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Ensayo de texto un mundo feliz


Enviado por   •  10 de Agosto de 2020  •  Ensayos  •  1.678 Palabras (7 Páginas)  •  185 Visitas

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“Sin lectura, y con redes sociales el mundo es banal”

“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera;         olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.  

                                                                                                    Proverbio hindú.

     Es cuestionable hoy en día, que la juventud se aleje de la lectura tradicional, para dar paso a un derroche de energía en banalidades inmersas en las redes sociales; por eso, hay que destacar la gran motivación por la lectura, sobre todo, después de leer a Aldox Huxley, ya que el invita a leer siempre. Hoy en día se debería censurar, no los libros,  sino las redes sociales, para capitanear a los jóvenes hacia la lucrativa lectura. En consonancia, es importante hacer un paralelo entre la lectura tradicional y el uso desmedido e inadecuado del Internet. No hay que desvalorar con esto la lectura digital que siempre puede ser una opción válida.

     La crítica va dirigida hacia la alta disposición de tiempo para las redes sociales, descuidando la lectura, sobre todo la tradicional.  Hay que aclarar que cuando se habla de la lectura tradicional según Romero (2018) se refiere a la lectura que se realiza a partir de un texto impreso en papel, y que se realiza de manera directa sobre los libros o un texto físico. Y por su parte, Cordón (2014) indica que la lectura digital es la que se desarrolla en cualquier tipo de pantalla mediante el uso de un programa que permite visualizar correctamente los contenidos, que pueden ser textuales, iconográficos o audiovisuales.

     Es recomendable que los adolescentes lean un libro por lo menos una vez al mes, ya que este actividad les permite estimular fácilmente su imaginación y su función cerebral, mejorando su vocabulario, y comprendiendo mejor los argumentos de varias líneas y personajes. (Vital, 2017).  La lectura sería un medio profiláctico, para evitar la ansiedad de los jóvenes; ya que según Ehmke (2017) “a los expertos les preocupa que las redes sociales y los mensajes de texto, que se han vuelto tan esenciales para la vida adolescente, estén promoviendo la ansiedad y disminuyendo la autoestima”. Al respecto, se puede complementar aduciendo que la lectura es una actividad tranquila que puede calmar el estrés y la ansiedad de los jóvenes, ya que hoy en día es tan común estas patologías en los adolescentes. (Vital, 2017)

     En este sentido, y según Saiz (2012) leer favorece la concentración y la empatía; alimenta la imaginación, modifica (para bien) el cerebro, nos hace progresar y nos prepara para el éxito: ¡larga vida a los libros!  Por consiguiente, si los jóvenes dedicarán menos tiempo para las trivialidades de las redes, podrían pensar en la lectura como alternativa para descargar su ansiedad y sería más fácil que en ellos surgiera la espontaneidad por leer. A pesar de todo, los adolescentes pueden encontrar en el internet el momento para leer, puesto que desde la llegada de la web 2.0 y los medios digitales han traído ventajas en la forma de leer; ya que se puede leer en cualquier parte y lugar; y conseguir libros gratuitos descargándolos de alguna página segura de Internet (Universidad Católica, 2018).

     Obviamente, hay quienes defienden las redes sociales, por ejemplo según Fernández y Ruiz, (2014) señalan:

Que las nuevas tecnologías se han instalado de tal forma y a tal velocidad en nuestras vidas que hoy no concebimos nuestra existencia sin el correo electrónico, el WhatsApp, las redes sociales, o los buscadores. Vivimos en la era digital, por ello, los adolescentes tienen que adquirir una alta competencia digital, porque van a vivir en un mundo infotecnológico.  

Howard (2019) en cambio, expresa que el uso creciente de las redes sociales está relacionado con el aumento de síntomas depresivos en adolescentes; los investigadores encontraron que cada aumento de una hora en el tiempo promedio que los estudiantes dijeron que pasaron en las redes sociales se asoció con un aumento en la gravedad de los síntomas de depresión.    

     En consecuencia, hay que leer, así sea, de manera digital, porque de acuerdo con Cervantes (2009) al incrementar el hábito por la lectura el niño aprende a expresar sus sentimientos y emociones.  De lo anterior se puede inferir que el adolecente con la lectura equilibra mejor sus emociones, previniendo alteraciones de ansiedad y depresión. Cabe resaltar, que según Sastrías (1997) para poder realizar una lectura eficaz es necesario seguir los siguientes pasos:

1. Establezca el propósito de la lectura,  

2. Examine e inspeccione el contenido de todo el libro  

3. Cuestiónese y formúlese preguntas,  

4. Busque el significado de lo que está leyendo,  

5.  Exprese lo que va leyendo,  

6.  Repase lo estudiado.

     Desde luego, que a los jóvenes no hay que obligarlos a leer, así lo piensa Jorge Luis Borges cuando dice: “Creo que la frase lectura obligatoria es un contrasentido, la lectura no debe ser  obligatoria. ¿Debemos hablar de placer obligatorio? ¿Por qué? El placer no es obligatorio, el placer es algo buscado”. (Red de bibliotecas, 2013). No se debe obligar a nadie a leer, es mejor, según Robles (2000)

Que el maestro y el padre de familia conozcan las técnicas que harán del niño o el joven un auténtico lector, asiduo, por convicción y no por imposición, pues lo que aleja al alumno de la lectura es el carácter obligatorio y aburrido con que se le asocia: significa estudio o tarea, cuando no castigo.

     En resumen, sin importar el tipo de lectura, ya sea tradicional o digital, lo que sí es relevante es que los jóvenes disminuyan su tiempo dedicado a las redes sociales y aflore en ellos un deseo voluntario y no impuesto por la lectura, y de esa manera, disminuir las patologías emocionales como el estrés y la ansiedad que tanto daño les hacen hoy en día, en este contexto, los jóvenes deben cambiar el tiempo en las redes sociales por la lectura digital que es más beneficioso. Para matizar este final es pertinente dejar esta recomendación de Mario Vargas Losa, en estos tiempos de la cuarentena, ya que propone leer la montaña mágica de Thomas Mann, el Ulises, de James Joyce, o En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Hay que aprovechar porque nos van a producir un infinito placer. (Tiempodeser.com, 2020).

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