero y el fotograbado después la suplantaron con ventaja.

El proceso duró todavía un tiempo más, hasta la desaparición de los maestros litógrafos bien entrado el siglo XX, en que continuó utilizándose en trabajos de calidad y en la tarjetería de carácter comercial.

Bibliografía

FERNÁNDEZ SALDAÑA, José María. «Los litógrafos» en Historias del viejo Montevideo (Tomo II), Montevideo, Editorial Arca, 1967.

Galería L´Amateur, Iconografía del Rio de la Plata, Buenos Aires, 1989.

RUIZ MORENO, Isidoro C.H. Bacle, Buenos Aires, 1975.

TROSTINÉ, Rodolfo. Bacle, Buenos Aires, Alada, 1953.

VARESE, Juan Antonio. «Montevideo visto desde el mar. Pintores franceses e ingleses», conferencia dictada en la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial en los ciclos de los años 2006 y 2009.

— De las peripecias del artista César H. Bacle en las costas de Maldonado, Montevideo, Torre del Vigía Ediciones, 2001.

Investigación de hemeroteca realizada en la Biblioteca Nacional, Montevideo, período 1828 hasta 1880 inclusive.

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