EL CHOQUE DE LAS CIVILIZACIONES: SAMUEL HUNTINGTON
egharr11 de Noviembre de 2013
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I.- LA NUEVA ERA EN LA POLÍTICA MUNDIAL
Samuel Huntington introduce la tesis fundamental de su libro, que consiste en que los principales conflictos del mundo de la posguerra fría serán producto del choque entre las diferentes culturas, más que conflictos entre Estados o entre súper potencias. Los Estados han ido perdiendo cierta soberanía, y muchas veces las decisiones de instituciones internacionales son las que definen la actuación de los Estados. Actualmente, los conflictos entre países ricos y pobres son cada vez menos probables debido a la gran diferencia de capacidad militar y económica de los segundos. Sin embargo las diferentes culturas, representan la identidad de cada pueblo, lo cual los une entre sí y a la vez los separa de sus enemigos históricos. Esto hace que la política internacional pase de ser bipolar a multipolar.
Huntington indica que los países que tienen culturas similares, cooperarán entre sí, más fácilmente que los que no las tienen; ya sea económica o políticamente. El mundo católico de Occidente se distingue del musulmán asiático, así como de las demás culturas. Para Huntington, las grandes civilizaciones que dominan la política global son: Estados Unidos, Europa, China, Japón, Rusia, India, países Islámicos, países budistas, y países latinoamericanos. Estos últimos son muy diferentes entre sí, por lo que se podría decir que Occidente sigue siendo, aunque ya con menos fuerza, la civilización dominante, separada del no-Occidente que está conformado por todos los demás países que no tienen casi nada en común entre sí.
El autor indica que es necesario tener nuevos paradigmas que sean aplicables al régimen internacional actual y que cualquier analista de las Relaciones Internacionales actuales debe de tomar en cuenta las diferentes civilizaciones dentro de los Estados, así como su influencia en los demás países con el propósito de entender de una forma más objetiva el porqué del surgimiento de tantos conflictos étnicos, nacionalismos, y conflictos que se suscitan dentro de los Estados mismos. En este capítulo, el autor propone que los líderes respeten y acepten que la naturaleza de la política mundial depende de las múltiples civilizaciones, y sólo de esta forma podrá evitarse una Gran Guerra mundial entre las diferentes culturas.
II.- LAS CIVILIZACIONES EN LA HISTORIA Y EN LA ACTUALIDAD
Este capítulo señala que a finales del siglo XX y principios del XXI, existirán ocho grandes civilizaciones. Las civilizaciones son la identificación más amplia que tienen los pueblos, pues en ella se recogen sus valores, su cultura, su religión, su lengua, su historia, etc. Y ésta es la que las distingue de las demás. Es interesante observar como en los últimos años, muchos de los conflictos alrededor del mundo se han venido dando entre individuos que aunque pertenecen a la misma raza o al mismo País, difieren en cuanto a sus horizontes de civilización. Actualmente Kosovo, Chechenia e Indonesia comprueban la afirmación del autor. Estos conflictos demuestran que el lazo que identifica a una civilización es más fuerte que el lazo que une a los individuos sólo por sus características físicas o por la limitación territorial a la cual pertenecen.
Antes de 1500 d. C., las relaciones entre las civilizaciones fueron escasas o intermitentes, debido a que la distancia las separaba, o a que éstas existieron durante diferentes épocas. Después de 1500 d. C, la civilización Occidental comenzó a expandirse de forma sorprendente, y el autor lo atribuye a la superioridad armamentista y a la eficiente organización militar que poseía Occidente con relación a las demás civilizaciones; y no por algún tipo de superioridad racial, o intelectual.
Aunque Occidente logró ser la máxima influencia mundial, llegando a su clímax a principios del siglo XX, con el tiempo, las demás civilizaciones han reforzado su identificación que las distingue de Occidente. Algo que me pareció muy importante es el hecho de que Occidente nunca ha dado origen a una religión propia, pues aunque la religión católica y la protestante son las que distinguen a Occidente, éstas tuvieron su origen en Asia. Para mí, esta es una de las causas de los conflictos que mencionaba anteriormente, ya que siendo la religión la característica más importante de las civilizaciones, ésta sobrepasa los límites territoriales, así como las razas. Esto nos demuestra que el régimen internacional actual no es homogéneo ya que no comparte valores o culturas comunes entre todos sus miembros, lo que nos lleva a afirmar que sería un error decir que Occidente es la civilización mundial. Actualmente estamos siendo testigos del resurgimiento de los fundamentalismos e identificaciones culturales, las cuales con el tiempo, irán tomando una participación mayor dentro del régimen internacional en el que vivimos.
III.- ¿UNA CIVILIZACIÓN UNIVERSAL? OCCIDENTALIZACIÓN
Huntington desmiente la idea de que la modernidad implica una occidentalización. Aunque Occidente es la primera civilización que ha logrado expandir su influencia a países en desarrollo, ayudándolos a modernizarse, esto no lo convierte en una regla.
Taiwán, Singapur y Japón se modernizaron sin perder sus tradiciones culturales e ideológicas tradicionales. Sería un error pensar, como dice Maxime Rodinson, que la “modernidad requiera de una determinada ideología política o de un conjunto de instituciones preciso”.
A su vez, Huntington demuestra que la occidentalización puede ayudar a la modernidad de algunos países, sin embargo una vez que estos están en proceso de desarrollo, resurgirán los valores e identidades con una fuerza mayor. Por lo que las civilizaciones toman “prestadas” ciertas características de otras, las hacen suyas, adaptándolas a su propia forma de organización y a sus tradiciones culturales. Con esto el autor da a entender que la occidentalización sirve de “empujón” para que las demás civilizaciones comiencen a modernizarse sin perder sus rasgos culturales típicos que los caracterizan como Estado-Nación o civilización. Las civilizaciones deben de tomar lo que les conviene de Occidente, y desechar lo que amenace directamente a sus tradiciones autóctonas, que las hacen únicas de entre las demás.
Aunque Occidente pareciera ser la civilización con mayor influencia mundial, Huntington nos enseña cómo el Islam se ha ido expandiendo proporcionalmente más rápido que las religiones católica y protestante, características de Occidente. Hay que recordar que para el autor, la religión es el factor fundamental de toda civilización, y si en pocos años, el Islam logra rebasar en número a los seguidores cristianos, entonces sería dudoso seguir creyendo que Occidente fuera la civilización más influyente. Con esto, podemos ver que en un mundo donde existen civilizaciones con creencias y tradiciones tan distintas, y con niveles de modernización tan desiguales, la idea de una civilización universal queda fuera de lugar. En mi opinión, es muy probable que el resurgimiento de las identidades culturales resultado de la modernización, hará un mundo cada vez más heterogéneo, el cual únicamente podrá mantener la paz si logra aceptar que necesita de las demás civilizaciones para su propia subsistencia; y acaba con la idea de que existe una civilización superior, que representa la única forma política y económica que brinda bienestar a los pueblos.
IV.- EL CREPÚSCULO DE OCCIDENTE
Este capítulo comienza hablando de la superioridad económica, política y militar que Occidente alcanzó a principios del siglo XX, así como del lento proceso de decadencia que está sufriendo desde el fin de las guerras mundiales hasta principios del siglo XXI. Huntington explica que lo que sucede es que la modernización conlleva a un reforzamiento de los valores tradicionales; entonces, al ser los países más libres y más democráticos, estos optan por seguir un camino propio, donde adaptan la forma de hacer política con su propia personalidad. Podemos ver que las actitudes kemalistas, que creen que la occidentalización es necesaria para la modernización, están desapareciendo en el Este de Asia, donde los países atribuyen su crecimiento al apego de su propia cultura y no a la de Occidente.
La caída del comunismo, así como la desconfianza en el capitalismo del mundo occidental, deja un vacío dentro de los pueblos, el cual es llenado con la religión, que les da un sentido y una meta para la vida a través de una ideología. La segunda parte de este capítulo, habla sobre la importancia que tiene el resurgimiento de las religiones en los últimos años, dándole identidad a las civilizaciones. Dentro de ellas, la religión separa a las elites y a los diferentes grupos de los Estados. A su vez, la religión cubre ciertos aspectos que los gobiernos son incapaces de satisfacer (educativos, cooperativos, caritativos, hospitalarios, etc.), brindando a la gente una alternativa positiva para cubrir tanto sus necesidades físicas o, como las espirituales.
El laicismo que había caracterizado a las generaciones pasadas, está siendo sustituido por el renacimiento religioso en las nuevas generaciones. Esta es la “manifestación más intensa del anti-occidentalismo de las sociedades no occidentales”, el cual está implica que las nuevas generaciones estén dispuestas a modernizar a sus países adaptándose al modelo tradicional de su nación y no a los clásicos modelos occidentales, como lo hacían las generaciones pasadas. Esto es a lo que Ronald Done denomina: “fenómeno de indigenización de segunda generación”.
V.- ECONOMÍA, DEMOGRAFÍA Y CIVILIZACIONES RIVALES
En este capítulo, Huntington señala el choque de las civilizaciones
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