Comunicación Asertiva
anfolmedoTesis17 de Julio de 2015
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Comunicación Asertiva
La comunicación asertiva implica responder sin agresividad, respetando a la otra persona, al mismo tiempo que te niegas a hacer algo que no deseas hacer o que consideras injusto. No levantas la voz, no muestras ira, y tratas de resolver el conflicto teniendo en cuenta los deseos de ambas partes, buscando compromisos y soluciones, en vez de pretender simplemente salirte con la tuya.
Ser asertivo significa que te respetas a ti mismo y que estás dispuesto a expresarte, a no dejarte avasallar, pedir lo que te corresponde y hacer valer tus derechos. También significa que eres consciente de los derechos de los demás y los respetas. La comunicación asertiva no es ni demasiado agresiva ni demasiado pasiva.
Cuando la otra persona no entra en razones, solo quiere salirse con la suya y no acepta una negativa, la persona asertiva simplemente interrumpe la conversación y se marcha, dejando claro que no está enfadada y que sigue disponible para el otro, pero no va a seguir esa conversación ni se va a dejar convencer para hacer algo que no desea hacer.
La persona asertiva no recurre a la agresividad ni a comportamientos agresivo-pasivos, suele tener confianza en sí misma y una buena autoestima.
Técnicas y consejos para ser más asertivo
Utiliza frases en primera persona. Es decir, en vez de decir "estás equivocado", di algo como "No estoy de acuerdo en esto". De este modo, estás expresando tu opinión, más que rechazando o despreciando la opinión de la otra persona.
Practica el decir no. Tal vez piensas que para negarte a hacer algo tienes que tener una excusa, de manera que cuando no la tienes, no eres capaz de negarte. Pero esta es una idea falsa que va a hacerte más mal que bien. No necesitas ninguna excusa para negarte. Simplemente puedes negarte a hacer algo porque no deseas hacerlo o no te apetece. Practica cuando surja la ocasión y simplemente di algo como: "no me apetece", "prefiero no hacerlo", "eso no va conmigo", etc.
Cuidado con tu lenguaje corporal. Tu cuerpo dice mucho más que tus palabras. Si tus palabras dicen no pero tu cuerpo muestra una actitud débil y poco convincente, la otra persona seguirá insistiendo hasta que cedas. Por tanto, mantén una postura erguida, mira a los ojos directamente, muestra confianza y serenidad, habla con claridad, sin gritar pero con un tono de voz algo elevado. Practica ante el espejo unas cuantas veces hasta que lo hagas con naturalidad.
Cuidado con tus emociones. Si un tema te irrita demasiado y te entran granas de gritar, llorar o tener cualquier reacción emocional exagerada, cálmate primero antes de hablar, y piensa lo que vas a decir y cómo puedes decirlo de un modo que sea asertivo.
¿Es importante poner límites a los niños?
La ausencia de límites en el seno familiar puede tener consecuencias nefastas para la educación de los hijos. Por eso, la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós explica a los padres por qué es bueno decir que no.
Lo que más le gusta al niño es pasárselo bien todo el día y, en ocasiones, no saben que también deben cumplir con sus obligaciones, y es ahí donde entra la labor de los padres.
Cómo decir que no a los niños
Los padres tienen que aprender a tolerar a veces algún llanto o que el niño diga que no quiere hacer algo, pero cuando las cosas son buenas para él, los padres deben de mantenerse firmes ya que eso es muy importante para la educación del niño. De esta forma, el niño sabe y se da cuenta que los padres están haciendo eso por su bien, por eso nunca va a estar traumatizado. Cuando los padres prohíben al niño bajar al parque porque tiene que hacer los deberes, el niño se enfadará pero en el fondo sabe y entiende que es por su bien.
Un claro ejemplo de que los niños terminan aceptando y entendiendo las decisiones de sus progenitores está en las relaciones sociales de los niños. Si no le dejan, por ejemplo, ir a la bolera, el niño cuando hable con sus amigos dirá que tampoco le importa no poder ir porque no le gusta demasiado. Esto quiere decir que los niños adoptan el criterio de los padres.
El miedo a traumatizar a los niños
Una de las principales preocupaciones de los padres es la de no ser demasiado estrictos para no traumatizar al niño. Y esto no es así, ya que los niños sólo se traumatizan cuando alguien les hace daño de verdad, ya sea físico o psicológico. Pero cuando los padres le imponen un castigo educativo, limitan su conducta o le prohíben ciertas cosas por su bien, jamás se traumatizará un niño.
Por último, hay que tener en cuenta que los niños no quieren que les compremos y les demos todo. Lo que de verdad quieren los niños es que estemos pendientes de ellos y que cuando hay una cosa que no deben de hacer, que nosotros no se la dejemos hacer. Porque a veces ellos no tienen fuerza de voluntad y se dejan llevar por sus amigos por miedo a enfrentarse a ellos.
Es evidente que como padres nos cuesta decir que no, pero es necesario y tenemos que darnos cuenta que dándoles todo no les hacemos ningún favor.
¿Cómo definir los límites a los hijos?
Los padres deben comenzar a transmitir normas de conducta y límites desde que los niños son pequeños. Durante los primeros años de vida, las normas y los límites se asientan en base a rutinas que deben respetarse, así como en pautas asociadas a hábitos (alimentación, higiene, sueño, etc.).
Una de las mayores preocupaciones de los padres es saber cuándo empezar a ponerse "duros" y exigentes con sus hijos. ¿Cuándo es el momento en que dejan de ser unos bebés a los que se les ríen las gracias para convertirse en unos niños capaces de seguir unas normas o reglas?
Este paso no es algo drástico que suceda de un día para otro, es una transición paulatina a la que los padres tenemos que adaptarnos en función del momento de maduración del niño. Por esta razón, no podemos exigirle según qué cosas en según qué momentos.
Al principio, hasta los 3 años, el niño todavía no comprende si hace algo bien o mal. Sin embargo, los expertos recomiendan establecer normas cuanto antes mejor. Esta es una buena edad para empezar a establecer normas.
En este artículo sobre normas y límites:
• ¿Cuándo establecer normas para los niños?
Desde el nacimiento hasta los tres años aproximadamente suceden muchísimos cambios y el niño alcanza grandes logros evolutivos.
• El niño aprende a desplazarse y a superar la fuerza de la gravedad poniéndose de pie al mismo tiempo que adquiere el dominio de su cuerpo.
• Conquista una de los logros evolutivos más importantes: se inicia en el uso del lenguaje.
• Empieza a hacer uso de un pensamiento rudimentario que le permite darse cuenta de que es un ser diferenciado con voluntad propia (aparición del NO, del YO y de las temidas rabietas).
Esta etapa todavía es temprana para esperar un razonamiento deductivo en el que el niño se dé cuenta de que cada vez que hace algo, se le castiga o se le premia. Pero es una buena edad para ir afianzando los prerrequisitos necesarios en el aprendizaje de las normas.
¿Cómo poner límites a los niños pequeños?
En los 3 primeros años de vida esto se consigue gracias a los rituales.
• Si nosotros acostumbramos al niño a que siga siempre una secuencia de acción (con la comida, con el baño, con el juego) es más fácil que participe en ella de principio a fin, aunque estas secuencias cada vez se vayan haciendo más complejas.
• Es importante ser lo más repetitivos posible en estas rutinas, sobre todo cuanto más desorganizado sea el niño en sus ritmos vitales (de comidas, de vigilia-sueño).
• El niño no capta el mensaje que nosotros le verbalizamos, pero sí el tono emocional del mismo cuando le decimos las cosas de una forma seria, enfadada, divertida...
• Esta etapa, en especial cuando logra ponerse de pie, es la del "eso no se toca" o "eso no se hace". Está bien quitar del alcance del niño todo aquello que pueda resultarle peligroso pero no se debe quitar absolutamente todo. Un aprendizaje importante para el niño es que hay cosas que puede tocar y otras que no.
• A la hora de enseñar un comportamiento adecuado a los niños pequeños habrá que ser muy persistente y repetitivo y, lo más probable, es que finalmente acabemos quitando el objeto de su vista, pero solo por un tiempo.
• Al día siguiente, tiene que volver a estar en su sitio y seguramente el pequeño nos mire a medida que se acerca a ello porque recuerda que algo pasa en torno a ese objeto. Por esta razón, los padres tienen que establecer unas normas claras de comportamiento, afirmarse en los límites y volver a recordarle que no puede coger ese objeto y darle alternativas con las que jugar o entretenerse.
¿Qué hago si no me hace caso?
Algunos consejos
Si notas que tu hijo no te hace ni caso cuando le haces una petición o le das una orden, prueba a seguir los siguientes consejos:
1. Háblale tranquilamente, sin gritar.
2. Procura mirarle a los ojos cuando le hablas, por supuesto, conviene que estés en la misma habitación que él. Eso de gritarle desde un extremo de la casa, que no se olvide de coger el desayuno antes de ir al colegio, no funciona muy bien (además de molestar a los vecinos y jugarte la salud de tu garganta).
3. Procura establecer un ligero contacto físico con él, como ponerle una mano sobre el hombro, o en caso de necesidad, sujetándole la cara
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