Historia Regional

Introducción

Hoy la importancia que tiene la historia regional en la historiografía mexicana es indiscutible: la enorme cantidad de trabajos escritos a lo largo y ancho del país así lo manifiestan. Esto en, mucho debido a la profesionalización y especialización de la disciplina histórica, a la apertura de los archivos nacionales, estatales y locales y al constante esfuerzo de los historiadores por abordar procesos, fenómenos, acontecimientos y hechos vinculados con los espacios regionales y locales.

Pero el conocimiento no sólo ha sido acumulativo, sino también se han creado marcos analíticos, metodológicos e interpretativos que han conformado un grupo amplio de profesionales y un corpus metodológico multidisciplinario mediante el cual ha sido posible definir con mayor precisión el por qué, el para qué y el cómo de la historia regional. Así, el conocimiento histórico regional ha ido evolucionando significativamente hasta alcanzar un nivel cualitativo que no se puede negar.

Lo anterior ha convocado a su revisión constante para conocer el papel que ha jugado la historia regional en la construcción de una historia nacional. Precisamente, una de las formas de revisión ha sido la variedad de balances historiográficos es la exposición, presentación o debates en torno a los nuevos avances o descubrimientos en ciertos objetos y sujetos realizados a lo largo de un determinado tiempo; esto es realizado, fundamentalmente, con la celebración de congresos, seminarios o coloquios, etc. Una cantidad considerable de estas actividades colectivas han tenido la finalidad de presentar las investigaciones que en materia histórica regional se refiere. Destacan en su mayoría los trabajos realizados en torno a la historia de cada región, localidad, municipio, etc.

Los temas abordados han sido varios, que van desde el reclamo por la incorporación de esta forma de hacer historia en la construcción de la historia nacional, hasta temas y asuntos muy detallados como el papel de la mujer en la historia, en la política, en la cultura, etc. Sin embargo, se pueden destacar al menos cinco temas que han prevalecido entre 1930 y 1980: identidad, revolución, política, espacio y metodología. Estos temas son la base para la presencia y el fortalecimiento de la historia regional en la historiografía nacional.

La naturaleza de la investigación y los objetivos de las mismas plantean la posibilidad de exponer un tema cuyo tratamiento histórico e historiográfico se encuentra disperso en distintas publicaciones, principalmente artículos y ensayos en revistas académicas y obras colectivas, producto, como veremos en el primer capítulo, de reuniones, coloquios y congresos, donde la historia regional ha sido objeto de constantes debates.

Para fines de esta investigación sólo tomaré tres de estos temas: La academia, el espacio y la Revolución, porque considero que a partir de ellos se puede entender la forma en que se va construyendo una conceptualización de esta historia. Por ejemplo, a partir de un fuerte reclamo en torno a considerar esta forma de hacer historia, como un elemento fundamental en la construcción de una historia general de México, los trabajos presentados en los primeros episodios académicos, van logrando articular una forma de concebir a la historia regional. Esta se formula a través de la necesidad de rescate, reconocimiento y difusión de los distintos elementos que han conformado el devenir histórico de las regiones, aunque se atienda a problemáticas en lo particular, en cada congreso es equivalente. Es decir, aún cuando estos historiadores de particularísima información e incluso algunos de ellos con escasa formación académica –esto en la visión de los historiadores académicos de la capital– sus aportaciones dentro de estos eventos fueron delineando una primera conceptualización de la historia regional, y esta primero se expresó a través de una búsqueda de identidad.

Por otro lado, el análisis de la Revolución Mexicana, que desde las regiones se mostró, propició la creación de distintas temáticas para la valoración de actores, episodios, dinámicas y espacios que han conformado a la historia regional. Todas estas variadas relaciones fueron expuestas en congresos, sobre todo, durante la década de 1980.

El tema del espacio, como uno de los asuntos principales, fue sin duda un problema inquietante dentro de las consideraciones presentadas en los diferentes congresos, seminarios, jornadas, etc., implícitamente estaba en la base para definir los límites ó la dimensión de los espacios abordados, que deberían ser válidos en todos los ámbitos –económico, político, social, cultural, etc. Aunque, ello dependerá de los asuntos que se estén trabajando, porque de esta manera podemos encontrar investigaciones referidas por el nombre de la ciudad o la capital de la entidad –por ejemplo, la región de Chihuahua, Jalisco, Durango, etc.–, por ciertas nominaciones genéricas no ligados a una ciudad específica –el Bajío, el Noreste, Noroccidente, Suroeste, etc.–, o por espacios aún más reducidos, como lo son las pequeñas localidades, sobre las cuales regularmente se centró la gran mayoría de los trabajos presentados en los diferentes congresos y seminarios.

La revisión constante sobre el papel que ha jugado la historia regional dentro del contexto nacional ha propiciado la realización de foros académicos en los cuales se ha debatido, entre otras cosas, la construcción de una conceptualización

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