EMPRENDIMIENTOS DE LA REVISTA LIDERES
Josmayer CantosTrabajo3 de Enero de 2022
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[pic 1] | ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE CHIMBORAZO CENTRO DE ADMISIÓN Y NIVELACIÓN | [pic 2] |
GESTIÓN DEL TRANSPORTE
ADMINISTRACIÓN
CURSO:
SR-04 “B”
TEMA:
EMPRENDIMIENTOS DE LA REVISTA LIDERES
DOCENTE:
ING. FERNANDA RAMOS
ELABORADO POR:
DELGADO LOPEZ MISHELL NATALY
NUÑEZ VILLENA EVELIN MICHELLE
COBOS GONZALEZ ARIANNA MERCEDES
CANTOS SALAVARRIA MAYERLI MISHEL
LOPEZ SIMBAÑA NANCY NATALY
2021/08/28
1.- INDICE
2.- INTRODUCCIÓN
3.- OBJETIVOS:
3.1.- Objetivo General:
3.-2 Objetivos Específicos:
Trabajo asociativo para adaptar un café a la altura
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Los terrenos irregulares de la parte bajan de Alausí son ideales para la producción de café. Allí, 12 familias cultivan una variedad de arábigo conocida como caturra, que se adaptó bien a la altura y al clima de la zona. Ese cantón, situado al sur de Chimborazo, está ubicado entre los 1 900 y los 2 400 metros sobre el nivel del mar, pero debido a que está en una zona montañosa, rocosa y quebradiza se formó una especie de microclima perfecto para el cultivo de café. Gabriel Cabrera y su familia empezaron a investigar el cultivo en el 2016. Su padre, Catón Cabrera, quien era ingeniero agrónomo, le enseñó todo acerca de la producción del grano. Él era oriundo de Loja y en esa provincia, hace 20 años, trabajó en un proyecto para impulsar la siembra del grano. “Teníamos un gran activo que era el conocimiento que me dejó mi padre sobre la plantación. Él siempre me aconsejaba que me dedique a eso. Eso nos motivó a emprender”, cuenta Gabriel, quien es el gerente de la firma. Catón Cabrera falleció hace dos años en Loja, pero le dejó a su hijo una herencia adicional: una receta para procesar y tostar el café. Hasta el 2019, la familia se dedicaba únicamente a la producción artesanal, lo hacían como un hobby. Ellos procesaban solo lo que cosechaban en una pequeña finca situada en la parroquia matriz de Alausí, en Mullinquí. “Recorríamos de tienda en tienda entregando muestras y haciendo degustaciones de nuestro producto”, recuerda Gabriel. Para enero de ese año, los clientes eran tantos que la familia decidió oficializar su negocio y dedicarse únicamente a eso. La marca se inició con el nombre Café de Altura Alausí, pero tras un estudio de mercado decidieron cambiarla por un topónimo del cantón, Valle de los Andes. Eso les permitió ampliar su mercado y llegar con el café a otras provincias. Cuando el emprendimiento se inició se procesaba 20 libras a la semana. Pero la producción no cubría la demanda, por lo que Gabriel decidió sumar a más personas a su iniciativa. Él animó a otros agricultores de las comunidades San José y Yalancay, que están en la misma zona, a apostar por el café. Ese cultivo no es tradicional en esa área, allí se siembra usualmente pepino dulce, cítricos y hortalizas. “El café era toda una novedad, es un cultivo al que la gente no estaba acostumbrada. Desconocíamos el potencial que tenía este sector para esta plantación, por eso nadie sabía nada del cultivo ni del proceso”, cuenta Gabriel. Un desafío que tuvieron que enfrentar fue el manejo de la planta. Los agricultores tuvieron que pedir asesorías a expertos para aprender a controlar las plagas. Una estrategia que aprendieron para reducir el uso de agroquímicos es la siembra de plantas aromáticas, como la ruda en conjunto con ajíes y acacias, en los mismos surcos. En algunas parcelas la siembra es totalmente orgánica. Los productores seleccionan manualmente los granos. Ellos dicen que el proceso manual influye en el sabor, debido a que se hace una selección de las cerezas más rojas. El proceso de despulpado y secado también es artesanal. El café se tiende sobre mesas de madera y cumple con un proceso de reposo y fermentación. Así logran un sabor frutal y almendrado. “No permitimos que el café se seque en el piso de tierra o cemento, porque hemos notado que eso también influye en el aroma”. El proceso de tostado y molido se hace en una planta de producción situada en el sur de Riobamba. Desde allí se distribuye a cuatro puntos de venta en Riobamba y a nueve cantones de Chimborazo. Además, se entrega el producto a cafeterías de Guayas, Pichincha y Tungurahua, que son clientes del negocio. “Es un café especial. Tiene un sabor y aroma intensos muy agradables que no se siente en el instantáneo, que estamos acostumbrados a consumir”, dice Pedro Cevallos, un cliente. La meta de la empresa, a mediano plazo, es llegar a las perchas de los supermercados. Para lograrlo está en curso el trámite del registro sanitario; además, hay más agricultores de Alausí que esperan vincularse al negocio. “Nos gusta tener productos locales en nuestro menú. El café de Alausí ha tenido gran aceptación”, dice Luis Brito, otro cliente.
ANÁLISIS
En el cantón Alausí, ubicado al sur de la provincia de Chimborazo, 12 familias se dedican al cultivo de arábigo, específicamente caturra. Esta plantación se adaptó perfectamente a las condiciones climáticas de la zona. En el 2016 se impulsa la investigación de este cultivo, por parte de Gabriel Cabrera, quien ya tenía conocimientos sobre la plantación, mismo que fueron otorgados por parte de su padre, Catón Cabrera, quien fue ingeniero agrónomo, quien falleció, pero fue su hijo quien emprendió la receta de procesamiento y tostado del café.
La producción artesanal en pequeñas cantidades, era un hobby, hasta el año 2019, desde esa fecha la producción aumentó notoriamente debido a las tasas de consumo. Como el café tuvo un boom sorprendente, otros agricultores de las comunidades San José y Yalancay se animaron a apostarle a esta plantación, esto conllevo al enfrentamiento de las plagas y la reducción de los agroquímicos. El proceso de selección del grano, es manual, ya que de esto depende el aroma y el sabor del café, además el secado es artesanal, es decir, se cumple con el proceso de reposo y fermentación. La planta de producción, se encuentra en Riobamba, desde ahí se distribuye para la venta, en esta ciudad, además a otras provincias como Guayas, Pichincha y Tungurahua, generalmente en las cafeterías se tiene mayor consumo.
Una de las metas de este emprendimiento, es cumplir con los tramites de registro sanitario, para que este producto se lo pueda encontrar en los supermercados. Varios clientes aseguran que determinantes como el aroma y el sabor, son los que hacen único a este café.
La personalización de su bisutería mueve las ventas
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Marpesia empezó cuando María Paulina Cisneros estudiaba la carrera de Comunicación Social y Publicidad en la Universidad del Azuay. No estaba trabajando en ese momento y su objetivo era tener un ingreso y aprovechar la suerte de ‘experiencia’ que acumuló cuando vendía algún producto en su época en el colegio. Además, ya tenía conocimientos en bisutería porque anteriormente tomó un curso. La idea surgió cuando una amiga le obsequió un collar de color café, pero esa tonalidad no era de su preferencia. Por ello, se dirigió al Centro Histórico de Cuenca en busca de materiales para elaborar un collar similar, pero de color negro. “A mis familiares, mis amigos y a las amistades de mis padres les gustó y empezaron a pedir”, dice Cisneros. Fue hace 12 años y no tenía una estrategia comercial. Sin embargo, la demanda creció y empezó a vender en oficinas de la capital azuaya. En una ocasión, una de sus clientas dijo: “vengan a pagar a la chica de los collares”. Al ser comunicadora social se percató que no podía seguir sin tener una marca que la identificase. Con los conocimientos adquiridos en la universidad diseñó su imagen comercial y la nombró Marpesia, que es una variedad de mariposa. La escogió porque “buscaba un significado especial”. El emprendimiento se desarrolló más cuando -a partir del 2014- optó por la personalización de accesorios como cadenas con dijes, pulseras, llaveros y grabados. Un amigo le pidió que hiciera una pulsera especial para su novia con elementos que le representen. “Me di cuenta de que también me gusta regalar cosas personalizadas y que tengan significado. Que recuerde quién le obsequió y en qué ocasión”. El siguiente paso fue comercializar y posicionarse en redes sociales. “Empezamos a usar pronto este canal, por eso crecimos rápido y tuvimos un alcance bueno”. Ahora, cuenta con más de 100 000 seguidores en Facebook y supera los 65 000 en Instagram. Cisneros dice que Marpesia, hasta inicios del 2020, fue una empresa exclusivamente digital. Es decir, todos los pedidos, coordinación, transacciones y otros aspectos se efectuaron virtualmente. En enero del año pasado, antes de la pandemia, abrió un local en Cuenca. Sin embargo, hasta la actualidad, el 85% de sus ventas se efectúan a través de su página web, que se lanzó en el 2017, y el porcentaje restante corresponde a la tienda, donde también funciona el taller de producción. Cisneros explica que en la web se puede escoger el producto, personalizarlo, llenar datos de factura, coordinar la entrega y pagar mediante tarjetas de crédito, depósito o transferencias. “En fechas que no existe alta demanda, como los días de la Madre y del Padre o Navidad, las entregas dentro de Cuenca se realizan el mismo día o al siguiente y en otras ciudades hasta en tres días laborables”. Su oferta son cadenas o collares, pulseras, llaveros con dijes y/o grabados en cada pieza. Los valores oscilan entre USD 5 y 35. Al mes tiene 500 pedidos y suben a más de 1 000 en fechas especiales. “Todos los años duplicamos nuestras ventas”, dice Cisneros. Pese la pandemia, la facturación de Marpesia crece. Ella considera que, al estar posicionado el negocio de forma digital “desde hace tiempo”, les favoreció para tener más demanda. Solo el primer mes de confinamiento no pudieron facturar. En mayo del 2020 vendieron en la misma proporción que en cualquier Navidad. Su actual proyecto es la optimización del sitio web para que sea más amigable con los usuarios y los métodos de pago. También, mejorar los procesos en la tienda y en el taller. A futuro quiere lanzar una línea en oro y joyería. En la actualidad, trabaja con acero inoxidable plateado y baño de oro. Una de sus clientes es la cuencana Cristina Padilla, quien adquiere desde más de dos años los accesorios para regalos de sus familiares y amistades. “Son productos que permiten expresar mis sentimientos hacia otra persona, porque son objetos personalizados. Existe la posibilidad de colocar fotografías, nombres, iniciales y hay varias alternativas”. Padilla destaca la facilidad de comprar mediante la web de Marpesia. “Pese a que tiene una tienda física, esta opción permite hacerlo desde la comodidad de la casa”.
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