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La filosofía Nazi


Enviado por   •  6 de Marzo de 2021  •  Ensayos  •  1.772 Palabras (8 Páginas)  •  146 Visitas

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 CENTRO EDUCATIVO XAIL S.C.[pic 1][pic 2]

PREPARATORIA INCORPORADA A LA

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

UNIDAD DE APRENDIZAJE: Historia de nuestro tiempo

TÍTULO: La filosofía Nazi

TAREA SUMATIVA: 1ER. PARCIAL

GRADO: 6TO. SEMESTRE GRUPO: B

ALUMNO: Rashid Isaac Ruz

DOCENTE: WILLIAN ALBERTO UITZ EUÁN

FECHA SOLICITADA:

FECHA DE ENTREGA:    

CICLO ESCOLAR 2018-2019

El siguiente trabajo tiene como finalidad, explicar el pensamiento nazi durante la segunda guerra mundial. El tema a abordar es muy interesante, ya que durante lo largo de la vida académica, se nos enseña que el ejercito nazi tenía malas intenciones y se llega a la típica conclusión que el lado americano fue el “lado bueno de la guerra” pero esto no es mas que lo que pasa siempre en una guerra, ya que la historia la escriben los vivos y es por eso por lo que realmente mucha gente cree que los nazis fueron realmente los enemigos de Europa. Pero para que realmente se pueda analizar la posición que tuvo cada uno en la guerra y porque los nazis hicieron los actos que realizaron se tiene que analizar el contexto histórico por el cual cursaba Alemania después de la primera guerra mundial.

Aunque al final el único gran ganador fue Estados Unidos. Mientras los europeos se mataron entre sí y destruyeron sus economías, EEUU se convirtió en la primera potencia financiera y económica del mundo. Ni Reino Unido que tenía 1/5 del territorio mundial pudo sostener una competencia con EEUU.

Las tensiones ideológicas en Europa fueron creciendo y la inestabilidad del orden surgido de la guerra anterior fue en aumento. Italia reclamó y luego conquistó Etiopía en 1935, Japón creó un estado títere en Manchuria en 1931, que fue ampliando con su invasión de China desde 1937 y Alemania burló las limitaciones impuestas en el tratado de Versalles, comenzó en secreto su rearme, militarizó la región del Rin en 1936, se unió con Austria en marzo de 1938. Todos estos agresivos movimientos tuvieron una débil respuesta de la Sociedad de Naciones y la antigua Entente, que optó por una política de apaciguamiento. De hecho, tras la Conferencia de Múnich donde se había permitido a Alemania la anexión de los Sudeste, el primer ministro británico diría que el acuerdo aseguraba «la paz para nuestro tiempo». Hitler sin embargo no cesó en sus ambiciones territoriales, Reino Unido y Francia pasaron a una política de disuasión, aunque con su política de no intervención no hicieron nada por evitar que otros países como España tras su guerra civil, pasaran a la órbita de Alemania e Italia.

La siguiente frase puede servir para entender el pensamiento que tenían los alemanes al leer las novelas del autor Friedrich Nietzsche[1] en el periodo entre finales de la primera guerra mundial e inicios de la segunda guerra. En su libro: El anticristo (1895) “El cristianismo no ha sido, más que una invención de resentimiento judío para arrastrar el mundo a la decadencia” Esta frase en particular puede dar un simbolismo de lo que motivo a Hitler para promover el odio a los judíos junto con la presión social/económica que estaba viviendo Alemania ya que abundaba la pobreza entre los propios alemanes, y muchos judíos eran conocidos por tener un extenso capital económico.

Por lo que para Hitler quizás Nietzsche fue una motivación que le sirvió para mover y formar al partido nazi. De esta manera los nazis buscaron reafirmar su gran ignorancia y fanatismo nacionalista, adoptando una

filosofía poderosa como la de Nietzsche, nazificando cada una de sus palabras, manipulando sus mensajes, distorsionando las verdaderas aspiraciones filosóficas de su autor. Friedrich Nietzsche siempre me ha parecido

una especie de medicina en contra de los sentimientos de superioridad es un desmitificador de la infamia que venía con el cambio de siglo; debemos tener en cuenta que su teoría del superhombre no era una

idea de superioridad enfermiza, era en realidad una herramienta de liberación y trascendencia humana. La idea del superhombre[2] está ligada al futuro ser humano, capaz de comprender que no existen dogmas o regímenes que lo limiten, ni siquiera la propia muerte, por lo tanto, los valores quedarán intactos una vez logre asumir la grandeza de la vida. Nietzsche no hace interpretación alguna del nazismo. Porque este movimiento político es posterior históricamente al tiempo en que Nietzsche escribe sus obras.

Si hubiera alguna interpretación es la que el nazismo hace de Nietzsche. Más que interpretación podemos hablar de “uso” y hasta de “mal uso” o “abuso”. Porque el nazismo toma de la obra de Nietzsche aquellos aspectos que le interesan.  Para dar apoyo teórico a sus atroces propuestas. Un par de ejemplos:

Los comentarios de Nietzsche sobre los judíos o sobre lo semítico en general. Nietzsche no fue un antisemita[3] en modo alguno. Cuando se refiere a los judíos lo hace para señalar un sistema de valores o una moral que considera decadente, enfermiza, moral de esclavos.

Como se sabe los nazis postulaban la existencia de una raza superior al resto, la raza aria. Cuyos descendientes naturales son los alemanes de “sangre pura”. Pues bien, los nazis quisieron ver en la figura nietzscheana del “Superhombre” el anticipo de ese nuevo hombre que los nazis venían a imponer. El Superhombre de Nietzsche no conoce de raza ni de nacionalidad, y menos de la alemana. El Superhombre es la superación del hombre moderno, hundido en el nihilismo. Es, sin duda, un proyecto, pero no un proyecto político de una nación cualquiera.

Nietzsche critica ferozmente todo lo alemán: el espíritu alemán, la cultura alemana, el pueblo alemán y la raza alemana. El espíritu alemán es un espíritu vacío: “El espíritu alemán es una indigestión, no da fin a nada. A donde llega Alemania, corrompe la cultura” (Nietzsche, Ecce homo, 1908, pp. 43, 49)

Nietzsche dice no sentirse para nada alemán. El alemán le causa malestar: “yo soy extraño, en mis instintos más profundos, a todo lo que es alemán, hasta el punto de que la mera proximidad de una persona alemana me retarda la indigestión” (Nietzsche, Ecce homo, 1908 p. 52). El alemán es el hombre decadente: “Cuando me imagino una especie de hombre que contradice a todos mis instintos, siempre me sale un alemán” (Nietzsche, Ecce homo, 1908 p. 132).

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