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Historia Contemporanea De Europa


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  2.959 Palabras (12 Páginas)  •  371 Visitas

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Asa Briggs y Patricia Clavin

Había revolucionarios y liberales en la mayoría de los países de Europa pos napoleónica. Ambos grupos creían que la labor de 1789 debía continuar. Los primeros solían ser profesionales en sus opiniones y desinhibidos en sus métodos, mientras que los segundos intentaban conservar las conquistas positivas para la libertad humana resultantes de 1789, evitando al mismo tiempo los excesos revolucionarios. La palabra liberal se estaba incorporando a la política cotidiana de varios países europeos. Los partidos políticos se encontraban aun en fase embrionaria, pero gracias a su desarrollo posterior, el liberalismo se convirtió en una fuerza política importante. Para algunos liberales, los que vivían en los grandes puertos de Europa, la libertad económica parecía una causa mas urgente que la libertad, o bien la una iba unida a la otra. Los liberales de las grandes ciudades hacían hincapié en la libertad de reunión y de expresión. Antes de la creación de los partidos, las protestas políticas se basaban en los disturbios en aquellos países que no tenían constituciones liberales, y en plataformas de agitación en aquellos que si las tenían.

El descontento del campo solía adoptar formas poco refinadas, incendios provocados. En el continente europeo, donde los campesinos aceptaban el trabajo con resignación, era mas difícil que tomen parte en protestas publicas que los que Vivian en ciudades. La religión, era para ellos una fuente de consuelo.

Los años posteriores a las guerras napoleónicas fueron desoladores en la mayor parte de Europa, como volverían a serlo los últimos años de 1820. En Francia en 1876 la cosecha fue tan mala que hubo que importar cereal de Inglaterra. El temor hizo subir el precio del pan. Existencia de reuniones conspiraciones movimientos.

Lord Castlereagh (ministro de asuntos británico), ante Waterloo, y Peterloo, reacciono haciendo aprobar seis decretos con los que se intentaba suprimir las libertades de prensa y de reunión.

Europa de 1815 estaba en manos de personas que deseaban una restauración en lugar de cambios. El respeto por la autoridad legítimamente constituida debía ser restaurado, con el regreso a sus países de los soberanos.

El bonapartismo, o el nacionalismo se expresaba con frecuencia en un tono muy romántico. Los filósofos de la restauración hacían hincapié en la necesidad de recuperar un orden social orgánico, basado en los deberes y no en los derechos. En una moral única, y no en la diversidad, en la fe religiosa y no en la marcha del intelecto.

Aunque los cinco grandes estadistas que se dispusieron a restaurar Europa en 1815 poseían caracteres diferentes, compartían el mismo desagrado por la revolución y la idea de que era necesario erradicarla.

Metternich (restauro el antiguo régimen), era un hombre que sostenía que la revolución es provocada por los agitadores, los hombres de letras, abogados, a sueldo del Estado, responsables de la enseñanza pública, eran ellos los más peligrosos. Utilizo como excusa un supuesto asesinato a manos de un estudiante de teología desequilibrado para redactar los represivos decretos de Carlsbad, que prohibían las manifestaciones, control de enseñanzas y estricta censura de prensa.

Alejandro I estaba lleno de ideas de cosecha propia. Propuso un proyecto de paz universal confuso pero altisonante, basado en una agrupación de estados, que se dedicaría a poner fin al feudalismo y a introducir gobiernos constitucionales. No se tuvo en cuenta la ideal del Zar, sino que se propuso un acuerdo de posguerra con garantías basadas en el principio del equilibrio de poder. Siguió conservando su postura el zar, pero vio necesario la instauración de un nuevo sistema de autoridad. Federico Guillermo tercero, también siguió a Metternich y al Zar, y no hizo ni el más mínimo esfuerzo pro avanzar en la ampliación del cuerpo de gobierno.

Metternich asumió la función de supervisor de la Europa posnapoleónica. “Se crearía como una santa alianza de monarcas” La primera dificultad a la que se enfrentaron los negociadores, era práctica, no ideológica: la restauración de tronos, estados y fronteras. Primero les toco a los tronos porque la legitimidad dela monarquía hereditaria había sido cuestionada tanto por los revolucionarios regicidas de Francia como por el reparto de coronas entre la flia de Napoleón. La restauración de los estados vino después, porque esas eran las unidades territoriales en las que los gobernantes ejercían su autoridad. La restauración de fronteras paso al tercer lugar. El mapa de Europa había cambiado tantas veces entre 1792 y 1815 que era necesario examinar con calma.

Durante el congreso de Viena, se llevaban a cabo negociaciones secretas sobre temas difíciles entre bastidores, entre ellos las relaciones con la Francia derrotada, representada en Viena con gran habilidad diplomática por Talleyrand no pudo hacer nada por el mantenimiento de las adquisiciones coloniales británicas durante las guerras revolucionarias y napoleónicas. En el caso de gran Bretaña, lo fundamental no eran las adquisiciones territoriales sino el dominio de los océanos y de las bases que lo permitían.

El acuerdo de Viena, finalmente fue firmado en junio de 1815. Eran el acuerdo más ambicioso alcanzado en Europa. Austria presidiría una confederación muy laxa de 39 estados alemanas y aunque no llego a desarrollar una identidad propia, fue importante para el futuro de Alemania. Al mismo tiempo, Austria obtuvo el dominio directo sobre una serie de territorios italianos, que tendrían una importancia capital para el futuro de Italia: se anexiono la Lombardia y Venecia, y dos ducados italianas pasaron a manos de príncipes austriacos. Italia quedaba dividida en ocho estados independientes.

Mediante los acuerdos alcanzados sobre Italia, y Alemania, Metternich se aseguro de que el y el imperio plurinacional gobernado desde Viena estuviesen en el corazón del nuevo orden europeo mientras el viviese. Solo uno de los elementos de este orden sobreviviría mas que el, Suiza no solo se reconoció su independencia sino también su neutralidad.

Prusia, preocupada por protegener el nuevo statu quo como Mettern ich recibió el cuarenta por cien de Sajonia y también le concedieron territorios estratégicos en el Rin y en el ducado napoleónico de Wesfalia como protección contras Francia. La población de Prusia se duplico.

Entre Alemania desunida y Francia relativamente unida, el antiguo principado de Lieja se fusiono con los antiguos países bajos austriacos, y el conjunto se lo dieron a Holanda en compensación a su perdida de colonias en Suráfrica, que pasaron a manos británicas.

Hubo todo tipo de acuerdos compensatorios en 1815, de lo que este fue uno más. Así,

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