ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ensayo Control


Enviado por   •  29 de Junio de 2015  •  1.685 Palabras (7 Páginas)  •  182 Visitas

Página 1 de 7

Miseria Creciente

Braverman subrayó la significativa influencia de la ciencia sobre la producción que Marx denominaba trabajo general, Aceptó que la tasa de ganancia de los sectores más dinámicos depende de rentas tecnológicas, surgidas de este uso capitalista de la ciencia. Incluso interpretaba a esa aplicación como un componente central de la revolución científico-técnica del siglo XX.

Pero el pensador norteamericano consideraba que esa gravitación potenciaba el taylorismo, sin notar la intelectualización del trabajo que se requiere para transformar los nuevos descubrimientos en productos comerciales. Ciertamente esta calificación sólo involucra a un sector de los asalariados, pero la incidencia cuantitativa y la importancia estratégica de este segmento se torna vital con la expansión de la acumulación (VENCE, 1995; VINCENT, 1995; 1998).

El principal problema del enfoque de Braverman estriba en su pronóstico de "lobotomización" de los asalariados. Esta previsión tiene importantes consecuencias políticas, ya que abre un serio interrogante sobre la capacidad de la clase obrera para encabezar un proyecto de emancipación. Si los trabajadores soportan una degradación creciente tenderían a convertirse en una masa de miserables, sin fuerza para protagonizar una transformación social. No es coherente asignarle a la clase obrera un rol socialista dirigente y estimar al mismo tiempo, que ese sujeto se descompone en la lucha por su propia supervivencia. Esa visión transmite un fuerte escepticismo en el rol histórico de los trabajadores, a pesar de la defensa marxista que hizo Braverman de ese principio.

Los errores contenidos en la tesis de la degradación obrera están muy conectados con la teoría de la miseria creciente. Este planteo observa a la acumulación como un proceso de polarización extrema, entre una minoría de capitalistas y una mayoría de obreros empujados hacia la pobreza total.

Marx inicialmente concibió esa posibilidad pero luego polemizó con la "ley de bronce de los salarios", afirmando que la miseria extrema recae sobre los desocupados o marginales y no sobre la masa de los asalariados. La miseria creciente contradice también la necesidad que tiene el capitalismo de ampliar mercados y convertir a los explotados en clientes. El propio sistema se ve obligado a expandir la capacidad de consumo y a retribuir - en alguna escala - el mayor gasto físico-mental de la fuerza de trabajo (MANDEL, 1978a; ROSDOLSKY, 1979).

Temas de Actualidad

La centralidad, opresión y emancipación del trabajo constituyen tres aspectos de la obra de Braverman que presentan gran actualidad, pero en un contexto muy diferente a su época. En los años 70 se discutía la intensificación del trabajo, mientras que en las últimas décadas se ha debatido la carencia este recurso. De la crítica al sufrimiento del trabajo se ha pasado a la angustia por la ausencia de puestos laborales.

En la época de Braverman se analizaba el drama del desempleo pero no el "fin del trabajo". La vigencia de su investigación justamente radica en la oposición frontal que presenta a todas las exageraciones sobre la desaparición de la actividad laboral. Estas previsiones simplemente olvidan que el trabajo es una condición de subsistencia de cualquier sociedad y constituye el fundamento del proceso de valorización en que se asienta el capitalismo. Leer a Braverman permite recordar que sin trabajo no hay generación de riquezas, ni reproducción de la vida social.

Es cierto que en las últimas dos décadas se ha desarrollado una revolución tecnológica que transformó el proceso productivo. Pero también en el pasado se registraron varias transformaciones de ese tipo, que modificaron las formas del trabajo sin extinguirlo. La tesis apocalíptica que anuncia la completa sustitución de la mano de obra por procesos automatizados, convierte el problema el socio-económico del desempleo en un subproducto de la tecnología. Supone que las máquinas expulsan mano de obra por su cuenta, omitiendo que esta acción es efectivizada por capitalistas y guiada por el principio de rentabilidad.

El aumento del desempleo obedece a la reconstitución de un ejército de desocupados, que ha presionado sobre el salario para permitir la recuperación de la tasa de ganancia. Esta lógica de la acumulación -en contextos demográficos, fases del ciclo y fuerzas político-sociales muy diversas- determina la tasa de desempleo. Son principios que rigen desde hace dos siglos y nunca condujeron al fin del trabajo.

Este pronóstico se ha transformado en una ideología que justifica los atropellos de las clases dominantes. Se proclama que la "era de la plena ocupación concluyó" y que la "tasa natural de desempleo debe subir". Pero el empleo se ha expandido en todos los sectores que han facilitado el aumento de la tasa de plusvalía (nueva periferia industrializada, mujeres, precarizados). Con el fantasma de la disolución laboral se enmascara la reorganización opresiva del trabajo que Braverman denunció reiteradamente.

El segundo aspecto de actualidad de su obra es la centralidad de la explotación. Esta relevancia salta a la vista con la secuela de atropellos que perpetró el neoliberalismo. La perversa combinación de sobre-trabajo entre los ocupados con sub-trabajo entre los desocupados es un nefasto resultado de esa agresión. La mixtura entre exceso y falta de trabajo es actualmente más dramática que en la época de Braverman, pero obedece a la misma tiranía de la explotación que indagó el estudioso del taylorismo.

La reducción de la jornada laboral que permitiría aliviar la intensidad del trabajo entre los ocupados -distribuyendo el empleo resultante entre los desocupados-

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (11.3 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com