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“El Moro Expósito o Córdoba y Burgos en el Siglo Décimo, Leyenda de Doce Romances”


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  3.469 Palabras (14 Páginas)  •  2.021 Visitas

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I. Introducción

“El Moro Expósito o Córdoba y Burgos en el Siglo Décimo, Leyenda de Doce Romances” es una obra escritá por Ángel de Saavedra que relata la historia de un joven moro huérfano durante la ocupación árabe en Córdoba en el siglo Décimo. La obra me gustó por la temática y por el contexto histórico, ya que esta es una época muy interesante de la historia de España porque es el choque hostil de la cultura española. Otro aspecto que me llamó la atención es la forma en la que está escrita, ya que, está escrita en verso y los doce romances que lo componen que esta en estrofas de diferente tamaño y que la mayoría no tienen rima y que a pesar de estar en verso es muy exitoso al describir una situación que los personajes viven. Es una obra que está devaluada ya que la calidad es genial, la forma como sin dejar de usar el verso nos puede meter sin ningún problema en la historia y la manera en que maneja los tiempo en la historia ya que en un momento estamos en el ahora del narrador y en otro en el pasado.

II. Desarrollo

1. Argumento de la obra. (ME) (Teoria y crítica del Rom Esp)

La obra El Moro Expósito o Cordoba y Burgos en el siglo Décimo se divide en 12 Romances y cada uno de habla de amoríos de los miembros de la realeza durante la ocupación de los moros en España. Centrándonos ya en el contenido de la obra, el duque de Rivas lo desarrolla a lo largo de doce romances heroicos de desigual extensión. A través de ellos va desplegando un argumento basado en la leyenda de la lastimosa tragedia de los siete infantes de Lara ambientada en el medievo español, que trata de lo siguiente: Muertos los infantes de Lara por los moros y encarcelado Gonzalo Gustios en la corte califal de Córdoba a instancias de su rival Rui-Velázquez, aquél tiene relaciones amorosas, mientras está en prisión, con Zahira, hermana de Almanzor. De estas relaciones nace Mudarra1, que es educado en la corte califal según los principios del viejo y noble ayo Almazor2. Mudarra se enamora de Kerima, hija de Giafar3, adversario de Almanzor. Giafar se opone al matrimonio por ser protegido de Almanzor e ignorar su origen, ocultado por Zahira. El lugar de la cita de los enamorados es la tumba de Zahira, pero Giafar le tiende

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una emboscada. Mudarra e involuntariamente, lo mata4. Cuando éste le cuenta lo acaecido a Zaide, su preceptor le descubre que él es hijo natural de Gonzalo Gustios5 y hermano de los infantes de Lara. Mudarra se despide entonces de Kerima en una carta. Gonzalo es rescatado de prisión por su amigo. Ya estando viejo tiene un encuentro con su hijo natural, pero está muy arrepentido por todo lo que tuvo que pasar pero su hijo lo intenta consolar en sus últimos días de vida.

Después se narra la salida de Córdoba de Mudarra y su llegada al pueblo cercano de El Carpio, camino de Burgos. Entonces se discurre entre el romance octavo, donde se legitima al hijo natural de Gustios Lara, y el undécimo, en que se desarrolla el tema de la venganza final. La obra se cierra con el romance duodécimo, que contiene el inesperado y poco preparado final: el matrimonio frustrado de Mudarra6.

II.2. Contexto Histórico-literario de la obra.

Esta obra perteneció al movimiento conocido como Romanticismo, ubicado en el grupo de los nacidos entre 1785 y 1799; es decir, en el grupo de aquellos que empezaron a escribir siguiendo las líneas del neoclasicismo pero terminaron abrazando la estética del romanticismo7. El moro expósito es un espejo de aquel romanticismo primero que continuó viéndose como cristiano de inspiración, medieval o propio del siglo de oro en cuanto a ambientación, y anteclásico en espíritu y técnica. Esto es, estamos ante un primer paso de los que habría de dar el romanticismo español hasta que culmine en la literatura del siglo XIX e impregne todos los niveles de la sociedad: económico, religioso, político, etc. O dicho de otro modo, estamos en presencia de una obra en que la sociedad todavía no presenta una nueva visión de la vida, ni en literatura, en particular, ni en el arte, en general. Así pues, se ha dado al traste con el neoclasicismo, pero la revolución artística que supone el romanticismo no ha alcanzado todavía de lleno a la literatura de este momento.

De todos modos, esta obra del duque de Rivas es singular dentro del contexto literario español de la época. No se escriben ni se publican obras de parecido carácter. Por ello, es una isla dentro de aquel panorama literario español.

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Sin embargo, por los días en que El Moro Expósito ve la luz, lo hacen también la novela Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar (1834) y Ni el tío ni el sobrino(1834) de José de Espronceda8. Para nuestro fin, hay que recordar que todas estas obras tienen como rasgo común abrir el camino al romanticismo español desde los distintos géneros literarios que representan. Aunque ya hay obras Románticas no se ha dado el paso definitivo u oficial del neoclasicismo al Romanticismo. El moro expósito, en La conjuración de Venecia el tono romántico es más acusado, según prueban la presencia de personajes misteriosos, sentimentalismo, cantos a la libertad y demás características del Romanticismo español9. casi todas las obras publicadas o puestas en escena en 1834 tienen el rasgo común de ser obras que marcan la transición del clasicismo al romanticismo, aunque, en el caso de la obra teatral Ni el tío ni el sobrino de Espronceda, se quede en el peldaño anterior.

II.3. Aspectos Lingüísticos.

El aspecto lingüístico es poco estudiado pero, de verdad, es algo que si vale la pena estudiarlo pues es una genialidad por parte del Duque de Rivas. El duque de Rivas emplea el romance heroico, de 11 sílabas métricas, escasamente usado en la métrica española antes del duque, cambiando la rima asonante en cada uno de los doce desiguales cuadros de que se compone El Moro Expósito. Esta obra está escrita en doce romances y en ninguno de ellos se repite el mismo esquema, aunque sí la vocal axial. Esta variedad resta monotonía rítmica a la obra, gracias a la agilidad creadora del poeta. Desde un punto de vista sintáctico es notorio el hipérbaton, pese a haberse afirmado que es un rasgo propio del culteranismo. Sin él no podría entenderse

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