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Round uno: Nunca hables del club de la pelea


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  Tutoriales  •  4.402 Palabras (18 Páginas)  •  478 Visitas

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Capitulo 2

Round uno: Nunca hables del club de la pelea

Desde una perspectiva kierkegaardiana, de inicio podemos afirmar que El club de la pelea es una tragedia en el sentido moderno del término, pues muestra que una lucha entre la pena y el dolor

Kierkegaard admira el valor del héroe trágico, admira a Edipo, quien al descubrir que él es el asesino de su padre y el que mantiene una relación amorosa con su madre, se saca los ojos y se exilia. Igual ocurre con Abraham, a quien considera el caballero de la fe, pues sólo él tuvo el valor de asesinar a su hijo en una obediencia absoluta hacia el Absoluto. Kierkegaard cree que son grandes ya sea por su amor, por su esperanza o por su combate:

Kierkegaard sabe que estos héroes viven en el anonimato, que nadie sabe que ellos han realizado una proeza tan grande. Podríamos tener en este momento a Abraham a un lado, y lo ignoraríamos, no sabríamos reconocerlo; porque nadie sabe que Abraham iba a asesinar a su hijo y ahí radica su grandeza, en el secreto que guarda, que carga. Lo que le interesa a Kierkegaard está en la comunicación de ese secreto, porque a pesar de que ellos jamás revelan el secreto, lo han comunicado, o, mejor dicho, lo han heredado.

En esto radica el giro que realiza Kierkegaard en su interpretación de Antígona, ya que la Antígona griega «no se ocupa en absoluto del desdichado destino del padre» (4), y esto es lo que caracteriza a la suya: Su vida no se despliega como la de Antígona griega, no está volcada hacia fuera sino hacia adentro, la escena no es exterior sino interior, es una escena espiritual. Lo que caracteriza a la Antígona de Kierkegaard es que ella es la depositaria de un secreto, del secreto de su padre: «Ella es el silencio precisamente porque guarda un secreto, pero en ese retorno a uno mismo que estriba en el silencio le confiere un empaque sobrenatural. Está orgullosa de su pena, está celosa de ella pues su pena es amor (…) Consagra su vida en llorar el destino de su padre, el suyo propio» (6); porque Antígona no sólo sabe el secreto del padre, sino que comparte su culpa. No puede confiarle a nadie el secreto porque eso humillaría al padre y ella lo ama tanto que se consagra a honrarlo cada día, cada hora, cada segundo manteniendo el silencio para guardar el secreto; y en este amor hacia el padre es en donde comparte su culpa, pues mientras más ama al padre menos reposo logra encontrar: «Su padre está siempre en sus pensamientos pero ¿de qué modo? Ése es su doloroso secreto. Y, con todo, no osa entregarse a la pena, afligirse; siente cuánto descansa en ella, teme que si uno lograse verla sufrir, sería puesto sobre la pista y, así, por ese lado no alcanza tampoco la pena sino el dolor».(7)

Kierkegaard sabe que ese secreto ha sido transmitido a los hijos, y, por ello, ahora ya no se pregunta por Edipo ni por Abraham, sino por Antígona y por Isaac, pues ellos son los portadores y poseedores del secreto de sus padres. Antígona sabe que pertenece a una estirpe maldita, pero escucha que el mundo entero canta la grandeza de su padre y ella no puede más que guardar silencio; del mismo modo Isaac mira a su padre y lo reconoce como el padre de la fe, pero no puede decir que su padre es un asesino. Ése es el secreto que deben guardar, ésa es la angustia que han heredado y sobre la cual reflexiono desde la película El club de la pelea.

Capitulo 3:

Solo dos personas por pelea

Somos la mierda cantante y danzante de este mundo.

Tyler Durden, El club de la pelea

Para Kierkegaard es importante quién tiene el secreto y quién lo hereda. En otras palabras, quién es el secreto y quién posee el secreto, porque de ahí se va a derivar precisamente la culpa trágica, lo que le interesa a Kierkegaard es precisamente la comunicación de ese secreto, la comunicación entre el que es el secreto y el que lo hereda, ya que ese secreto se comunica de manera indirecta precisamente desde el silencio, aunque no por ello pierde sus características: «La dialéctica que pone en contacto al individuo con la familia y la estirpe no es una dialéctica subjetiva, pues ésta suspende precisamente el contacto y al individuo fuera del contexto; es una dialéctica objetiva […] ¿por qué si no tiene el individuo particular tanto miedo de que otro miembro de la familia le cubra de ignominia, sino porque siente que él también la sufre? Pues bien, este sufrimiento debe ser asumido por el individuo, quiéralo éste o no

El secreto es transmitido del padre al hijo y no por ello pierde su carácter ni de secreto ni de culpa. Cuando el hijo se descubra como poseedor del secreto, se descubrirá también como culpable, y en ello radican las repercusiones de la tragedia en una existencia trágica, pues la culpa del padre es transmitida indirectamente al hijo, y el hijo debe cargar con esa culpa.

Mientras el hijo no quiera reconocer esa culpa, el sufrimiento en él será puesto al máximo, le pesará terriblemente y ni siquiera sabrá por qué, como ocurre con Jack, aunque eso lo abordaré más adelante. «Por el contrario —nos dice Kierkegaard— si el individuo entiende su condición natural como un elemento integrador de su verdad, esto halla su expresión en el mundo del espíritu, en la participación del individuo en la culpa

Se vuelve necesario que el hijo reconozca la culpa del padre no como algo ajeno, sino como algo que lo constituye también a él como culpable. Edipo es el secreto y Antígona lo posee. Edipo realiza el acto, no sólo sabe el secreto, sino que tiene que llevarlo a cabo, por más que intente escapar de su destino trágico; por ello acepta la culpa, porque se sabe responsable de ese acto. Antígona lo posee porque en ella cae o repercute la culpa del padre; ella no hizo nada para que su estirpe estuviera maldita, eso le viene heredado, pero ella lo sabe y ahí radica su angustia. Con Abraham resulta algo parecido, ya que él también es el secreto e Isaac lo posee; Abraham tiene que realizar el acto, tiene que sacrificar a su hijo, en cambio, Isaac es el único que sabe del sacrificio, porque él lo vio, él fue el único testigo de la prueba que tuvo que realizar su padre.

En El club de la pelea, el poseedor del secreto es Jack y Tyler es el secreto mismo. Así como Antígona posee el secreto del padre, Jack también posee el secreto, sólo que aún no lo sabe, no lo ha descubierto. Si bien en la película nos enfrentamos a una limitación, pues a lo largo de la cinta no aparece el padre de Jack, la herencia paterna sí está expresada: el secreto ha sido comunicado desde el silencio.

Jack nos cuenta que fue abandonado por su padre cuando tenía seis años y aunque no nos dice

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