INVESTIGACION ETNOGRÁFICA

La etnografía representa una parte importante en el proceso de investigación docente ya que permite vislumbrar y comprender la situación sociocultural de un grupo escolar, pero ¿qué tan funcional puede llegar a ser esa metodología de investigación? Y, ¿hasta qué punto podemos como docentes adentrarnos en los contextos que nos rodean?

Velasco Orozco (2003), en su escrito “La investigación etnográfica y el maestro” profundiza en una parte de la metodología de investigación docente donde propone una alternativa de indagación centrada en la praxis docente que no requiere desarrollarse en torno al proceso de investigación e manera aislada, sino dentro del contexto mismo donde se desenvuelve, y lo plantea como una propuesta accesible que permite desarrollarse a través de la mera observación y amplía una perspectiva más amplia de la propia realidad laboral y personal, amalgamando ambas funciones en una sola: docente-investigador. Cabe destacar que de manera aislada resulta contradictorio que un investigador pueda apreciar de manera profunda la práctica docente sin vivenciar la experiencia que brinda con su desarrollo, al igual que un docente pueda ahondar en el proceso de investigación sin destinar los tiempos que requiere dicho proceso. Por ello surge esta propuesta metodológica que invita al docente a profundizar y comprender con una intención totalmente aplicada, su contexto.

Tal y como Velasco señala: “la situación ideal es el principio de amalgamar en una misma persona ambas funciones: la producción de conocimiento y la demostración de su aplicabilidad a la práctica educativa” y es que, con el desarrollo de la práctica, el docente logra sortear cotidianamente situaciones que van sumándose a su propia experiencia profesional desarrollando intrínsecamente gran parte del trabajo etnográfico lo cual es mero resultado de la aplicación de la observación y entrevistas a los distintos actores del proceso, con el fin de resolver situaciones problemáticas cotidianas. Todo ello es respaldado por la intuición que “descansa en una sólida base de conocimiento aprendido y que existe en una certeza abierta”.

Cada experiencia brinda enseñanzas al docente para sortear las situaciones presentadas de manera cotidiana, por lo que conforme la marcha se avecina alguna situación similar resulta más simple idear distintas formas de solución al conflicto. El cúmulo de experiencias derivadas de la observación e indagación permiten construir distintos medios para propiciar entre pares, discentes y padres de familia un ambiente propicio para el logro de los aprendizajes.

El conocimiento pedagógico va más allá de lo que la aplicación y el diseño del currículo pueden ofrecer. Galindo menciona de manera metafórica lo que puede ser la verdadera descripción del docente-investigador: “el etnógrafo confía en la situación de observación, necesita confiar también en su capacidad de estar ahí observando, sabe que requiere tiempo, su tenacidad es el último resguardo de su intención. El otro está ahí, no pertenece al propio mundo, está lejos aún, a un metro de distancia. El investigador agudiza la concentración en su mundo interior para observar, y entonces inicia el viaje al mundo del otro, un trayecto que es interior, de lo observado a los paisajes y situaciones propios, y entonces se produce el milagro, el otro empieza a ser comprendido..”

La investigación etnográfica brinda al maestro una ruta accesible al método

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