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El Liberalismo


Enviado por   •  21 de Agosto de 2014  •  2.119 Palabras (9 Páginas)  •  155 Visitas

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El liberalismo es la doctrina por excelencia en el mundo occidental y es el producto del ascenso de la burguesía. A partir de la Reforma y hasta la Revolución francesa que cambiaron las tendencias de los tiempos de los feudos. Las bases jurídicas y la iglesia tuvieron grandes cambios, especialmente la iglesia, pues la ciencia empezó a reemplazar a la religión y el individualismo creció. Éstas corrientes ideológicas están ligadas a la economía, la posesión de tierras y las contradicciones políticas; también hubo participación de algunos pensadores que ayudaron a consolidar las nuevas directrices. Entre algunas de las cosas que propone es la igualdad, los derechos de propiedad, y manejar al gobierno dentro de los marcos.

El panorama

En el periodo de la Reforma a la Revolución francesa se estableció una nueva clase social, y echó abajo que hacían que el privilegio fuera una función del estado. El poder concreto de la soberanía sustituyó al imperio medieval. Los banqueros, comerciantes, industriales, sustituyeron al terrateniente, eclesiástico y guerrero como tipos de influencia nacional predominante; y la ciudad reemplaza al campo; la ciencia reemplaza a la religión y se vuelve factor de la mentalidad humana. Los conceptos de iniciativa social y control social abrieron paso a los conceptos de iniciativa individual y control individual. Las condiciones materiales nuevas dieron fomentaron las nuevas relaciones sociales. De acuerdo con éstas nace la nueva filosofía: El Liberalismo.

Nació de cómo enemigo del privilegio a las clases sociales, se relaciona directamente con la libertad. Desde sus comienzos lucha con la política, y poner a la autoridad dentro de los marcos constitucionales y hacer un sistema adecuado de los derechos. Al poner en práctica dichos derechos, el liberalismo los pone más en defensa de la propiedad. Intentó respetar los dictados de conciencia y a obligar a los gobiernos a proceder conforme a preceptos y no a caprichos.

El Liberalismo ha sido hostil a las pretensiones de la iglesia y a mirarla como otra asociación de la sociedad. Ha sido favorable al gobierno representativo, ha sido conveniente al gobierno representativo y a sostenido al principio de las autonomías nacionales. Apoya a los grupos minoritarios y a la libre asociación.

Es una doctrina un modo de ver las cosas, es escéptico, y negativo ante la acción social. Siempre quiere establecer una antitesis entre libertad e igualdad. Aunque el liberalismo, aunque deseaba tener un carácter universal, siempre se reflejó en instituciones de beneficios estrechos o limitados. Lo que produjo al liberalismo fue una nueva sociedad económica hacia el fin de la Edad Media. Fue modelado por las necesidades de la sociedad nueva. El individuo a quien el liberalismo trata de proteger, es aquel que es siempre libre para comprar su libertad; pero ha sido siempre una minoría de humanidad el número de los que tienen los recursos para hacer esta compra. La idea de liberalismo está históricamente trabada, y esto de modo ineludible con la posesión de la propiedad. Los fines a los que sirve son siempre los fines de los hombres que se encuentran en esa posición. El liberalismo hizo posibles muchas relaciones productivas que mejoraron el nivel general de las condiciones materiales, el progreso científico se debe al clima mental creado por él, y al final de cuentas, el advenimiento de la clase media al poder haber sido una de las revoluciones más benéficas de la historia. Se pagó por ella, pues significó el sacrificio de ciertos principios medievales, cuya restauración sería una gran ganancia.

El liberalismo surgió como una nueva ideología destinada a colmar las necesidades de un mundo nuevo. La esencia de este mundo nuevo, es la redefinición de las relaciones de producción entre los hombres, pues descubrieron que para explotar en toda su plenitud aquellas no podían usar ni las instituciones ni las ideas que habían heredado. El principio de la utilidad no se determina ya con frecuencia al bien social, sino que su significado radica ahora en el deseo de satisfacer una apetencia individual, dándose por aceptado que mientras mayores riquezas posee el individuo, mayor es su poder para asegurarse esa satisfacción. En cuanto este sesgo mental comienza a dominar los ánimos, desata de suyo, una fuerza revolucionaria: reemplaza, en efecto, la idea medieval predominante por la idea moderna de la producción ilimitada, y ésta, a su vez, implica la creación de una sociedad dinámica y antitradicionalista. El afán del capitalismo, era establecer derecho a la riqueza con el mínimo de interferencia. El valor no es la función de la demanda, los salarios que pagaba no se medían por la exigencia del obrero. Este tipo de sociedad tiende a contrariar toda autoridad, pues ésta es conservadora por naturaleza y temerosa del desorden que arrastran los experimentos incesantes. El espíritu capitalista triunfó porque porque dentro de los límites del antiguo régimen las potencialidades de la producción podían ser explotadas. Los hombres con tecnología nueva, adelantaban camino hacia un volumen de riqueza inalcanzable para la sociedad antigua. Las atracciones de esta riqueza despertaban apetitos que aquella sociedad era incapaz de satisfacer. En consecuencia, los hombres pusieron en tela de juicio la legitimidad de aquella contextura. Su afán es establecer el derecho a la riqueza con el mínimo de interferencia.

La idea de logro de la riqueza como fin social básico se ha convertido en la piedra angular de la actividad política.

La nueva teología, cuyo resultado principal como criterio primario del derecho a creer, es la sustitución de la autoridad por la razón. La bibliolatría de Martín Lutero era inevitablemente antiautoritaria por la sencilla razón de que no tenía criterio, salvo la penetración individual, al que acudir para dar valor a sus propios puntos de vista.

La teología medieval era una metafísica y una cosmología; con su derrota se hizo esencial una nueva interpretación del mundo.

El Siglo XVII

El siglo XVII ha sido llamado el siglo del genio. Newton, Descartes, Hobbes, Locke, Pascal, Sydenham, y Bayle desarrollaron las mejores percepciones de sus predecesores, lo que quizá diferencia a este siglo del anterior no es tanto el carácter, de su actitud como la escala e intensidad con que la hace avanzar.

En Inglaterra es en donde se ve más claramente el triunfo, en lo moral, la victoria es para el utilitarismo; en religión, para la tolerancia, para el gobierno constitucional, en la política. En el campo económico, el Estado se convierten asistente del comercio; sus guerras son por nuevos mercados, esto es por lo que lleva indirectamente a

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