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La Era De Las Revoluciones


Enviado por   •  5 de Febrero de 2013  •  18.084 Palabras (73 Páginas)  •  290 Visitas

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Eric Hobsbawm. “La Era de las revoluciones. 1789-1848”

1. El mundo. 1780-1790

I. La consecuencia más importante de la doble revolución (francesa, de carácter político, e inglesa, de carácter industrial, fue el establecimiento del dominio del globo por parte de unos cuantos regímenes occidentales sin paralelo en la historia. Los viejos imperio y civilizaciones del mundo se derrumbaban y capitulaban. La India se convirtió en una provincia administrada por procónsules británicos, los estados islámicos fueron sacudidos por terribles crisis, África quedó vierta a la conquista directa. Incluso el gran Imperio chino se vio obligado, en 1839-1842,a abrir sus fronteras a la explotación occidental. En 1848 nada se oponía a la conquista occidental e los territorios. El progreso de la empresa capitalista occidental sólo era cuestión de tiempo. Pero en el seno de la sociedad burguesa nace una nueva ideología, contradicción de la doble revolución. La sociedad comunista que comenzó como un fantasma, recorrió Europa y se apoderó de gran parte de ella tiempo después.

El mundo cambió “demasiado rápido”. Entre 1760 y final de siglos, el viaje entre Glasgow y Londres se acortó de diez días a 62 horas… aunque esto solo sucedía en zonas contadas. El resto del globo estaba masivamente incomunicado. Las carretas eran usadas tanto para el transporte de personas como para el de mercancías (especialmente el correo). Vivir cerca del mar era vivir cerca del mundo: Sevilla era más accesible desde Vera Cruz que desde Valladolid. De todos los empleados del Estado, quizá sólo los militares de carrera podían esperar vivir una vida un poco errante, de la que sólo les consolaba la variedad e vinos, mujeres y caballos de su país.

II. El problema agrario era por eso fundamental en el mundo de 1789, y es fácil comprender por qué los fisiócratas consideraron indiscutible que la tierra, y la renta de la tierra, eran la única fuente de ingresos. Y que el eje del problema agrario era la relación entre quienes poseen la tierra y quienes la cultivan, entre los que producen su riqueza y los que la acumulan.

Las relaciones de la propiedad se pueden dividir dependiendo la zona del globo donde estemos.

-América: destaca la importación de minerales y otras extracciones, así como esclavos, mucho más que productos agrarios. En este período el algodón es más preciado, en detrimento del azúcar.

-Al este del Elba, el cultivador típico no era libre, sino que realmente estaba ahogado en la marea de la servidumbre, creciente casi sin interrupción desde finales del siglo XV o principios del XVI. La zona de los Balcanes surgió como países campesinos, pero en ellos no había una propiedad agrícola concentrada. Muchos estaban sometidos a límites cercanos a la esclavitud o eran criados domésticos. En el ámbito de la producción, eran casi independientes de Europa, en todo tipo de alimentos y materias primas.

En general esto hacía que los aristócratas explotaran cada vez más su posición económica inalienable y los privilegios de su nacimiento y condición. Solo unas pocas comarcas habían impulsado el desarrollo agrario dando un paso adelante hacia una agricultura puramente capitalista, principalmente en Inglaterra. La gran propiedad estaba muy concentrada, pero el típico cultivador era un comerciante de tipo medio, granjero-arrendatario que operaba con trabajo alquilado. Una gran cantidad e pequeños propietarios, habitantes en chozas, embrollaba la situación. Con el cambio, entre 1760-1830, lo que surgió fue una agricultura de empresarios agrícolas –granjeros- y un gran proletariado agrario.

El siglo XVIII no supuso un estancamiento agrícola. Por el contrario, si bien seguía siendo regional, una gran era de expansión demográfica, de amento de urbanización, comercio y manufactura, impulsó y hasta exigió el desarrollo agrario. La segunda mitad del siglo vio el principio del tremendo aumento de población.

III. La clase media de abogados, administradores de grandes fincas, cerveceros, tenderos e incluso el industrial parecía poco más que un pariente pobre. Era el mercader el verdadero director del desarrollo (en tanto el señor feudal lo era en Europa oriental). Por eso el sistema más conocido era el putting-out system, por el cual un mercader compraba todos los productos del artesano o del trabajo no agrícola de los campesinos para venderlo luego en los grandes mercados; temprano capitalismo industrial.

El siglo XVIII debió toda su fuerza de desarrollo al progreso de la producción y el comercio, y al racionalismo económico y científico, que se creía asociado a ellos de manera inevitable. Las logias masónicas, donde no existía una diferencia de clases propagaron las ideas inglesas bajo un tupido velo francés: la igualdad y la libertad (después la fraternidad) fueron la bandera de su revolución. El objetivo principal de los ilustrados no fue el capitalismo, sino, a través del humanismo y las ideas racionalistas-progresistas, la libertad de todos los ciudadanos. Las monarquías absolutas del despotismo ilustrado encendieron la llama de la revolución intelectual y luego de la revolución práctica.

IV. Los reyes que se llamaron “ilustrados” lo hicieron movidos menos por un interés en las ideas generales que para la sociedad suponía la “ilustración” o la “planificación”, que por las ventajas prácticas que la adopción de tales métodos suponía para el aumento de sus ingresos y bienestar. La monarquía absoluta pertenecía a la feudalidad, que estaba dispuesta a utilizar todos los recursos posibles para reforzar su autoridad y sus rentas dentro de sus fronteras. Las únicas liberaciones del campesinado, anteriores a 1789, fueron en pequeños países como Dinamarca y Saboya, a pesar de que todos los grandes ministros tenían en su mente, como única solución, la abolición de la servidumbre. Las colonias rompieron el hielo, en este caso Irlanda y Estados Unidos, por vía pacífica o revolucionaria.

El enfrentamiento entre Francia e Inglaterra significó la confrontación de dos sistemas políticos antagónicos. Los ingleses no sólo vencieron más o menos decisivamente en todas esas guerras excepto en una, sino que soportaron el esfuerzo de su organización, sostenimiento y consecuencias con relativa facilidad. La doble revolución iba a hacer irresistible la expansión europea, aunque también iba a

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