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Un Resumen de Política Criminal


Enviado por   •  19 de Octubre de 2015  •  Resúmenes  •  5.653 Palabras (23 Páginas)  •  244 Visitas

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Política criminal resumen.

Unidad 1

  1. Concepto de política criminal: Facilitar la reintegración de delincuentes es una tarea compleja y el impacto de las intervenciones específicas es con frecuencia difícil de medir.13 La reducción de la reincidencia delictiva sigue siendo el mejor indicador de un programa de reintegración social exitoso. La “Reincidencia” (“re-delincuencia”) se refiere a si una persona que es objeto de una intervención judicial penal (pena) delinque o no delinque después. A nivel del individuo, la reincidencia se previene cuando el delincuente desiste de cometer delitos.

Se define a la política criminal como el conjunto sistematizado de criterios y  principios a los cuales el estado organiza y estructura el instrumento y medios de prevención y represión de la criminalidad.

  1. Elementos de la política criminal:

Delito:

La victima:

El control social:

El delincuente:

  1. Política criminal desde la perspectiva del criminólogo: una visión amplia.

. La política criminal desde la perspectiva del criminólogo: una visión amplia De la misma forma que la criminología en cuanto a su campo de estudio no se limita a lo jurídico (ver Hassemer y Muñoz Conde, 1989, la política criminal desde una perspectiva criminológica tiene un sentido mucho más amplio: incluye las políticas jurídico-penales pero también otras políticas sociales que tienen relevancia para la prevención y la intervención en el fenómeno delictivo (Rutherford, 1997).

  1. La utilidad de la investigación criminológica  para la política criminal.

En comparación con otras disciplinas, la criminología es una ciencia social bastante pragmática. Esto se debe a ciertos factores: al objeto de estudio (la delincuencia es un fenómeno que suscita tanto morbo, miedo y controversia que parece lógico el hablar siempre de «qué se puede hacer»); a la influencia cultural de la criminología anglosajona de este siglo (eminentemente pragmática), combinada con los vestigios de una criminología positivista europea que deseaba claramente incidir en las supuestas causas de la criminalidad; y a la presencia en la criminología académica de muchas personas —profesores y alumnos— que en algún momento dado han trabajado en ámbitos de la criminología aplicada y que quieren que la criminología «sirva para algo». Quién ha sido profesor o alumno de criminología en España sabe que los coloquios en el aula siempre guardan relación con lo que unos u otros están haciendo diariamente en la práctica. Claro está, la criminología desea ser útil, y desea informar la política criminal. Queda por detallar esta supuesta utilidad. Quizás lo más útil de la criminología es el hecho muy sencillo que la criminología tiene como variable dependiente la delincuencia. Parece obvio decirlo, pero si realmente nos preocupa la delincuencia, la criminología —entendida como ciencia interdisciplinar— es la única disciplina que puede darnos explicaciones y posibles soluciones.

  1. Implicancia de las teóricas criminológicas para la política criminal.

Aunque en algunos casos la investigación criminológica no dispone aún de teorías para ciertas políticas criminales que se quieren crear o justificar, una política criminal que se basa en una teoría criminológica es siempre preferible a una que no se basa en ninguna teoría criminológica. Si la ponencia de la Dra. Larrauri ha servido para detallar qué son las teorías criminológicas, esta ponencia enlaza con la suya por su intención de trazar la conexión entre la teoría criminológica y la política criminal. Seguiremos un orden cronológico paralelo al utilizado por la Dra. Larrauri. No hay nada más práctico que una buena teoría. La teoría criminológica es la que conecta la política criminal con la riqueza de años de investigación criminológica, porque la teoría criminología es la que estimula y refleja la investigación empírica. Sin la teoría criminológica, es realmente difícil explicar por qué funciona o no una política criminal a la hora de prevenir o reducir la delincuencia. Si se utiliza la teoría criminológica en la política criminal, no sólo se facilita su justificación sino que se promueve también la transferencia de ciertas políticas a otros contextos y momentos. La criminología es una disciplina joven, cuyas raíces provienen de la época de la Ilustración (Beccaria, 1980). Desde aquella época, en la criminología se han creado múltiples teorías explicativas de la criminalidad y de la victimación. Cada teoría refleja el contexto cultural y político de su época y, hasta cierto punto, la biografía de su autor; no podremos en esta breve ponencia profundizar en dichos aspectos. El objetivo es más bien detallar las implicaciones de cada teoría criminológica —a veces implícitas, a veces explícitas— de cara a la política criminal. Si bien las raíces de la criminología, como se dijo anteriormente, se ubican en la época de la ilustración, los escritos clásicos que sirvieron para fundamentar el derecho penal moderno fueron también la fuente de una criminología clásica. Desde esta teoría clásica de prevención general, las implicaciones para la política criminal serían la creación o la mejora de un aparato represivo penal transparente, comunicable al pueblo, en el cual el castigo se administra de forma previsible e inmediata, LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA Y LA POLÍTICA CRIMINAL 225 y en el cual los delitos más dañinos serían castigados más severamente que los delitos menos dañinos. La teoría clásica renace en la década de los años 80, esta vez apoyada por las aportaciones de economistas y psicólogos cognitivos. Estas contribuciones neoclásicas hacen hincapié en la percepción, por parte del posible delincuente, del efecto disuasorio del derecho penal —sobre todo del efecto disuasorio de la certeza de la imposición de una pena—. Así pues, para reducir la delincuencia, el pueblo tendría que educarse para percibir y temer los efectos disuasorios, y como consecuencia hacer un cálculo racional de costes y beneficios de la delincuencia con el resultado final de inhibirse a la hora de delinquir. De esta forma se logra prevenir la delincuencia más que reprimirla (Barberet, 1997). Dentro del modelo clásico se asume que el ser humano es racional o mínimamente racional. La política criminal que emana de esta escuela es una que se asocia a la llamada «criminología administrativa»: si solo fuéramos capaces de construir un aparato jurídico-penal represivo exacto y previsible, lograríamos reducir las tasas de la criminalidad. Mucha investigación criminológica sobre actuación policial y sobre formas de controlar la disparidad de penas, por ejemplo, se basa en la teoría neoclásica

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