Origen y Nacimiento de la Propiedad Privada

Origen y nacimiento de la propiedad privada

por Ariana Acosta

Hablar sobre el nacimiento u origen de la propiedad privada y del estado es remontarnos a miles de siglos atrás para poder explicar lo que llevó para que este gran acontecimiento sucediera, el mismo que marco la vida de la humanidad, como tal y lo que ha dado como resultado lo que en la actualidad podemos evidenciar en nuestro diario vivir.

En un principio según la teoría de la evolución, la misma que es sustentada por hallazgos paleontológicos y arqueológicos, establece que el primate fue cambiando y desarrollándose radicalmente para convertirse en hombre de acuerdo a las necesidades de adaptación en el medio ambiente. Este mono antropoide empezó por la realización de actos que sirvieron tanto para su modificación física como intelectual, al elaborar sus propios instrumentos ya sea para recoger alimentos, protegerse y hasta atacar. Este punto fue la piedra angular para la diferenciarnos de todo animal en la faz de la tierra, adquirimos un papel primordial que nunca lo ha realizado un animal como lo es trabajar.

El trabajo abrió paso para avances, el lenguaje articulado fue uno de ellos ya que al integrase y la necesidad de expresarse al realizar sus instrumentos llevo a que intercambiaran sus pensamientos e ideas para su entendimiento lo que concuerda con lo expresado por Engels al señalar que “el trabajo es la condición básica y fundamental de toda la vida humana, y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre” (Engels, 1951).

De igual manera los ancestros del hombre comenzaron a ver que vivir solos no era una opción ya que los peligros que les rodeaban eran aún peores si no convivían en grupos, es así que las hordas y manadas fueron la primera aparición de la sociedad humana en familia.

Básicamente el hombre primitivo se dedicaba a la recolección de alimentos y la caza bajo su condición de nómadas hasta que se dio el descubrimiento del fuego, lo que mejoro su calidad de vida, al poder cocinar sus alimentos, defenderse de los animales, viajar a lugares que no hubieran podido por el frió, cambiando su convivencia por el sedentarismo, con la agricultura, la domesticación de animales, la elaboración de sus instrumentos de producción de piedra (edad de piedra) metal, bronce, y el hierro.

En este régimen de comunidad primitiva las relaciones de producción se basaban en los medios y fuerzas productivas, es decir que como estas comunidades eran relativamente reducidas todos cooperaban en la medida de lo que podían, lo que se conoce como cooperación simple y de división natural del trabajo, para poder cubrir sus mínimas necesidades de acuerdo a su condición y capacidad, sexo y edad, para realizar las tareas, no se daba la explotación del hombre por el hombre, por lo que no existía una plus producto1 ya que lo poco que tenían era repartido en partes iguales entre todos los miembros, lo que por ende, de existir un mayor beneficio para uno hubiera ocasionado la muerte de otro.

Como consecuencia el ser humano de aquella época no concebía a la propiedad privada, más allá de los pocos instrumentos personales que podían tener, lo que Marx describió como propiedad privada general, siendo este la distribución correcta de toda la riqueza, un completo naturalismo-humanismo, la libertad y necesidad, entre el individuo y género.(Marx, 1844, pág. 55) Por la ausencia de división de clases, explotación del hombre y de propiedad privada se evidenciaba la inexistencia de una Estado.

Con el paso del tiempo el modo de convivencia fue más grande que de las pequeñas hordas y manadas, por la cantidad de sus miembros, lo que conllevo a la formación de la organización gentilicia o llamada gens conformada por más de un centenar de personas generalmente unidas por parentesco. En la primera fase inicial la posición dominante estaba a cargo de la mujer. En varias noticias recientes afirman que la promiscuidad era el motivo central, ya que se desconocía la paternidad

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