DIRECCIÓN DE PERSONAS EN LAS ORGANIZACIONES

El caso nos presenta a Javier Mercadé, director de una sucursal bancaria en Barcelona del Bank of Islands, que tiene que resolver la delicada situación de uno de sus empleados, José Bové que es el actual gestor comercial de su oficina, el cual tiene que decidir qué hacer con él, debido a los constantes problemas que le está ocasionando.

Desde mi punto de vista, una de las principales causas que origina el problema es la constante desmotivación de Bové, en relación al Banco, debido a la falta de oportunidades de promoción del personal y las promesas incumplidas por sus anteriores directores, previos a la llegada de Mercadé. Se sentía defraudado, poco valorado y consideraba que el banco no le tenía en consideración, por lo que él, tampoco se sentía identificado.

 José Bové, venía del antiguo Banco de Expansión donde se incorporó en 1982, el cual fue adquirido por el Bank of Island en 1984. Durante esa etapa, nunca pudo ejercer su función de gestor comercial, puesto que a los 3 meses de su incorporación, el banco fue intervenido por su precaria situación financiera y en los siguientes dos años, el banco estuvo a expensas de ser vendido, por lo que sus funciones comerciales eran, a priori, muy limitadas. Después de la adquisición del Banco, los puestos del equipo central fueron ocupados por extranjeros de habla inglesa y en cuanto a las oficinas, se sustituyeron la mitad de los directores por personal de fuera sin impulsar el ascenso interno, dando una clara señal a sus empleados, que el esfuerzo no valía la pena y no existía ninguna posibilidad de ascenso.  Todo ello, venía agravado por la falta de comunicación existente entre el equipo central del banco y el resto de los empleados.

Otra de las causas importantes, es la manera de actuar de inicio que tiene Javier Mercadé con Bové. Es cierto que nada más llegar Javier a la sucursal, habla con sus empleados y les dedica tiempo para saber sus antecedentes profesionales, por su situación familiar, sus aspiraciones y gustos, y les hace partícipe de los progresos que va teniendo la oficina en términos de rentabilidad, nuevos clientes y reducción de las pérdidas, pero sin embargo, no se preocupó o no prestó suficiente atención en analizar las capacidades y habilidades de cada miembro del equipo, identificando sus competencias y si éstas estaban acorde con sus cargos o si había que desarrollarlas. Y concretamente, centrándonos en la figura de Bové, no analiza su trayectoria en el banco, sus capacidades como gestor comercial el cuál prácticamente no había podido desarrollar y además no poseía demasiada experiencia previa, analizando su experiencia profesional. De este modo, Mercadé debería haber empezado a realizar sus actividades o visitas comerciales acompañado de Bové y no dejarlo sólo en la oficina. Sólo así, sería capaz de ver cómo era Bové en las negociaciones y como se comportaba, formándole y enseñándole la dirección del tipo de clientes que quería captar el banco y de la cartera de productos que podía ofrecer. Así, podría Bové reemplazar bien a Mercadé, cuando éste tuviera que dedicar más tiempo a sus funciones dentro de la sucursal. En el caso que en las visitas, él hubiese notado que Bové no tenía las competencias para ese cargo, podría haberlo capacitado y si no obtenía buenos resultados, podría haber hablado con él explicándole y ofreciéndole otra alternativa dentro de la sucursal que pudiera encajar mejor con sus capacidades.  Mercadé se volvió a equivocar con Bové, al mandarlo solo a visitar clientes, sin saber como hacía su trabajo y si estaba suficientemente capacitado para ello. Sólo se dedicó a preocuparse de qué tipo de clientes visitaba (grandes empresas ubicadas fuera de Barcelona) y la cuantía de los mismos, sin darse cuenta que Bové no sabía cómo abordar el trabajo.

Además Mercadé comete el grave error al defender un aumento de sueldo, cambio de calificación como empleado, poderes y plaza de parking  a cargo del banco, cuando Bové le comenta que tiene varias ofertas y se está planteando irse. Es probable, que Mercadé se viera fascinado en un inicio por la capacidad de atracción de Bové (es el clásico personaje “vende humo”), pero no se informa de dónde provienen dichas propuestas, ni si su gestión está siendo la esperada como para reconocerle todas sus pretensiones.  Debió primero cerciorarse si Bové estaba capacitado y hablar con él, explicándole que defendería sus aspiraciones fijándole metas claras y objetivos alcanzables bajo su supervisión y que si lo lograba, solicitaría y cumpliría sus pretensiones. De esta forma daría una señal clara a Bové y al resto de empleados que era posible ascender y tener mejores condiciones en base al esfuerzo y compromiso con los objetivos de la sucursal. Sin embargo, el solicitar y acceder a todas las pretensiones fue precipitado y poco responsable, ya que pese a las advertencias de todos y su desconocimiento, asumió el riesgo sin saber si se lo merecía creando además un precedente peligroso y de desigualdad hacia el resto del equipo.

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