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El Buen Vivir


Enviado por   •  4 de Febrero de 2014  •  42.673 Palabras (171 Páginas)  •  453 Visitas

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I UNIDAD

1.1 La efervescencia de un nuevo paradigma

De profunda sabiduría ancestral, el buen vivir o sumak kawsay se ha posicionado como un paradigma en su más amplio sentido; este ha calado en los sectores sociales, académicos, culturales, ambientales, económicos y políticos, llegando a ser incluso un precepto constitucional y un objetivo de país.

El concepto del desarrollo ha transitado por varias definiciones, desde el llamado progreso, el crecimiento (económico) y la sostenibilidad, la calidad de vida, el bienestar, el desarrollo humano sustentable, el modelo a escala humana, entre otros, son claros ejemplos de cómo las definiciones del llamado “desarrollo” se han plasmado en los diversos modelos y estructuras de los Estados, en sus sistemas jurídicos, en sus procesos de planificación, sus objetivos y metas.

En efecto, muchos pensadores y seguidores de la teoría crítica del desarrollo han encontrado, en las raíces de nuestras sociedades, la respuesta a muchas de sus interrogantes para la consecución de alternativas a los objetivos del modelo de desarrollo en el nuevo siglo.

Con sus respectivas variantes buen vivir, vivir bien, suprema felicidad entre otros, diversos países de la región han optado por enfoques y perspectivas más holísticas, integrales y armónicas de las relaciones entre seres humanos y todo lo que les rodea. Así, el “buen vivir” propone una ruptura con la visión antropocéntrica y androcéntrica del “hombre-naturaleza”, que dio inicio a siglos de racionalidad y posteriormente al predominio de las redes del capital y el mercado.

Hablar de buen vivir hoy es hablar de equidad e igualdad, tanto en las relaciones sociales como en la distribución de los recursos; enfrenta los criterios de acumulación con los de distribución; entran en juego el bien-estar, el bien-ser, el bien actuar entre los individuos y en su relación con la naturaleza.

El buen vivir supone entonces la vigencia de los derechos fundamentales, los civiles y políticos y, más aún, los de última generación como los económicos, sociales y culturales; sumada a la armonía, equilibrio, prácticas y éticas que coadyuvan al logro de la felicidad de las personas.

Es que hablar del buen vivir es hablar también de una profunda concepción filosófica, de una concepción de vida. Son precisamente estos modos de vivir los que se encuentran en juego de este paradigma aún en construcción o descubrimiento.

De allí que las principales críticas, a decir de los propios sectores indígenas sobre esta cosmovisión, es que ha sido reducida en sus mitos, ritos y manifestaciones culturales; es decir, en su más profunda esencia y llevada por el folclore y el pragmatismo. Otras importantes críticas señalan que este concepto ha sido “kichwizado”, restando valor o trascendencia a las cosmovisiones de otros pueblos y nacionalidades indígenas.

Pese a ello y con ello, el nuevo “modelo” requiere una profunda reflexión de las más diversas dimensiones, sobre las cuales sea posible converger.

En este sentido, diversos autores, no solo reflexionan sobre este paradigma, sino, sobre todo, lo relacionan con el tema educativo, pues no podemos desconocer que un sector fundamental para alcanzar el “buen vivir”, constituye la educación, pues en gran medida este derecho a la educación potencia el cumplimiento de otros derechos y permite mirar en perspectiva el desarrollo de las naciones.

Por ello, los retos de este proceso de reflexión no solo aportarán en la concepción y apuesta institucional del hecho educativo que lo amplíe “más allá del aula” que de por sí sería ya un logro importante, sino también converger estas reflexiones teóricas en mediciones e indicadores que den cuenta de su logro de manera integral.

Analizar las situaciones y condiciones educativas, en el nuevo siglo y en escenarios donde los Estados han asumido firmemente la garantía de los derechos, no puede realizarse bajo los mismos enfoques acostumbrados, muchas veces simplistas o pragmáticos que dan cuenta de una mínima parte del hecho educativo, sino bajo un pensamiento sistémico y complejo que dé cuenta de su integralidad, tomando en cuenta los nuevos paradigmas educativos, el progreso en términos de acceso y calidad, sus demandas, expectativas y necesidades en muchos casos insatisfechas.

Para el movimiento ciudadano Contrato Social por la Educación, su apuesta por el buen vivir no es solo declarativa, sino sobre todo propositiva; con esta provocadora publicación se quiere aportar en su construcción y en su “aterrizaje” al hecho educativo, a sus concepciones, objetivos, indicadores y resultados; este es apenas un paso inicial.

Estas inquietudes fueron acogidas por el Ministerio de Coordinación de Desarrollo Social, con quien en noviembre de 2010 realizo un evento internacional para reflexionar sobre esta temática y, particularmente, de la necesidad de construir indicadores que midan el buen vivir en la educación. De allí, algunas de las ponencias que se recogen en esta publicación tienen como fuente aquel evento.

Para los derechos humanos, el “buen vivir” constituye un paradigma que incluye la igualdad y la garantía de los mismos. Este se ha convertido en el paradigma no solo del desarrollo sino de una ética de relaciones particular.

La nueva Constitución recoge así un “modelo” diferente del que aún nos surgen muchas preguntas, la inicial: ¿qué es y qué significa el buen vivir en la educación? Para responderlas, los autores que nos acompañan en esta publicación, expertos, pensadores, docentes, técnicos, comparten sus reflexiones, en este esfuerzo por caminar juntos en las respuestas que el país y la educación ecuatoriana requieren.

1.2 El Buen Vivir y su evolución.

En Ecuador, se vincula la aparición del Buen Vivir al empoderamiento del movimiento indígena de los años ochenta-noventa en contra del modelo económico planteado y la celebración de los “500 años de conquista y resistencia indígena” en 1992. Hubo varias tendencias y propuestas que eran la ambientalista de Vladimir Serrano o la “concepción runa de la economía” de Alberto Taxo (1992). Pero se empieza a hablar realmente de esta proposición de modelo de vida en el “proyecto político de la CONAIE” de 1997. Aunque embarca las ideas, este proyecto todavía no hace mención del concepto en sí de Buen Vivir.

En el año 2004 la universidad intercultural Amawtay Wasi presenta su proyecto “Aprender en la Sabiduría y el Buen Vivir”. A nivel regional, el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos

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