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Historia De La Educacion


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  2.790 Palabras (12 Páginas)  •  297 Visitas

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LA ESCUELA EN LA ORGANIZACIÓN NACIONAL (1850-1880)

En 1852, con la batalla de Caseros, se puso en cuestión la hegemonía de la provincia de Buenos Aires y se inició un período marcado por la búsqueda de una nueva forma de articulación entre las provincias, Buenos Aires y las fuerzas de los países vecinos. Signadas por conflictos, levantamientos y rebeliones se sentaron las bases de la organización de la unidad nacional.

De este modo, las tres décadas que siguieron al derrocamiento de Rosas constituyeron una etapa de rápidos y profundos cambios sociales, políticos y económicos. El Estado se fortaleció mediante la definición de las fronteras nacionales y la integración del territorio a través de las comunicaciones modernas.

Durante esta etapa, fueron aprobados los códigos civiles y se organizaron los poderes públicos y el ejército profesional. A su vez, el crecimiento del mercado interno, la producción pampeana y los sectores vinculados al comercio, ampliaron la circulación de productos y la articulación con el mercado mundial, contribuyendo así al fortalecimiento del Estado. El fuerte crecimiento económico de esta etapa favoreció la inmigración y, por tanto, la conformación de una sociedad heterogénea y móvil.

El sistema educativo fue un engranaje fundamental para la formación y consolidación del Estado Nacional. En este contexto, la Constitución Nacional de 1853 estableció el derecho a educar y enseñar como una responsabilidad atribuida a los gobiernos provinciales. Las primeras experiencias se realizaron en la provincia de Buenos Aires, e inmediatamente después de consolidado el poder central con la presidencia del general Roca, se aprobó una ley de educación.

Políticas educativas

En 1869 se realizó el primer censo nacional. En una corta planilla censal destinada a realizar el inventario de la población y el diagnóstico de las riquezas del país, se preguntaba si los niños asistían a la escuela. Al publicarse sus resultados se supo que en la Argentina vivía un millón y medio de personas. Los niños en edad escolar eran 413.459 y sólo 82.671 asistían a la escuela.

En 1869 se ejecutó el primer censo nacional con la finalidad de realizar el inventario de la población y el diagnóstico de las riquezas del país. Entre otras consultas, en la planilla censal se preguntaba si los niños asistían a la escuela. Al publicarse los resultados del censo se supo que en la Argentina vivía un millón y medio de personas, de las cuales los niños en edad escolar eran 413.459, mientras que sólo 82.671 asistían a la escuela.

El censo confirmó con cifras el diagnóstico compartido de las elites que disputaban la conducción del país, para quienes Argentina era un territorio ‘rico’ pero con una población ‘escasa’, ‘atrasada’ y que ‘carecía de disposición al trabajo’, al ‘orden’ y la ‘disciplina’. No había dudas de que el ‘progreso’ sólo sería posible mediante un crecimiento rápido de la población y la capacidad de moldear sus hábitos de vida.

El solo hecho de interrogar (en una planilla con escasas preguntas) por la asistencia de los niños a la escuela es un indicio del triunfo del proyecto sarmientino. Domingo Faustino Sarmiento colocó la organización del sistema educativo, denominado en la época “educación común”, en el centro ineludible de las transformaciones que requería el país. Sarmiento, con una larga experiencia en cuestiones educativas, dirigió la organización del sistema escolar en la provincia de Buenos Aires entre 1855 y 1860, función a la que regresó en 1875 cuando terminó su presidencia. Dicha experiencia constituyó el punto de partida para la expansión de la “educación común” a la nación en su conjunto.

EL SISTEMA ESCOLAR NACIONAL (1880-1910)

Si bien las elites políticas desde hacía tiempo confiaban en la importancia de la inmigración y la educación para el progreso nacional, a partir de 1880 la novedad radicó en la posibilidad de incidir en esas áreas desde el Estado Nacional. Luego, en los años siguientes, esta idea se fue afianzando y fortaleciendo.

El roquismo, surgido de un escenario político atravesado por las luchas entre autonomistas y nacionales, dio forma a un nuevo orden político que logró la estabilidad institucional, basándose en la capacidad de articular alianzas y pactos entre las elites porteñas y provinciales, en un sistema de participación política restringida, desde un Estado Nacional en plena consolidación.

Junto a este orden conservador en lo político, se impulsó un programa liberal para la sociedad y la economía. Así, la producción cerealera y ganadera de la pampa permitió el crecimiento del país y de los recursos aduaneros, a cuyas puertas llegaban las recientes vías del ferrocarril.

La educación tuvo un papel medular en la constitución de la Nación. Fue considerada una condición central para hacer de la Argentina una república ciudadana y civilizada, aunque en este camino el sistema excluyó a numerosos ciudadanos de la escuela. Por ello, el sistema educativo fue uno de los primeros andamiajes que construyó el todavía débil Estado Nacional. Por otra parte, este impulso del Estado a la educación pública universal estaba en contradicción con el sistema político restrictivo. Las consecuencias de esta tensión estallarán en las primeras décadas del siglo XX cuando los nuevos sectores medios en expansión pongan fin al régimen conservador.

Políticas educativas

El avance del Estado Nacional sobre nuevas áreas de la vida política y económica se afianzó a partir de 1880. La educación fue una de las esferas más relevantes de ese proceso de transferencia al Estado de funciones que anteriormente eran atribuidas a las corporaciones religiosas, étnicas y civiles.

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1880 - 1910)

El avance del Estado Nacional sobre nuevas áreas de la vida política y económica se afianzó a partir de 1880. La educación fue una de las esferas más relevantes de ese proceso de transferencia al Estado de funciones que anteriormente eran atribuidas a las corporaciones religiosas, étnicas y civiles.

La educación fue una de las primeras políticas públicas implementadas por el Estado Nacional. Esto significó la asignación de recursos económicos, la creación de una estructura de poder –con autoridades que tuvieron control sobre un creciente personal- cuya legitimidad consistía en el valor de sus conocimientos y su dedicación a un fin de interés público.

El sistema educativo de la provincia de Buenos Aires había sido montado por el empeño sarmientino, pero era necesario decidir si se asumirían sus mismas líneas directrices a escala nacional. Esto suscitó muchas discusiones. Hubo distintas opiniones sobre las formas de financiar la educación, los medios de distribuir los recursos a invertir, la obligatoriedad de la escuela o las competencias de la Iglesia en la organización educativa. Otros temas de debate estuvieron referidos a los contenidos educativos. No había dudas sobre la conveniencia de imponer el método de lectura gradual, pero temas como la educación mixta y la enseñanza religiosa dividían a los educadores.

Las discusiones tuvieron dos foros centrales: el Congreso Pedagógico Internacional (1882) y los debates acerca de los proyectos para una ley de educación que dieron lugar a la ley 1420. Estos ámbitos fueron hitos que marcaron la etapa fundacional del sistema educativo argentino durante la cual se forjaron rasgos que permanecerán por más de un siglo: su carácter público, gratuito y obligatorio.

APOGEO, CRÍTICAS Y REFORMAS (1910 – 1930)

En las primeras décadas del siglo XX la ampliación de la participación política, el crecimiento de los sectores medios, el mejoramiento de las condiciones de vida y el desarrollo urbano, contribuyeron a dotar de creciente importancia a la educación. En 1930, la mayor parte de la población infantil estaba escolarizada y nuevos sectores sociales accedieron al sistema educativo y a las escuelas medias.

La centralidad de la educación en la vida política y social, condujo a la formulación de un conjunto de planteos críticos que abarcaron desde la orientación general del sistema educativo, la detención de la matrícula escolar y el aumento de la deserción, las dificultades referidas a la formación de los maestros, y los debates acerca de los métodos educativos en sí mismos.

En este contexto, se desplegó un movimiento de renovación pedagógica en la escuela primaria, creció la influencia del Estado Nacional en la educación de las provincias, y se desarrolló un importante debate sobre la conveniencia de dotar de una orientación técnica o profesional a la escuela media.

Políticas educativas

En las primeras décadas del siglo XX, la escuela se convirtió en parte de la experiencia de la mayoría de los niños que vivía en Argentina. La población escolar se duplicó, alcanzando prácticamente al 70% de los niños entre los 6 y 13 años. En este marco, desde diferentes perspectivas, surgieron los primeros balances críticos sobre el sistema educativo. POLÍTICAS EDUCATIVAS (1910 - 1930)

En las primeras décadas del siglo XX, la escuela se convirtió en parte de la experiencia de la mayoría de los niños que vivía en Argentina. La población escolar se duplicó, alcanzando prácticamente al 70% de los niños entre los 6 y 13 años. En este marco, desde diferentes perspectivas, surgieron los primeros balances críticos sobre el sistema educativo.

La primera de estas críticas tuvo lugar en el año 1910, en el marco de la conmemoración del Centenario, cuando José María Ramos Mejía, presidente del Consejo Nacional de Educación, planteó que las escuelas argentinas no cumplían su tarea de garantizar la integración de las masas inmigrantes a la cultura nacional. Propuso, entonces, un programa de acción para profundizar los contenidos patrióticos y nacionalistas, en el que primó una concepción de la identidad nacional homogeneizadora.

El proyecto de Ramos Mejía contribuyó al aumento del control sobre el quehacer de maestros y alumnos en las aulas, por parte de la burocracia central del sistema educativo. A su vez, la puesta en marcha de la ley Láinez (1905), expandió la influencia del Estado Nacional en los sistemas educativos provinciales, quedando un número creciente de escuelas bajo la dirección de la Nación.

En este marco de balances sobre el sistema educativo, también se levantaron las voces críticas de anarquistas y sectores medios de la sociedad.

Los diagnósticos anarquistas atacaban al sistema educativo por considerarlo autoritario, basado en rígidas normas disciplinarias fundamentadas en un sistema de premios y castigos. Estos sectores, por el contrario, defendían a ultranza una educación basada en la libertad del niño y en el respeto a un espíritu crítico. En ese sentido impulsaron una educación alternativa basada en una metodología de enseñanza donde se combinaba el trabajo manual e intelectual.

Por su parte, las clases medias reclamaban la ampliación de su participación política, lo que tuvo un fuerte impacto en el campo educativo. En la universidad, los estudiantes pugnaron por la democratización en la Reforma Universitaria de 1918. También, la discusión sobre la reforma en la enseñanza media giró en torno del proceso de ampliación política. Así, se debatió sobre el carácter elitista de la educación secundaria, su enfoque enciclopedista y la forma de transformarla, acorde con las necesidades políticas y económicas del momento.

LA OFENSIVA ANTILIBERAL (1930 - 1945)

En los años treinta, la crisis económica y política se afincó en el país. La primera duraría poco. En cambio, la segunda, abrió una etapa en la que se sucedieron los golpes militares y “revoluciones” que pusieron entre paréntesis el consenso liberal.

La crisis económica mundial, el ascenso de los movimientos ideológicos totalitarios en Europa, repercutieron en la vida política en Argentina, conectándose con las tradiciones locales. Crecientemente, los espacios educativos y culturales se dividieron a raíz de la lucha política.

Distintos sectores intentaron reformar el modelo educativo en concordancia con sus perspectivas ideológicas. Las corrientes nacionalistas, liberales y de izquierda lucharon a raíz del contenido otorgado a los planes educativos, los métodos pedagógicos y la formación docente. Pero fueron los sectores nacionalistas quienes predominaron en la conducción de la educación.

Estos grupos proponían una organización corporativa de la sociedad, se oponían a la democracia y creían que la solución a la crisis radicaba en un orden asentado en las instituciones tradicionales –la nación, la familia y las agrupaciones profesionales- y en una sociedad jerárquica. En consonancia, la reforma de la educación tuvo un lugar destacado en el intento nacionalista de reformular la sociedad argentina.

Políticas educativas

El intento de desterrar el laicismo y promover una educación religiosa fue uno de los ejes de la política y de las luchas educativas de este período.

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1930 - 1945)

El intento de desterrar el laicismo y promover una educación religiosa fue uno de los ejes de la política y de las luchas educativas de este período. La celebración del Congreso Eucarístico (1934) en Buenos Aires contribuyó a reposicionar a la Iglesia en la escena política nacional, en un contexto político en el cual los grupos nacionalistas proponían que el país regresase a las tradiciones hispánicas y jerárquicas de la sociedad colonial.

La dirección del Consejo Nacional de Educación recayó en hombres vinculados en un principio a la corriente espiritualista, quienes sostenían la importancia de crear una escuela que no sólo preparara para la vida práctica, sino también que apostara por el desarrollo de la esencia espiritual del hombre. Juan B. Terán, presidente del Consejo, fue uno de las personalidades más destacadas en la implementación de esta corriente. Un poco después, Jorge Coll y Gustavo Martínez Zuviría fueron quienes dirigieron la política educativa, figuras claramente ubicadas en filas católicas y nacionalistas.

La orientación de la enseñanza se tornó nacionalista, patriótica y moralizante en un grado que no había adquirido anteriormente. Dada esta orientación nacional, la educación debía plasmarse en el desarrollo espiritual de los niños y en la educación de utilidad práctica. Renegándose de lo que se llamaba el “academicismo de la cultura enciclopédica”, se propuso una educación donde la escuela era vista como centro de trabajo intelectual y vital.

Las ideas de los sectores nacionalistas le imprimieron un signo propio a las políticas educativas que derivaron en una reforma de los planes de estudios (1935) y una nueva reglamentación para el uso y selección de los libros de lectura y de texto (1933). La intención de reglamentar y regularizar bajo nuevos parámetros la educación, se expresó, también, en un proyecto para unificar las escuelas de todo el país bajo la autoridad del Consejo Nacional de Educación que, finalmente, no prosperó.

Así, el triunfo de estos grupos produjo un quiebre en las políticas educativas, por lo que se atacaron las bases de la educación laica, se intervinieron las Universidades y el Consejo Nacional de Educación y se persiguió a maestros y profesores por sus posiciones políticas.

1945-1955

A lo largo de la primera mitad del siglo, la sensibilidad hacia los niños y la valorización de la infancia no dejó de crecer y expandirse en distintos ámbitos de la sociedad y el quehacer público. Los niños eran el centro de la vida familiar, las madres debían dedicar su vida a cuidarlos y el Estado tenía como tarea prioritaria garantizar su bienestar. La niñez era considerada el futuro de la nación.

El peronismo significó un quiebre en la vida social, política y económica. Los trabajadores adquirieron derechos sociales y ocuparon el centro de la escena. Pero, además, el peronismo se presentó a sí mismo como un hito de la historia del país sólo comparable a la revolución de la independencia.

En ese marco, el peronismo le dio un nuevo significado al valor adjudicado a la infancia. Bajo el lema “los únicos privilegiados son los niños” se dejaba implícita la idea de que la justicia social había puesto fin a las desigualdades y que el Estado otorgaba una atención preferencial a la infancia en el plano material y simbólico. De un modo nuevo, el peronismo estableció una relación directa, sin mediación, con los niños. En muchos casos la “politización” de la infancia se desarrolló a través del sistema educativo pero también se usaron otros medios, mediante la Fundación Eva Perón, como la distribución de regalos, los campeonatos de fútbol y las excursiones.

La educación fue uno de los canales a través de los cuales avanzó la acción del estado peronista, la búsqueda de una unanimidad, mediante el apoyo de los trabajadores, el carisma de los líderes y, crecientemente, los recortes a la libertad política y la censura de los disensos.

La tarea de moldear a las nuevas generaciones en las verdades peronistas se impuso como una necesidad y un deber para el fortalecimiento del régimen y del nuevo orden político. En esa dirección, el libro de Eva Perón La razón de mi vida fue considerado texto oficial en las escuelas, se redactaron nuevos programas educativos y se impusieron celebraciones y conmemoraciones a tono con el enaltecimiento de la figura de la pareja presidencial.

A la vez, el peronismo mejoró las condiciones de vida de los trabajadores. De la mano de la bonanza económica de los primeros años de la posguerra y del crecimiento de los servicios y la infraestructura del Estado, la población cambió su calidad de vida, se amplió el consumo y se extendieron los derechos sociales. En este contexto, se expandió la matrícula educativa, se atendió la enseñanza técnica y los maestros participaron en su calidad de trabajadores del régimen peronista y usufructuaron de sus beneficios económicos y sociales.

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