Ensayo de libro miserables
peyinguiApuntes28 de Octubre de 2017
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Por: Alejandra Hernández Avalos
De humilde a criminal
Este es el relato de una gran novela del escritor Víctor Hugo en la cual nos relata una gran historia y muchos que aprender uno de los principales valores que nos relata en esta gran historia es la humildad la cual a muchos seres humanos nos hace falta si todos contáramos con un poco de amabilidad y humildad algunos sucesos serian diferentes como el que este escritor nos narra en esta novela titulada LOS MISERABLES en la que encontramos sucesos impresionantes de la vida.
El haber leído esta novela cambio un poco mi punto de vista y me ha hecho pensar más en algunas cosas ahora mi forma de ver la vida es más diferente aprendí que hay q ayudar a los personas si necesitan nuestra ayuda sin esperar nada a cambio hay que ser conscientes y tolerantes para poder ser como el obispo del cual más adelante hablare.
Esta es una historia que nos habla de un hombre cuyo nombre era Juan Valjean este hombre quedo huérfano desde muy pequeño y quedo al cuidado de su hermana quien quedo viuda con siete hijos el a mirar el problema en el que se encontraban el obtuso para buscar un trabajo y se dedicaba a lo que lo invitaran a trabajar pero su sueldo era muy miserable y no alcanzaba para pagar sus gastos y pues trataba de quedarse con la peor comida para dejarle lo mejor a sus sobrinos.
El hombre se sentía presionada porque él quería darles lo mejor un día pasando por una panadería miro un pan y se atrevió a romper la vitrina para agarrar una pieza en cuanto el dueño de la panadería escucho el golpe salió enseguida y lo detuvieron este hombre paso en prisión diecinueve años solo por haber robado una pieza de pan.
Era aquel un triste grupo que la miseria iba rodeando y estrechando poco a poco a poco. Llego un invierno cruel. Juan no tenía que hacer. La familia no tuvo pan ¡sin pan! ¡Y siete creaturas![1]
Esta es una parte de la vida de juan él se pregunta cómo la vida puedes ser tan miserable para el cómo por una sola pieza de pan pudo estar tantos años en la cárcel.
Otros de los personajes importantes en esta historia y que su papel es el que nos deja más enseñanzas por que no enseña a ser humildes y a dar sin esperar nada a cambio esta es su historia.
Este era un hombre de edad avanzada era el obispo del lugar este era un hombre amable y le gustaba mucho ayudar a los pobres decía que esa era su misión porque dios esa misión le había puesto el recolectaba cosas de los ricos para dárselos a los pobres.
Él era un hombre de los muy pocos era una persona de muy buenos sentimientos nunca había sabido de un obispo que hiciera las cosas que este hombre hizo.
Cuando Juan salió de prisión llego a el pueblo donde vivía monseñor busco posada en hoteles pero en ninguno lo querían algunos por su aspecto físico demacrado y en otros lados por que se enteraron que era un ex presidiario el no hallaba la luz ya no sabía qué hacer y estaba cansado y hambriento y se dio por vencido llego y se acostó en una piedra y ya era muy noche pasa una persona y lo observa le pregunta que sucede porque se encuentra hay y este dice que en ningún posadero lo han querido, la señora le dijo ya fuiste a esa casa creo que hay si serás bienvenido el hizo caso y fue.
La casa del obispo estaba con las puertas abiertas porque el decía que esa casa no le pertenecía a él si no que esa casa era de dios y hay eran bienvenido cualquiera.
Cuando juan llego a la casa del obispo toco la puerta y el obispo contesto adelante
¡Un hombre al mar! ¡Qué importa! El buque no se detiene por eso. El viento sopla; el barco tiene una senda trazada, que debe recorrer necesariamente. El hombre desaparece y vuelve a aparecer; se sumerge y sube a la superficie; llama; tiende los brazos, pero no es oído: la nave, temblando al impulso del huracán, continúa sus maniobras; los marineros y los pasajeros no ven al hombre sumergido; su miserable cabeza no es más que un punto en la inmensidad de las olas. Sus gritos desesperados resuenan en las profundidades. Observa aquel espectro de una vela que se aleja. La mira, la mira desesperado. Pero la vela se aleja, decrece, desaparece. Allí estaba él: hacía un momento, formaba parte de la tripulación, iba y venía por el puente con los demás, tenía su parte de aire y de sol; estaba vivo. Pero ¿qué ha sucedido? Resbaló; cayó. Todo ha terminado. Se encuentra inmerso en el monstruo de las aguas. Bajo sus pies no hay más que olas que huyen, olas que se abren, que desaparecen. Estas olas, rotas y rasgadas por el viento, lo rodean espantosamente; los vaivenes del abismo lo arrastran; los harapos del agua se agitan alrededor de su cabeza; un pueblo de olas escupe sobre él; confusas cavernas amenazan devorarle; cada vez que se sumerge descubre precipicios llenos de oscuridad; una vegetación desconocida lo sujeta, le enreda los pies, lo atrae: siente que forma ya parte de la espuma, que las olas se lo echan de una a otra; bebe toda su amargura; el océano se encarniza con él para ahogarle; la inmensidad juega con su agonía. Parece que el agua se ha convertido en odio. Pero lucha todavía. Trata de defenderse, de sostenerse, hace esfuerzos, nada. ¡Pobre fuerza agotada ya, que combate con lo inagotable! ¿Dónde está el buque? Allá a lo lejos. Apenas es ya visible en las pálidas tinieblas del horizonte. Las ráfagas soplan; las espumas lo cubren. Alza la vista; ya no divisa más que la lividez de las nubes. En su agonía asiste a la inmensa demencia de la mar. La locura de las olas es su suplicio: oye mil ruidos inauditos que parecen salir de más allá de la tierra; de un sitio desconocido y horrible.
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