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Reformas Educativas


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  1.649 Palabras (7 Páginas)  •  234 Visitas

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Las reformas educativas en nuestro contexto histórico

MANUELDE FUELLES BENÍTEZ

«Cualquiera preocupado por la enseñanza sabe que en la España contemporánea se pueden contabilizar innumerables reformas. Pero la realidades más compleja. Ni se trata de un fenómeno exclusivamente español ni ha habido más que dos reformas que afectaran a la raíz profunda del sistema educativo.»

C

uando desde una perspectiva histórica nos asomamos al mundo de las reformas educativas, la impresión que surge de inmediato es la de una abrumadora floración de cambios educativos: cualquiera que se haya preocupado por este asunto sabe que en la España contemporánea se pueden contabilizar innumerables reformas. Incluso se suele traer a colación la famosa sentencia de Unamuno (aunque no era suya ni de su tiempo, sino de Gil de Zarate, cincuenta años atrás): la enseñanza en España es como una interminable tela de Penélope en la que se tejen y destejen sin cesar las más diversas reformas educativas.

La realidad, empero, es algo más compleja y algo distinta. En primer lugar porque, a despecho de nuestro tradicional hispanocentrismo, no se trata sólo de un fenómeno exclusi¬vamente español; también en la Europa contemporánea se teje y desteje la tela de la educación con incesantes refor¬mas (lo que prueba, entre otras cosas, las dificultades que ha presentado siempre el desarrollo de los modernos siste¬mas educativos nacionales).

En segundo lugar, verdaderas reformas educativas, refor¬mas que afecten a la raíz profunda del sistema educativo, a sus estructuras institucionales, a sus valores y a sus relacio¬nes con el sistema político, social o económico, no ha habi¬do, en mi opinión, más que dos: la reforma que en el siglo pasado transforma el aparato escolar del anden régime en el sistema educativo liberal y la reforma que en 1970 inten-

«La Ley General de 1970 impulsó un proceso de reforma que cosechó éxitos importantes: terminó con los problemas endémicos de la escolarización, hizo posible por vez primera la gratuidad real de la educación básica, homologó el sistema educativo con los patrones modernos de los sistemas educativos.»

ro no es un resultado mecánico. Es cierto que el hondo proceso de demo¬cratización de la educación, iniciado en la segunda posguerra mundial, llega a España en la década de los años 60, pero es un mérito de Villar Palasí, a pesar de todas las limitaciones y fracasos de su política educati¬va, haber comprendido que el sistema educativo español no se ajustaba ya a las necesidades de la sociedad española. La ley Villar se convierte así en la respuesta a la demanda creciente de democratización de la educación y a las necesidades de una sociedad dinámica, urbana e industrial, que poco o nada tenía ya que ver con la de la ley Moyano. La Ley General de 1970 impulsó un proceso de reforma que cosechó éxitos importantes: terminó con los problemas endémicos de la escolari¬zación, hizo posible por vez primera en la historia de la educación españo¬la la gratuidad real de la educación básica, fortaleció el papel del Estado como agente responsable de la educación, impulsó la renovación pedagó¬gica de la enseñanza, homologó el sistema educativo con los patrones modernos de los sistemas europeos, pero, sobre todo, rompió la estructu¬ra bipolar del sistema educativo español: a partir de 1970 todos los niños españoles han recibido una misma educación básica desde los seis hasta los catorce años de edad, terminando así con la discriminación secular que a los diez años separaba la población infantil, por razones fundamen¬talmente sociales y económicas, en dos grupos escolares destinados casi fatalmente a dos tipos de enseñanza distintos y de distinto futuro. No todo fueron logros en la reforma educativa promovida por la ley Villar. Hubo también fracasos importantes: deficiente atención a la edu¬cación preescolar; elaboración de un plan de Bachillerato academicista y nada polivalente; fracaso de la formación profesional, no obstante las expectativas innovadoras de la ley; falseamiento de la autonomía univer¬sitaria. Fracasos todos que muchas veces no fueron impu¬tables a la concepción de la ley, sino a su aplicación, señal inequívoca de que en las reformas educativas tan impor¬tante como su diseño teórico y su estrategia resulta la vigi-lancia de su realización.

La Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema'Edu-cativo (LOGSE), promulgada el 3 de octubre de 1990, es la tercera reforma profunda que se acomete dentro del perío¬do que examinamos. Ocuparse de ella con toda la profun¬didad que su importancia reclama excede, sin duda, del ámbito de estas páginas. Pero desde la perspectiva en que nos hemos instalado, lo que quizá pueda llamarnos más la atención es que mientras-de la ley Moyano a la ley Villar transcurre algo más de un siglo, la actual reforma se produ¬ce justamente a los veinte años de la anterior. La extraordi¬naria evolución de la sociedad española en esos años ha hecho que reformas que en su momento nos parecieron audaces hoy nos resultan tímidas o insuficientes; por otra parte, no cabe duda de que buena parte del desajuste habi¬do entre el sistema educativo y

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