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HISTORIA DE LA EDUCACION EN MEXICO


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  2.915 Palabras (12 Páginas)  •  342 Visitas

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EPOCA CLÁSICA (1325-1521)

De aquí se desprende que una manera de comprender nuestro ser mestizo, es conocer la manera como educaron a los niños y jóvenes las sociedades que conformaron el México que vivimos ahora.

Después que el niño se iba criando, los padres que tenían deseo de que viviese, para que su vida conservase, prometíanlo al templo donde se servían los dioses; y esto a la voluntad de los padres, o lo prometían de meter en la casa que se llamaba calmécac, o en la casa que se llamaba telpochcalli2. A estas escuelas, que Sahagún llama "templos" dada la educación eminentemente religiosa que impartían, podían entrar tanto hombres como mujeres de cualquier clase social.

En el Calmecac a los varones se les enseñaba a hacer penitencia, a servir y ofrendar a los dioses, hábitos de limpieza, y se les inculcaban valores como la humildad y la castidad. Otro cronista, el padre jesuita Joseph de Acosta, completa la información acerca de las enseñanzas de este sitio: se les acostumbraba a comer mal y dormir peor "porque no fueran regalados"3, es decir, para que no se criaran ajenos a la vida dura de la campaña militar; madrugaban y velaban, aprendían a hacer penitencia con espinas de maguey, acostumbraban el baño frío nocturno, practicaban abstinencia y ayuno, solían ir con poca ropa para aumentar la resistencia al frío, etcétera.

También en este lugar se les enseñaba a leer y a aprender de memoria las historias pintadas en los códices: "para esto tenían escuelas, y como colegios o seminarios, adonde los ancianos enseñaban a los mozos éstas y otras muchas cosas que por tradición se conservan tan enteras como si hubiera escritura en ellas"4. Sahagún consigna que del Calmecac salían los señores, senadores5 y la gente noble a cargo de quienes estaba el pueblo, lo mismo que los militares. En cuanto a las mujeres, entraban como servidoras del templo o cihuatlamacazqui; se les inculcaba también la castidad y permanecían en encierro hasta la edad de casarse. Ellas hacían la comida que se ofrendaba a los dioses y la que consumían los tlamatinimeh o sabios, y los sacerdotes; molían el cacáoatl, cantaban y danzaban y, en general, se les enseñaba a ser discretas, obedientes y humildes.

número de estos muchachos, había en los mismos recogimientos otros hijos de señores y gente noble, y éstos tenían más particular tratamiento

COLONIA (1521-1821)

La medicina indígena, en las enseñanzas de los monjes franciscanos a los aborígenes de la Nueva España, señala los principios del surgimiento de una cultura híbrida en América.

El Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado en 1536 –con el apoyo del virrey Antonio Mendoza- se manifestaba como el esfuerzo de los religiosos españoles por formar futuros educadores capaces de transmitir a sus connaturales las enseñanzas de las bellas artes y filosofía, con lenguas indígenas.

Las sagradas escrituras, en manos de aborígenes, eran consideradas como una blasfemia por parte de los colonizadores.

Gracias al esfuerzo del virrey Antonio de Mendoza, la población criolla disfrutó de una institución de enseñanza que, en pocos años, alcanzaría fama de Europa como vanguardia de la educación superior en América desde 1553. Discípulos criollos y europeos recibían cátedras científicas, filosóficas, literarias o sobre medicina y lenguas indígenas. Tanto en bachillerato como en la licenciatura o maestrazgo y en el doctorado, se seleccionaba rigurosamente a los alumnos, basándose en sus antecedentes y aptitudes académicas; así como por sus manifestaciones de buena conducta y disciplina.

Durante casi doscientos años el prestigio de la Real y Pontificia Universidad se afianzó sólidamente como un centro de saber de intelectuales distinguidos. Si en el siglo XVII la Nueva España contaba ya con una generación de teólogos, filósofos, poetas y literatos, educados en su propia tierra, para fines del siglo XVIII el número de graduados ascendía a 29 882 bachilleres y 1 162 doctores.

Los colegios Universitarios se fundan a partir de 1573. Las autoridades españolas –civiles y religiosas- unieron sus esfuerzos materiales, docentes y financieros, para proveer de recursos suficientes a una población criolla.

Los colegios universitarios se dividían en tres tipos de instituciones, de acuerdo a las finalidades propias de la enseñanza: El Colegio de Comendadores de San Ramón Nonato, responsable de la formación de futuros funcionarios, aptos para ayudar a gobernadores y ejercer la justicia. En los seminarios se formarían los criollos que se distinguirían como profesores y clérigos en los colegios creados del siglo XVI al XVIII.

El Colegio Mayor de Santa María de Todos los Santos se distinguía entre los demás, por el carácter riguroso y elitista de sus programas académicas y de la selección de sus alumnos. Los jesuitas se habían encargado de la educación de los representantes de las clases altas de la población, fomentando en ellos los principios fundamentales de la dominación económica y social. Cuotas elevadas y estricto control en las inscripciones fueron requisitos básicos para conseguir una alta calidad académica. Los egresados de instituciones jesuitas eran garantía de eficacia y habilidad en el ejercicio de las funciones más delicadas den la jerarquía de poder.

Los españoles importaban las enseñanzas del Viejo Mundo.

La Academia de las Nobles Artes de San Carlos de la Nueva España gozó, desde su fundación en 1781, de una posición de gran prestigio en América dentro del campo de la pintura, escultura y arquitectura. El Jardín Botánico, desde 1787, se creó para estudiar la flora.

Con excepción de unos cuantos aborígenes, la educación superior era privada de criollos y blancos que, años después cimentarían las bases formativas que dieron origen al México independiente.

Al termino del siglo XVII no se concebía siquiera la posibilidad de la participación femenina en actividades culturales o académicas. Sor Juana Inés de la Cruz venció las limitaciones que le imponía la época. La obra poética y literaria de Sor Juana Inés de la Cruz, conlleva el espíritu de la modernidad; su objetivo educacional se definió como teológico-religiosos con bases científicas y filosóficas. Sor Juana luchó durante años a favor del desarrollo de la educación femenina. Su constante presión sobre las autoridades civiles contribuyó a la fundación del Colegios San Ignacio de Loyola, conocido como “de las Vizcaínas”, en

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