Hannah Arendt. Justicia por Banalidad
Juan BarrigaEnsayo1 de Septiembre de 2021
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Juan Felipe Barriga Beltrán 27/05/2021
Justicia por Banalidad
Años 1939 - 1945, en la Segunda Guerra Mundial, se ubica uno de los que probablemente era el funcionario más destacado en la Alemania Nazi, Adolf Eichmann (Solingen, 1906 - Tel Aviv, 1962) el cual, en el año 1932 se incorpora en las SS, siendo coronel, y cuando Alemania exonera a Austria en 1938, Eichmann toma el papel de gestionar la deportación de los judíos capturados en este país, la famosa “Solución final” que consistía en el uso de trenes para el transporte y asesinato de judíos en campos de exterminio, y de igual forma organizó los pelotones de matanza, reclutados entre las filas de la policía de seguridad alemana y las SS. Con todos estos actos de Adolf Eichmann, se da comprobante, en el que precisamente él, fue el responsable de dirigir el genocidio de más de seis millones de judíos, que aunque es cierto que él no asesinó a ninguna persona, sabía perfectamente el destino de estas y sobretodo el final tan desastroso que les esperaba.
Al culminar la segunda guerra mundial, Adolf Eichmann huye hacia Argentina, en donde permaneció por cierto tiempo bajo el nombre de Ricardo Klement, hasta que en el año 1960 agentes de Israel capturan al criminal de guerra nazi, y posteriormente lo llevan a Jerusalén para procesarlo en una corte Israelí, para que este pudiera declarar dentro de una cabina de vidrio a prueba de balas. En el juicio (que curiosamente, fue el primero en el estado de Israel, y de igual forma el primer juicio transmitido por televisión de la historia) se encontraba Hannah Arendt (Alemania, 1906 – New York, 1975), la cual fue una mujer “judía” que durante la segunda guerra mundial, ella misma usa su casa como refugio para la población perseguida, luego fue detenida por los nazis y posteriormente se vio obligada a huir del país, para terminar en Estados Unidos, sin duda una mujer se le atribuye el ser la antítesis del sistema totalitarista.
Arendt en el año de 1963 escribe un “libro” (también considerado como un ensayo) titulado “Eichmann en Jerusalén” en el cual, a partir del juicio de 1961 que se llevó a cabo en contra de Adolf Eichmann, estudia las causas que propiciaron el Holocausto, el papel equívoco que jugaron en tal genocidio los consejos judíos, así como la naturaleza y la función de la justicia. En este libro hace referencia en tres conceptos que, según ella, son primordiales para la vida; Labor, que es todo aquello que nos permite mantenernos con vida, principalmente por la necesidad, como el obtener alimento, agua, etc. Trabajo, es la actividad que corresponde a lo no natural de la existencia del hombre. Tiene un comienzo definitivo y un fin determinado y predecible. Su proceso no es irreversible, necesita manos para producir, a través de un medio, un fin; y Acción, que se podría considerar como la actitud que nos identifica como humanos, esta cuenta con comienzo definido, aunque su fin es imprescindible. Es además irreversible, pues lo que ya se hizo no puede deshacerse, para cumplirla, el ser humano depende de sus semejantes, ahora bien, dado que las acciones tienen repercusiones en el entorno, hay que ser responsable, que según Arendt “es el precio de la libertad”, pero la pregunta ahora es el cómo hay que actuar, y para esto ella afirma que el hecho de actuar según las normas, el obedecer, y esto quiere decir que no se puede pensar por si mismo que es lo que busca un sistema totalitarista, lo que propone Hannah Arendt es que para buscar un medio entre estos dos, hay que detenerse y reflexionar el cómo hay actuar, y preguntarse si hay una armonía y una coherencia entre mi pensamiento y mi voluntad, es necesario pensar y proyectarse uno mismo, dialogar conmigo mismo, entonces si no se piensa en los actos, no se tendrá remordimiento por el hecho de haberlos cometido, que es lo que denomina la autora como Banalidad del Mal.
Teniendo en cuenta todo lo anterior y conociendo la relación contextual que hay entre estas dos personas, y conociendo la ética Arendtiana, ¿Se hizo justicia para el pueblo judío a través del juicio y la penalización de Eichmann? Y por otro lado, ¿Cómo se puede justificar que el mal de Eichmann es banal y no radical?
Tanto en todo el libro como en dos capítulos de su escrito, titulados “El acusado” y “la solución final” Hannah Arendt habla de la moral de los nazis, indicando que, estos se sentían héroes en algún punto, al afirmar que Himmler, (que es uno de los principales líderes, y sobre todo uno de los partidarios de la “solución final” ), es inteligente en cuanto que es capáz manipular y persuadir, el que las atrocidades las cuales iban a cometer sus hombres eran, según él necesarias, y que aquellos que tomen las riendas de este acto, los hace héroes, ya que ellos serían los que acaben con el “problema” para que las nuevas generaciones no se preocupen por ello, independientemente de lo atroces y terribles que sean los actos, y entonce entra en juego el término “normal”, en este caso, asesinos, hombres horribles, sin razonamiento, y sin la capacidad de pensar, se ocultaban bajo una máscara de una persona normal, pues casi ninguno de ellos era un desequilibrado mental, ninguno era enfermo, todos eran según hannah Arendt, terroríficamente normales, que cuentan con estudios, gente letrada, que aún con todo esto fueron capaces de cometer semejantes atrocidades. “Evidentemente, resulta difícil creerlo. Seis psiquiatras habían certificado que Eichmann era un hombre «normal». «Más normal que yo, tras pasar por el trance de examinarle», se dijo que había exclamado uno de ellos. Y otro consideró que los rasgos psicológicos de Eichmann, su actitud hacia su esposa, hijos, padre y madre, hermanos, hermanas y amigos, era «no solo normal, sino ejemplar». Y, por último, el religioso que le visitó regularmente en Hannah Arendt Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal 22 la prisión, después de que el Tribunal Supremo hubiera denegado el último recurso, declaró que Eichmann era un hombre con «ideas muy positivas». Tras las palabras de los expertos en mente y alma, estaba el hecho indiscutible de que Eichmann no constituía un caso de enajenación en el sentido jurídico, ni tampoco de insania moral.” (Arendt, 1963)
Hitler, usa un tipo de manipulación psicológica, convierte, como ya lo hemos visto en heroica, la acción en concreto, entonces hace que de alguna manera los asesinos, en vez de sentir compasión por la víctima, la sienta pero por si mismo, sintiendo el sacrificio heroico que hace al matar, de una forma u otra, a esas personas. “ «Estas son batallas que las futuras generaciones no tendrán que librar». Se refería a las batallas contra las mujeres, los niños, los viejos y las «bocas improductivas». He aquí otras frases tomadas de los discursos que Himmler dirigía a los comandantes de los Einsatzgruppen y a los altos jefes de las SS y de la policía: «Haber dado el paso al frente y haber permanecido íntegros, salvo excepcionales casos explicables por la humana debilidad, es lo que nos ha hecho fuertes…Por esto, los asesinos, en vez de decir: «¡Qué horrible es lo que hago a Hannah Arendt Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal 68 los demás!», decían: «¡Qué horribles espectáculos tengo que contemplar en el cumplimiento de mi deber, cuán dura es mi misión!». ” (Arendt, 1963) Y estas acciones, que implican la “no salvación son las que se ven igualmente reflejadas en Eichmann y los demás soldados que partieron de esta premisa para actuar como él, y por esto es que la tesis central de la solución final es inevitable, y que es lo mejor para erradicar esa “enfermedad” con la que según ellos, todos los judíos nacían.
El origen del planteamiento que consistía en acabar con la enfermedad con la que la gente tristemente contaba, fue gracias al surgimiento de las cámaras de gas, que al principio eran usadas como método de eutanasia para las personas que sufrían una condición que quitaban ellos una posibilidad de tener una calidad de vida, desde entonces Hitler, luego de aceptar la eutanasia empieza emplear esto para cometer el asesinato de judíos, gitanos y demás etnias que según el eran inútiles para la sociedad, “ … Y es muy de lamentar que el juicio contra Eichmann, tan atento a la «verdad Hannah Arendt Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal 69 histórica», no prestara la menor atención a la relación antes citada. Si lo hubiera hecho, posiblemente habría conseguido arrojar luz sobre la tan debatida cuestión de determinar si Eichmann, o la RSHA, se ocuparon de Gas Geschichten. No parece probable que Eichmann se ocupara de este asunto, aun cuando uno de sus hombres, Rolf Günther, se interesó en ello por propia voluntad.” (Arendt, 1963) Entonces el problema aquí radica en que desde que el ser humano ha usado la violencia como primera opción, significa que esa decisión siempre ha sido considerada. En 1944 Himmler al ver que la guerra está en decadencia, inmediatamente suspende las cámaras de gas en los campos de exterminio, cosa que directamente contradice a Hitler, hecho que afectaría la relación entre ellos dos al final de la guerra, por otro lado, Eichmann para ese entonces, ya había asumido correcta la orden que se le había dado, “hay que deportar y seguir con el exterminio” y aquí es donde entran el concepto de banalidad del mal, pues en cierto momento, como indica Arendt el se siente un poco sionista, (Movimiento político judío centrado en sus orígenes en la formación de un estado de Israel y, después de la proclamación de este en 1948, en su apoyo y su defensa.)(Real Academia Española, , s.f.) entonces se puede ver como Himmler y Eichmann eran muy distintos, pues Himmler cambia su ideología por un bien propio, mientras que Eichmann no, porque si era una orden, era correcta, entonces hay que seguir las órdenes al pie de la letra, porque él a pesar de toda la situación que este sigue adelante con el plan de la sola llamada solución final, entonces nos encontramos de nuevo con esa renuncia que hace A. Eichmann a pensar por si mismo, pues no fue capaz ni conociendo su postura un poco sionista, a detener el caos. Esto es lo contrario al mal radical propuesto en su momento por Emmanuel Kant, que se da cuando a pesar de haber pensado y reflexionado sobre mis actos, y al saber que mis actos podrían dañar a los demás, no me importan, un mal que se podía ver reflejado en las distintas totalitarismos y de igual forma en los líderes fascistas, pues estos sabían plenamente que todos sus actos podían afectar de alguna manera u otra a la población, pero ya se ha visto y se ha evidenciado que no les importaba prácticamente en nada, mientras que por otro lado, Eichmann cayó en el Mall banal pues no pensó en las consecuencias de sus acciones sino porque se dejó llevar por la moral nazi, esto porque no pensó y no reflexionó y por ende este en ningún momento tuvo algún remordimiento y por esto Hannah Arendt no lo tachó de enfermo o una persona normal, ahora bien, en el Mall radical de Kant hay que obedecer la ley y no salirse bajo ninguna circunstancia de la misma, para Hannah Arendt también considera lo mismo pero sólo si la ley ya respetable y deseable, pero hay que tener cuidado con el hecho de afirmar que Hannah Arendt era antisemita, ya ningún momento estuvo en contra de la penalización que se le hizo a eichmann, en lo único en lo que se sentía inconforme era con toda clase de totalitarismo es decir seguir eslóganes Y sobretodo ser parte del rebaño, cosa que aclara Eichmann en su juicio al decir “ sólo seguía órdenes” y aunque no se trata de desobedecer, y también el hecho de comprender al “verdugo” no significa que sea absorbido de penalización.
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