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Argentina. Cap.1: “Las fuerzas peronistas”

Rocío SeilerResumen15 de Junio de 2020

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Barry

Cap.1: “Las fuerzas peronistas”

La coalición que llevo a Perón a triunfar el 24 de febrero de 1946 estaba integrada por una triple estructura compuesta 1° por el grupo de dirigentes sindicales que formaron el Partido Laborista; 2° la UCR Junta Renovadora; 3° por una fuerza menor denominada Partido Independiente que núcleo a todos los centros cívicos. También se sumaron otros pequeños grupos como la Guardia de Restauración Nacionalista y la Alianza Libertadora Nacionalista.

1. Origen y composición

Perón lanzo formalmente su candidatura presidencial e impulso la organización del partido de los trabajadores. La afiliación indirecta donde los sindicatos podían ingresar y formar parte del partido político fue una de las innovaciones más novedosas del Partido Laborista. Miles de hombres que jamás habían participado activamente en política comenzaron a trabajar para el partido, propagando sus ideas, abriendo centros políticos. La actuación de Perón no fue ajena a la formación del partido, sino su razón de ser. Su única potestad, aparentemente, era ser el “Primer Afiliado”.

La otra fuerza política fue la UCR. Se trataba de un grupo de dirigentes que aceptaron la propuesta de integrarse al gobierno surgido en la revolución de junio. Entre los más destacados se encontraban Jazmín Hortensio Quijano, Armando Antilie y Juan I. Cooke quienes fueron expulsados del radicalismo junto a otros dirigentes que se sumaron al gobierno. Se la denomino UCR Junta Reorganizadora (JR). Su propósito era mantener el ideario yrigoyenista y los postulados de justicia social inspirados por el coronel Perón. La alianza con ese sector del radicalismo permitía quitar a la candidatura de Perón el tinte clasista- obrerista que estaba adquiriendo, posibilitándole captar el apoyo de otros sectores del electorado. Otra de las fuerzas vinieron de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). Un tercer grupo radical compuesto por conservadores y provenientes de la Concordancia, se incorporo también al proyecto. Perón también sumo el apoyo de los nacionalistas.

También se conto con los llamados Centros Cívicos, que proliferaron en los barrios periféricos de todo el país y se convocaba a los vecinos a votar por Perón. Se los conoció como el Partido Independiente, pues no respondían a ningún partido político, ni existía conexión aparente entre ellos. Fueron el antecedente más próximo de las futuras organizaciones celulares del Partido Peronista: las unidades básicas.

Todas las agrupaciones mencionadas se formaron y organizaron en torno a la figura del coronel Perón pero desde el inicio se suscitaron conflictos.

El 4 de enero de 1946 se realizo la primera Convención Nacional Laborista, en la que se discutió la inclusión en la alianza de los hombres de partido de Alem. Luego de largas horas de debate, la convención aprobó, previo acuerdo con Perón, a condición de que la Junta Renovadora hiciera suyo el programa del Partido Laborista. Pero, una vez acordada la alianza con los radicales renovadores, el problema se centro en las candidaturas. Perón allano la decisión con una salida prudente, su intención era concurrir a las elecciones con un dirigente de la JR, pues él era el candidato laborista.

Se acordó la formación de un organismo interpartidario: la “Junta Nacional por Candidatura Coronel Perón”. Se acordó que cada partido eligiera sus candidatos y que el 50 % de los cargos pertenecieran al laborismo y el otro 50 % a los radicales renovadores e independientes. En caso de que no hubiera acuerdo se presentarían listas separadas. Los acuerdos fueron limitados. Si bien los renovadores no manifestaron ninguna resistencia para aliarse con los laboristas, se opusieron al ingreso de los conservadores a la coalición. En cambio, los laboristas tomaron esta inclusión como una posibilidad de llegar a ciertos sectores que de otra manera se tornaban inaccesibles.

2. Del triunfo a la unificación

El laborismo fue el partido dentro de la coalición que más votos obtuvo: el 70 %. Los renovadores por su parte, a través de sus medios de prensa, comenzaron a criticar e injuriar a los laboristas, aduciendo su falta de capacidad para gobernar y su inexperiencia en materia legislativa.

Perón debió enfrentarse con la decisión de distribuir cargos entre los distintos integrantes de la coalición. Los problemas comenzaron con el control de las senadurías nacionales, la integración de los gobiernos provinciales y la asignación de cargos en los distintos poderes. Los antiguos radicales obtuvieron mayor cantidad de bancas en el senado que las que originalmente les correspondían. Los hombres del laborismo fueron advirtiendo su desplazamiento de la escena política.

Perón debía institucionalizar los apoyos recibidos el 24 de febrero utilizando todo el peso de su autoridad a fin de encuadrarlos al servicio de su futura gestión de gobierno y mantener el control y la iniciativa política. Perón el 23 de mayo, ordeno la caducidad de las autoridades de los partidos que lo habían apoyado a fin de conformar una sola fuerza política que lo sustentara. Los legisladores de ambas Cámaras organizarían las fuerzas peronistas como Partido Único de la Revolución Nacional (PURN) y ejercerían el comando y dirección, hasta que hubiera comicios internos libres y puros para elegir autoridades. Perón hablo no ya como el “Primer Afiliado” sino como “Jefe Supremo del Movimiento”.

Perón acordó la constitución del Comité Ejecutivo Nacional de la Comisión Organizadora del PURN integrado solo por legisladores. El nombre de Partido Único de la Revolución Nacional enviaba un mensaje claro: la fuerza que lo sustentaba era una sola y no estaba dividida por partidos, facciones o sectores.

Los radicales renovadores acataron con beneplácito la formación de un nuevo partido. Los laboristas reaccionaron de distintas maneras. El Comité Directivo Central confirmo que continuaría en sus funciones, pues el mensaje de Perón produjo un profundo desagrado y lógica indignación en todo el cuerpo directivo y en la masa partidaria. Por su parte, un grupo de presidentes de centros laboristas emitió un comunicado que apoyaba la declaración de Perón y daba por concluidos sus mandatos. La reacción más radicalizada provino del Comité Directivo Provincial de Buenos Aires, cuyo presidente, Reyes, declaro desconocer “enérgicamente” a todo organismo creado al margen del Partido Laborista y recibió el apoyo y la solidaridad de los centros laboristas bonaerenses.

Una semana después de que Perón asumiera a la presidencia de la Nación, la conducción del Partido Laborista paso a manos de la Junta Ejecutiva Nacional (JEN) del PURN. Perón gano la pulseada con los laboristas al lograr su incorporación al PURN quienes aceptaron la unificación pero con la condición de que se respetase su supremacía por ser el partido mayoritario.

A pocos días de iniciarse las conversaciones sobre la nueva organización surgieron nuevas desinteligencias entre renovadores y laboristas. El laborismo bonaerense solicito que se dejaran sin efecto todas las medidas y trabajos realizados tendientes a la creación del PURN. La resistencia de Reyes quedo circunscripta a un pequeño número de hombres que no sobrevivió a su aislamiento y al celo represivo del régimen peronista.

Luego del episodio protagonizado por Reyes, continuaron las reuniones de unificación. A pesar de estos acuerdos, un fuerte proceso de fragmentación comenzó a operarse en las filas del PURN, provocando la ruptura en dos del bloque oficialista del congreso que permitió a la oposición ganar votaciones insospechadas. Se dio por fracasada la acción de la JEN.

3. El Partido Peronista

La JEN no era representativa. A fin de lograr un nuevo acuerdo, Perón creo el 8 de enero de 1947, un nuevo organismo: El Consejo Superior (CS) del Partido Único. Lo integraban la misma cantidad de laboristas y renovadores, además de un grupo, mayor en número, que respondía directamente a Perón. De cualquier manera, la heterogénea composición del CS dificultaba llegar a acuerdos que dejaran conformes a las partes.

El 14 de enero, en una sesión extraordinaria, laboristas y renovadores redactaron una declaración diciendo que finalmente habían logrado que Perón aceptase la propuesta: la creación del Partido Peronista. Otorgarle este nombre parecía la única solución y la más realista. Perón se inscribió como primer afiliado, olvidándose de su antigua filiación laborista: “es la primera vez que me inscribo a un partido político”. Pero, el tema de la afiliación reavivo los conflictos entre los renovadores y laboristas. Las fuertes discusiones y presiones lograron que el CS incorporase a los gremios como entidades políticas fundamentales del partido. Varias alternativas de organización se presentaron pero la propuesta laborista fue la que finalmente se impuso: debía haber un solo partido, pero con sistema de doble afiliación, una obrera y otra política. La ciudadanía tendría la opción de afiliarse en la agrupación gremial o en el comité político, siendo la doble afiliación causal de la expulsión.

Cuando el Congreso Constituyente del Partido aprobó la Carta Orgánica, en diciembre de 1947, se modificaron algunos de los artículos mencionados, quedando en el capítulo destinado a las Unidades Básicas la reglamentación de las afiliaciones. Las unidades básicas constituirían los organismos primarios del partido y las habría de dos tipos: gremiales y ordinarias.

Los gremialistas, al conseguir la afiliación obrera, ganaron la pulseada, logrando el reconocimiento de los sindicatos como entidades políticas.

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