Muralismo Mexicano

Angeles Flores Karina        SC58B

Miranda Padrón María Fernanda MURALISMO MEXICANO

INTRODUCCIÓN

Después de la conquista española, la sociedad de ese entonces quedo a la defensiva por la manera en que esta fue sometida a un régimen desconocido y por ende buscaría una manera fácil de entender que fue lo que sucedió. “La conquista había ocasionado matanzas y destrucción y despoblación y los suspiros de trescientos años de la humanidad en esta parte del mundo”.^[1]

Pasando los años se tuvo un descontento más fuerte, teniendo así por efecto dominio un levantamiento más grande que la misma Independencia de México, es decir, sucedió una Revolución, ésta además de ser un levantamiento armado, trajo consigo una manifestación cultural denominada “Muralismo Mexicano”, trayendo con ello grandes exponentes que darían a conocer lo que aquejaba al país.

Dicho movimiento tuvo un gran número de exponentes; exponentes que se encargaron de contar la historia de México por medio de sus murales en diferentes lugares que pudieran ser apreciados por todo público. Transmitieron lo que se vivió y lo que se podía llegar a vivir si la sociedad no comenzaba a defenderse.

Tres de ellos cuentan con una importancia mayor a la de los demás; buscaban romper la rutina en que se había estancado la pintura desde siglos antes, puesto que se tenían técnicas encáusticas (se ocupa en murales griegos, españoles, romanos y egipcios).

Era necesario mostrar un arte capaz de conmover e impresionar a las multitudes, para que de esa forma se lograra el objetivo de crear conciencia y fortaleza en las personas, el fresco (técnicas modernas), practicado por las culturas precolombinas y estudiado por dos de estos muralistas en Italia, pareció la técnica por excelencia. Sin embargo, se tuvieron algunos altercados sociales y de pensamiento sobre lo que acontecía al país, teniendo así molestia incluso de los mismos muralistas por diferencia de ideas, no solo de ellos sino de artistas extranjeros.

MURALISMO MEXICANO

El muralismo mexicano fue el resultado de ideas innovadoras, propuestas por el orgullo de haber ganado una Revolución, no obstante, el sentimiento de identidad y pertenencia nacional no estaba establecido, por la simple razón que, desde la conquista española, todo fue impuesto por autoridades que solo tenían como fin el gobernar y aprovechar el territorio que se tenía.

Puesto de este modo, cuando Álvaro Obregón quedo como presidente (1920-1924), tuvo la tarea más importante de ese momento, esta consistía en reorganizar el país, pero sobre todo el renovar todas aquellas promesas rotas por gubernaturas llenas de represión.

Para tan importante reestructura, el presidente Álvaro Obregón, colocó a José Vasconcelos como secretario de la Secretaria de Educación Pública (SEP). Éste decidió estructurar un programa educativo dirigido a niños y jóvenes, con el cual modificaría y reorganizaría el pensamiento de las futuras generaciones y de esa forma mostrar otro panorama de la manera de gobernar.

José Vasconcelos compuso un plan cultural basado en fomentar e impulsar la pintura mural, esta tenía que representar la historia y los valores nacionales, además de educar el gusto de todo el público que lo viera. Decidió convocar a los mejores pintores de la época, los cuales fueron: José Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

Vasconcelos consideraba que la cultura era un tipo de estrategia que podía reivindicar la nacionalidad teniendo así la esperanza de que el mexicano pueda conquistar el espíritu, el intelecto y la grandeza.

Para llevar a cabo esta estrategia, el secretario decidió exponer sus ideas respecto a la educación y lo que tendrían que transmitir las obras de estos tres grandes artistas, entre esto estaba: 1. trasmitir ideas de patriotismo y de orgullo mexicano y 2. fomentar la igualdad social, entre otras cosas.

Las grandes obras iban dirigidas a todos los mexicanos, sin importar la clase a la que pertenecieran (alta, media, baja), letrados o ignorantes, pensando en la colectividad y en el individuo, es por ello, que los primeros murales se realizaron en los edificios de la Secretaria de Educación Pública, es decir, la Escuela Nacional Preparatoria, el Antiguo Colegio de San Ildefonso y luego pasarían a la Hemeroteca Nacional.

Es así como se da inicio a este gran movimiento, con el paso del tiempo, los muros de varios edificios privados o públicos se vestían con grandes colores, temáticas sociales o aspectos sociales, lo importante de hacer esto era que una gran parte de la población mexicana que no tenía las posibilidades o el habito de ir a museos o galerías, pudieran observar lo majestuoso e imponente que se veía la historia mexicana y con ellos llamar más la atención para revivir ese sentimiento de triunfo. Sin embargo, tal manifestación tuvo puntos de fricción con el entorno mexicano, es decir, el hecho de que los campesinos, obreros e indígenas exaltaban en los murales como la clase discriminada y sobre todo que nunca constituyeron el verdadero público de este trabajo.

Al igual que en cualquier otra rama de la pintura, los muralistas se valieron de diferentes procedimientos para realizar sus trabajos, en este caso se aplicaron dos: el fresco y la encáustica; siendo esta última la más popular entre los pintores quienes la emplearon por el brillo y la durabilidad que aseguraba, gracias a la mezcla de pigmentos con cera, la cual se aplicaba con espátulas calientes y se esparcía sobre la superficie, en este caso un enorme muro, con ayuda de pinceles de cerdas duras.

Fueron grandes las figuras que estuvieron al frente en dicha movilización, los cuales dejaron plasmadas su inquieta mente e impulso de que su entorno estaba cambiando de buena o mala manera, su gran pasión por realizar estas obras se complementó a causa del profesor Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, éste promovió la visión antiacadémica del arte impulsando el modernismo, reclamaba para el arte mexicano una pintura moderna por medio de la revelación de valores universales y espirituales. Es por ello que se mostrará cuáles fueron los impulsos que tuvieron cada uno de estos en el Muralismo Mexicano.

José Clemente Orozco

(José Clemente Ángel Orozco Flores)

Caracterizado por el expresionismo y la pintura tradicional mexicana, aborda temas como las raíces culturales de los pueblos indígenas y la lucha independentista menospreciando la temática de las máquinas que fascinó a sus contemporáneos.

Orozco tenía como punto de partida la reflexión crítica sobre el tiempo vivido y la visión profunda de la existencia del hombre. A pesar de que algunos de sus murales tienen un contenido histórico, sus personajes tienen algo atemporal y universal, es decir, la humanidad, estaban íntimamente relacionados con el sufrimiento de las clases bajas de su nación a las que representaba constantemente en cada una de sus obras, plasmando así la condición humana y los aspectos más duros de ella, incluyendo la agonía, el dolor y la muerte.

En el artículo de Esperanza Garrido hace mención sobre algunas bases del pensamiento de José Orozco ante su contexto social:

“Las luchas y acontecimientos históricos son parte de un conflicto dialéctico en el que las posibilidades de rebeldía y progreso luchan contra la resistencia de la reacción, la codicia, el poder y la corrupción” (Garrido, 2009)

Orozco vivió el contexto de la Decena Trágica, con lo cual vino un mal, tanto económico como social, existía la incertidumbre en el país. Tiempo más adelante apoyó el movimiento de Venustiano Carranza, no participó en la lucha armada, sin embargo, estuvo presente en el periódico La Vanguardia; quizá estas experiencias lo llevaron a lamentar por el resto de su vida la destrucción del hombre por el hombre, tema obsesivo y constante en su obra.

Normalmente, la estética plástica de Orozco era oscura y considerada por algunos un tanto grotesca. Sus técnicas emplearon también mosaicos en losas precoladas, aunque intentó utilizar losetas quemadas a temperaturas muy alta. Fue comisionado para crear un mural en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, Titulada Katharsis, esta pieza caótica es una alegoría de la guerra, y critica la sociedad de las masas y los peligros de las nuevas tecnologías.

Diego Rivera

(Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez)

Con ideas defensoras de la cultura y la artesanía nacional, las obras de Diego Rivera  tuvieron una fuerte influencia en la revolución artística mexicana. Ocupaba la encáustica, la cual fue empleada desde siglos pasados en los murales que adornaban las grandes ciudades como Pompeya.

Algunas de sus grandes obras fueron a base de pintura al fresco, realizándolos en edificios de acceso público, incluso teniendo formatos móviles. Son obras de gran formato, colores saturados y figuras bien definidas con rasgos afines al Realismo Social.

La pintura para Diego no es una representación sino una creación, no se trata de reproducir una realidad, sino de hablar de una verdad, interpretarla al crear una pintura. No participó como tal en un levantamiento armado, sin embargo, dio refugio en Europa a todos aquellos jóvenes y artistas que salían exiliados de México, quizá es por ellos que coloca en sus murales, pinceladas con colores llamativos y figuras extravagantes.

De igual manera, cultivó la pintura de caballete. Siempre con una técnica académica refinada y meticulosa, sin embargo, utilizó técnicas que ocupaba Orozco como mosaicos en losas precoladas.

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