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COMENTARIO DEL RELATO DE UNAMÓN


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2015  •  Reseñas  •  1.264 Palabras (6 Páginas)  •  170 Visitas

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COMENTARIO DEL RELATO DE UNAMÓN

Este papiro traducido por M. García Cordero data del s.XI a.C, en la correspondiente XIX dinastía.

Para poder comprender el contexto de la realidad que hay en este documento hay que remontarse a la época de la XVIII dinastía.

La XVIII dinastía la integran el conjunto de faraones que gobernó Egipto entre los años 1550 y 1295 a.C. Conlleva el inicio del Reino Nuevo y es considerada como la época de máximo esplendor de la civilización, a parte de un momento de gran expansión territorial.

En este período la figura del faraón pierde poder y con la ayuda del clero de Amón vuelve a ser una figura divinizada, pero hubo un pago por ello, el clero de Amón tomó cierto poder que con el paso del tiempo se volverá una institución con demasiado poder.

Con la llegada de Hapshetsut al poder, esta benefició demasiado al clero de Amón y de ahí que la consideraran hija de Amón. Esto se debe en parte por su visir Hapuseneb, un sacerdorte del clero de Amón.

Paralelamente al surgimiento de un contrapoder político, la XVII dinastía es característica de su gran expansión hacia el Levante Mediterráneo. Esta expansión llegó a su auge con Amenofis III, pero a la par, este empezó una revolución religiosa para retirar al clero de Amón del poder, apoyando al clero heliopolitano, del dios Ra. Entre él y su descendiente, Amenofis IV (Que pasó a ser llamado Akenetón) que promovió el culto de Atón, el nuevo dios monoteísta, cerrando los otros templos y moviendo la capital a Aketetón.

Este culto impuesto no gustó ni al pueblo llano, ni a la casta militar, ya que el culto de Atón era no beligerante y esto provocó que las fronteras en el Levante Mediterráneo y en el país de Kush retrocedieran. Y por último el clero, ya que era del dios Amón en su totalidad, y la revolución religiosa empezada por Amenofis III estaba en contra de este. Como última medida Amenofis IV, renombrado como Akenatón, movió la capital de Tebas (históricamente del clero de Amón) a una ciudad ex novo, Aketatón destinada al culto de Atón, que con la muerte de Akenetón fue despoblada.

Con la muerte de Akenatón, Tutankamón fue el sucesor, y al subir al poder con temprana edad, fue persuadido en gran medida por su visir, que era sacerdote de Amón, y reinvirtió los cambios hechos por sus predecesores para volver a favorecer al culto de Amón.

El último miembro de la XVIII dinastía, Horenheb, quiso que esta revolución religiosa fuese olvidada y eliminó a Amenofis III y IV del registro de faraones.

Como contexto de la XIX dinastía, la protagonista de este documento, podemos decir que fue una dinastía que intentó volver a la grandeza que tuvieron con la pasada dinastía. Esta fue empezada por el faraón Ramsés I el cual hizo varias campañas en el Levante Mediterráneo, igual que hizo su sucesor Seti I, hasta llegar a Ramsés II, que protagonizó la batalla de Kadesh en el 1286 a.C entre Egipto y el imperio Mitani, la cual fue ganada por los hititas, pero estos no utilizaron el avance que generó esta victoria.

Tras la muerte de Ramsés II acabó el intento de renacer y en 1215 los Pueblos del mar llegaron al Delta del Nilo, pero pudieron rechazarlos y mantener las fronteras.

Este documento fue escrito en la época de Ramsés XI. Ramsés XI gobernó entre el 1099 y el 1069 a.C, fue el último rey de la XX dinastía. Su reinado fue caracterizado por la fragmentación del Estado, la perdida de fortuna del país y la perdida de los dominios asiáticos.

El relato narra el viaje del sacerdote Unamón de Karnak a la ciudad de Biblios. Karnak era la zona de la antigua Tebas, lugar donde había el complejo religioso más importante del Antiguo Egipto.

Por petición del Gran sacerdote Herihor, Unamón va a Biblios a buscar madera de cedro para construir un barco sagrado.

En Dor se encuentra con Beder, el príncipe de la ciudad, luego se fue hacía Biblios y  de camino fue desvalijado de sus mercancías, entre otras, la madera de cedro. Pide una audiencia con el rey de Biblios, Zakar-Baal, y al pedir justicia al rey nombra otros personajes, como Ne-su-Ba-neb-Ded, nomarca de Tanis, a Herihor, el Gran sacerdote de Amón, a Weret diosa del nacimiento, muerte y fertilidad, que personifica las aguas primordiales representada en una vaca. Este le dice que el ladrón navegó en su barco, y por eso él tenía la culpa, de modo que le da un aviso, diciéndole “¡Sal (de mi) puerto!”. Poco después encontramos una parte poco fiable donde un joven es poseído y clama que Unamón fue enviado por Amón, pero en ese momento Unamón ya tenía un barco en el cual dirigirse a Egipto.

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