Gringo Viejo

Ambroce Bierce, era el nombre del gringo viejo, así lo llamaron los revolucionarios. Él había participado en la guerra civil en el sur de Estados Unidos, trabajó como periodista en California y vino a México con la intención de morir, ya que según él, morir en México era mejor que morir de alguna enfermedad o caer de las escaleras .

El Gringo viejo cruzó el rio Grande, compró un caballo y fue por el desierto de Chihuahua hasta una casa donde pasa su primera noche en México y el dueño de la casa le cuenta que Pancho Villa anda con sus guerrilleros en los desiertos norteños. Al día siguiente el Gringo sigue su viaje hasta llegar a un pueblo donde todos se le quedan viendo y se preguntan lo que quiere un gringo en México. Grita hacia la gente que busca a Pancho Villa y un niño, llamado Pedro, le dice al Gringo que esa misma noche Villa va llegar al pueblo y guía el caballo del viejo hasta un carro de ferrocarril donde hay un hombre, Tomás Arroyo. El Gringo le dice que quiere pelear en el ejército de Villa pero Arroyo le contesta que ya es muy viejo para eso. El Gringo Viejo le demuestra que todavía sirve para el ejército atravesando una moneda con su Colt. Arroyo lo acepta y se suben al carro personal del general. Durante el camino Arroyo le cuenta al Gringo algo de la familia Miranda que eran dueños de ese tren y de muchos grandes terrenos en el norte de México.

Se paran en la estación de la Hacienda Miranda donde vio una fila de colgados en los postes de telégrafos. En la hacienda que estaba siendo quemada conoció a Harritet Winslow una mujer de 31 años que había venido de Washington a enseñar inglés a los tres niños de los Miranda; no quería regresar a casa hasta cumplir el trabajo por el que le habían pagado pero nunca conoció a la familia ya que huyeron a Francia. El gringo trato de convencerla de regresar a Washington pero ella decidió quedarse a enseñar inglés y buenas costumbres a los revolucionarios y sus hijos, desde ese día compartió el vagón del tren con la mujer con la cara de Luna, que era la amante del general Arroyo.

Al Gringo Viejo le gusta Harriet. Él la invita al carro de ferrocarril a tomar una copa de tequila. Hablan de Nueva York y de Washington y del porqué lo dejaron y se vinieron al desierto mexicano. Harriet cuenta de su padre que se fue a Cuba y que se murió allá en la guerra. El viejo, por primera vez, habla de su pasado y de su familia. Dice que tuvo dos hijos y una hija. Los dos hijos se murieron y dice él, que por su culpa. Por eso su hija ya no quiere volver a verlo.

Al día siguiente sigue la batalla en la Sierra Madre. Les tratan de disparar de lejos y Arroyo ordena el alto pero el Gringo Viejo sigue en su caballo hasta matar a los enemigos. El general les dice a los federales capturados que si no se unían a ellos serían fusilados. La mayoría aceptó pero el Coronel se negó. Al gringo le toca el deber de dispararle, pero no quiso hacerlo y termina disparándole a los hombres. Después regresan al pueblo, de donde hacía unos días salieron. El viejo se siente mal por lo que hizo; él quería morirse y no matar a otros.

Cuando llegan a su pueblo, les hacen una gran fiesta. Harriet baila casi toda la noche con Tomás Arroyo. Cuando termina la fiesta, Arroyo aprovechándose de que el Gringo Viejo no quiso matar al Coronel, chantajeo a Harriet que si no tenía relaciones con él, mataría al gringo por no ser de confianza y termina aceptando. El general le cuenta que quiere que la hacienda y los Miranda se queden en ruinas, que no había quemado la hacienda por venganza si no para ser libre ya que él era el hijo del dueño de la hacienda y de la sirvienta y tenía papeles que lo nombraban legítimo heredero de la hacienda.

El Gringo viejo y Harriet Winslow caminaban por el pueblo y quiso saber por qué se acostó con el general Arroyo. El Gringo está enamorado de ella y no sabe bien si la quiere

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