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Un Caso Común, Nada Especial


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  1.674 Palabras (7 Páginas)  •  483 Visitas

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Un caso común, nada especial*

* En Olac Fuentes Molinar (Comp.), Crítica a la escuela. El reformismo radical en Estados Unidos, México, SEP/El Caballito, 1985, pp. 83-88. [Publicado originalmente en Paul Goodman, CompulsoryMiseducation, HorizonPress, 1962. N. Del ed.]

Para resumir estos amargos comentarios sobre las escuelas americanas a mediados del siglo XX, consideremos un caso común. He aquí a un joven en su salón de clases. El no es común, para todos es único, pero su caso es usual. Su cara es bastante plana, pero está sentado en una fila de en medio, no como algunos que se sientan hasta atrás, cerca de la puerta, listos para salir de golpe. Permítanme revisar una docena de factores importantes acerca de esta situación que es obvia, nada especial.

Él está en su primer grado universitario, así que, omitiendo el kindergarten, ha estado en salones similares por casi quince años consecutivos, interrumpidos únicamente por vacaciones de verano para jugar. La enseñanza ha sido laparte seria de su vida y a consistido en escuchar a ciertos adultos y en hacer sus tareas. El joven casi nunca se ha propuesto una tarea seriamente. Algunas veces, cuando niño, pensó que estaba haciendo algo importante, pero los adultos lo interrumpieron y se desanimó.

Es brillante – puede manejar fórmulas y recordar párrafos – y ha hecho sus estudios en una buena preparatoria. En su último año de secundaria obtuvo buenas calificaciones en una serie de pesados exámenes estatales y nacionales. Y en esta universidad, que está orientada hacia el doctorado, ha sobrevivido, a pesar de que aquí desertan alrededor de 40% de los alumnos. Hasta ha obtenido una beca parcial asignada por la Ley de Educación para la Defensa Nacional. Sin embargo, como suele suceder, no le gustan los libros ni estudiar. No ha vislumbrado la estructura o los métodos de las materias académicas. Éste no es el campo en que su inteligencia, gracia y fuerza mental y corporal muestran su mejor ventaja. Él solo aprende las respuestas y resuelve los exámenes. Sobra decir que ha olvidado la mayoría de las respuestas que una vez “conoció” lo suficiente para pasar, a veces brillantemente.

El tema académico que se enseña en esta clase es en sí interesante; las más de las artes y ciencias son intrínsecamente interesantes. El profesor y hasta el suplente conocen bastante acerca de esto y es interesante observar su intelecto trabajando. Pero es una clase de ciencias sociales y nuestro joven no entiende que es sobre algo; para él no existe relación de eso con su persona. Ha tenido muy poca experiencia acerca de la sociedad o de las instituciones. No ha practicado un oficio, ni ha estado en algún negocio, como tampoco ha tratado de ganarse la vida, de estar casado, de tener que tratar con niños. Nunca ha votado, servido en un jurado, actuado en política, ni siquiera en algún movimiento juvenil sobre los derechos civiles, de paz o de algún valor social. Proviene de un modesto suburbio de clase media, por lo que nunca ha visto realmente gente pobre o extranjeros. Sus emociones han estado cuidadosamente limitadas por los covencionalismos de sus padres y el conformismo de su pandilla. Para él, ¿Qué podrían significar la historia, la psicología, la ciencia política, la sociología, la música clásica o la literatura? (En la Republica, Platón prohibe la enseñanza de la mayoría de nuestras materias académicas, hasta que el estudiante llegue a la edad de treinta años. De otra forma las lecciones serían meramente sofistas y los ejercicios vacuos)

Nuestro joven no es agresivo verbalmente y no es de los que alardean con el objeto de minimizarlo a uno. A veces se intriga acerca de algo que el maestro o el libro dicen y desea objetar, discutir, preguntar. Pero el salón de clase está demasiado lleno de gente para cualquier diálogo. Cuando la clase se desarrolla con una conferencia, uno no puede interrumpir. Sin embargo, quizá el principal obstáculo parala discusión son los otros estudiantes. A su juicio, las discusiones son irrelevantes para los exámenes finales y la evaluación y resienten la pérdida de tiempo. También resienten cuando un estudiante quiere “llamar la atención”.

De vez en cuando el maestro, especialmente el adjunto, es estimulado por una señal de vida y desea entablar una discusión. Expresa opiniones diferentes cuestionando la validez de una institución o solicita a un estudiante la comprobación por medio de una experiencia personal. Inmediatamente una muralla de hostilidad se levanta en contra del profesor y del alumno que pregunta. Sin duda debe ser comunista, pacifista u homosexual. Quiza esté ridiculizando la clase. Sintiendo la hostilidad y siendo un académico bastante tímido, preocupado por el avance y por su posición, lo que es fundamental, el profesor señala: “Bien, regresemos a la part substancial del curso… esto esta fuera de nuestro alcance aquí, ¿por qué no toma el curso 403?... Esto es realmente antropología, joven, debería preguntarle al profesor O`Reilly”.

Realmente, pocas veces en nuestra enseñanza se hace ver al estudiante la relevancia, necesidad y belleza de la materia. El profesor está interesado principalmente

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