Finalidades De La Educación básica En El Siglo XIX

FINALIDADES DE LA EDUCACIÓN BÁSICA EN EL SIGLO XIX

UBICACIÓN HISTÓRICA DEL PERIODO

La etapa del México Independiente que actualmente conocemos, comenzó en el año de 1821, año en que se decretó el “Acta de Independencia del Imperio Mejicano”, cuya presidencia estuvo a cargo de Agustín de Iturbide. El 24 de febrero de 1822 se instaló un Congreso Constituyente para hacer una nueva Constitución de acuerdo al Plan de Ayala.

En éste mismo año, se formó la Compañía Lancasteriana en México. Una asociación filantrópica con el fin de promover la educación primaria entre las clases pobres.

Un año después, el 19 de marzo, Iturbide renunció a la Corona Imperial, por el levantamiento de los republicanos al mando de Don Antonio López de Santa Anna.

En 1824, el Congreso promulgó el 31 de enero el “Acta Constitutiva”, en que México quedaba constituido como República Popular Federal.

En el año de 1833, la universidad fue abolida por decreto. El 26 de octubre del mismo año, se previno el establecimiento de dos escuelas normales, una para varones y otras para mujeres.

En 1842, se expidió un decreto que declaraba la educación obligatoria (de 7 a 15 años), y gratuita.

PROPÓSITO

El propósito de este escrito, considera determinar en que consistía la educación al inicio del periodo anteriormente señalado, y cuál es la finalidad de la educación al término del mismo, sin pasar por alto los medios que necesitó a lo largo de su transición por el tiempo hasta llegar a la etapa que da comienzo en el año de 1867.

TRANSFORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO A LO LARGO DEL SIGLO XIX

La educación en México, a principios del siglo XIX se impartía principalmente a los niños que tenían posibilidades de pagar maestros particulares, pero también tenían posibilidad de estudiar la escuela primaria los niños que vivían en precarias condiciones, en las escuelas Pías, que impartían los estudios elementales como la lectura, escritura, aritmética, pero lo más importante; el catecismo.

Así es, la educación estaba regida en su totalidad por la Iglesia Católica. Ella era quien decía lo que se enseñaba y como se enseñaba, el producto de esto, era mantener sometido al pueblo para sus fines, basando sus argumentos persuasivos en la subjetividad que se desprendía de la ignorancia de los mexicanos.

Lo que buscaban los liberales, era terminar con ésta subjetividad. Ellos anteponían absolutamente todo a la razón. Un pensamiento crítico era la pauta para construir un verdadero conocimiento. Éstos conocimientos permitirían a quienes los poseyeran, ser personas auténticamente libres de espíritu, un espíritu de investigación y duda; ésta libertad cambiaría la mentalidad de quienes aún se encontraban sometidos al antiguo régimen. La finalidad de todo lo que conlleva al liberalismo, se encuentra en el progreso de toda aquella nación cuyo pueblo está centrado en éste tipo de régimen y, el único medio de llegar a él, es la educación. Pero no una educación basada en repeticiones absurdas, ni en congregaciones para el rezo de rosarios, sino una educación basada en el método científico.

Al quererle dar un giro a la educación en México, los fines que perseguían los liberales (Joaquín Beye de Cisneros, Miguel Ramos Arizpe, José María Luis Mora y Gómez Farías) eran los siguientes:

La principal finalidad que le encontraban los liberales a la educación del pueblo era que ésta contribuiría a la felicidad pública. (Beye de Cisneros; 1973).

El fomento de establecimientos de escuelas y academias públicas para la educación e ilustración de aquellos pueblos debe ser la base primera de la felicidad general. (Ramos Arizpe; 1973).

De ésta forma, la meta educativa, era crear al hombre positivo, el modelo utilitarista del individuo industrioso e ilustrado que persigue sus propios intereses y cuya máxima fidelidad como ciudadano virtuoso, sería el estado civil. (Castillo; 1976).

Para lograr estos fines, también se buscaba la enseñanza pública de los niños, que es uno de los objetos principales de un gobierno ilustrado, facilitándola gratuitamente a los pobres, quienes de otro modo, difícilmente la podrían adquirir. (Beye de Cisneros; 1973). La solución que Beye de Cisneros le daba a éste planteamiento era establecer una escuela gratuita en cada convento, de ésta forma sería más fácil el acceso de los niños pobres a ellas.

Para alcanzar una mejora educativa se implementó también la educación superior, y se propuso establecer una real universidad en la capital del obispado, así como un colegio real en la villa de Saltillo en donde se podrán enseñar todas las ciencias. (Ramos Arizpe; 1973)

También, el sistema de gobierno debe de estar en absoluta conformidad con los principios de educación. Se formaría un establecimiento de educación religiosa y literaria en que se ilustren sus jóvenes, y que formándolos desde sus principios, los ponga en estado de desempeñar los cargos públicos, será el monumento que gaga más honor al congreso actual (Ramos Arizpe; 1973).

Al estar la enseñanza en plena armonía con las instituciones públicas, el programa educativo debería convertirse en la piedra sillar del nuevo edificio liberal. (Castillo, 1976).

Hasta que Santa Anna derogó estas leyes, y la secularización de la educación tuvo que esperar la llegada de Gabino Barreda, una generación más tarde.

CONCLUSIONES

Como se puede apreciar en ésta etapa, las finalidades de la educación tuvieron cambios muy radicales en cuanto a su concepción como repercusiones que definen al pueblo. La finalidad de la educación, antes de la llegada de los liberales, era sumamente dogmática y monacal, y no perseguía otra cosa que no fuera seguir esclavizando el espíritu de los mexicanos.

De

lo contrario, los pensamientos liberales y revolucionarios provenientes de Europa, fueron los que dieron valor para intentar cambiar un pensamiento tan arraigado en las conciencias de los hombres pertenecientes a ésta nación, pero también les dieron el valor de enfrentarse a quienes manipulaban estas conciencias; a la Iglesia Católica, la cual se negó rotundamente a las propuestas hechas por éstos célebres personajes, que dieron apertura a la “verdadera” transformación no sólo de la educación en México, sino también de su sistema político-socioeconómico

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