Habilidades socioemocionales como estrategia de competitividad en Pymes
Ramón Morales G.Resumen22 de Noviembre de 2018
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ
MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN
Habilidades socioemocionales como estrategia de competitividad en Pymes del sector de servicios en Ciudad Juárez, Chihuahua
PRESENTA:
Ramón Morales González
TUTOR:
Doctor Jesús Alberto Urrutia de la Garza
Ciudad Juárez, Chihuahua; septiembre de 2018.
CONTENIDO
CAP. I
- Antecedentes…………………...…………………………………………………….3
- Planteamiento del problema.………………………………………………………7
- Pregunta de investigación………………………………………………………....9
- Objetivos………………………………………………………………………………9
- Hipótesis……………………………………………………………………………..10
- Justificación………………………………………………………………………...10
CAP. II
- Marco teórico..……………………………………………………………………....11
- Marco contextual……………………………………………………………………24
- Método de investigación…………………………………………………………..28
7.1 Tipo de investigación……………………………………………………………..29
Bibliografía……………………………………………………………………………....30
- ANTECEDENTES
Las pequeñas y medianas empresas, conocidas como Pymes se han constituido como una parte que nutre las economías de los países el mundo y se han convertido en el pilar de la economía en México (Sánchez, 2018). Existen más de 4.1 millones de microempresas que aportan el 41.8 % de los empleos. Las pequeñas suman el 15.3% y las medianas el 15.9% Estos negocios son los que hacen competitivo a un país, los que atraen las inversiones y fortalecen las industrias. Se constituyen como el grupo predominante de empresas (Hernani & Hamann, 2013).
Las Pymes son las empresas que cuentan con un personal laboral de 15 y no mayor a los 250 trabajadores en total. La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, Condusef (Sánchez, 2018), cuentan con una facturación moderada y no disponen de los grandes recursos de las empresas de mayor tamaño. Tienen distintas características: el capital es proporcionado por una o dos personas que establecen una “sociedad”. Los propios dueños dirigen la marcha de la empresa; su administración resulta ser en la gran mayoría de los casos, empírica.
Están en proceso de crecimiento, la pequeña tiende a ser mediana, y aspira a ser grande. Y cuentan con ciertas ventajas fiscales, pues en algunos casos se les considera causantes menores, en dependencia de sus ventas y utilidades (Logicbus, 2018). Para el caso de México, los sectores productivos se dividen en tres principales actividades económicas que son el comercio, los servicios y la manufactura. El sector manufacturero a su vez se divide en 10 subsectores: productos alimenticios, bebidas y tabaco; maquinaria y equipo; derivados del petróleo y del carbón, industrias químicas del plástico y el hule; industrias metálicas; productos a base de minerales no metálicos; industrias textiles prendas de vestir e industria del cuero; papel, impresión e industrias relacionadas; otras industrias manufactureras, de la madera y fabricación de muebles y productos relacionados (INEGI, 2005).
A nivel mundial, las Pymes fueron revalorizadas como unidades productivas pequeña escala a partir de los años 70. Debido especialmente a los cambios estructurales como el crecimiento de los servicios. Cambió de manera sustancial la forma de considerarlas. Empiezan a generar riqueza y valor agregado a los intangibles o los activos que, sin ser materiales, son aprovechables en el negocio. Consisten en un recurso controlado por la empresa, como resultado de eventos pasados, y de los cuales se espera que generen beneficios futuros a las entidades o individuos que controlan su aplicación (Delgadillo, 2018).
A finales de la década de los 70, la empresa en general en los Estados Unidos decide adoptar el modelo neoliberal, debido a la extinción de grandes empresas, lo que catapulta el crecimiento de las Pymes. En este periodo se agota el modelo a gran escala. Comienza a tomar fuerza un modelo mucho más modesto, pero con productos de alta tecnología, tamaño usuario y sobre todo al alcance de la mayoría de los consumidores, que domina nuevos mercados (Villafuerte D. B., 2003).
Como se percibe, el panorama competitivo en las principales economías comienza a proponer estrategias diferentes que lleven a impactar mercados emergentes, penetrar en segmentos distintos (Villafuerte D. B., 2003).
A la fecha existen los macro, pero también los micro, pequeños y medianos empresarios, que se dedican a ofrecer un universo mucho más diverso, en la medida en que la necesidad, la ciencia y la tecnología, así como la propia sociedad que impacta los grupos sociales, regionales, nacionales e internacionales, transformándolas de manera progresiva y sistemática. La concepción de que se necesitaba de capitales grandes y espacios considerables, para emprender, ha cambiado. Hoy sólo es necesario identificar una oportunidad de negocio que permita, a largo plazo, crecer sobre ganancias y consolidar la empresa.
En México, existen aproximadamente 4 millones 15 mil empresas, de las cuales el 99.8% son Pymes (ProMéxico, 2017). Dos de cada tres Pymes mexicanas quiebra o muere antes del primer lustro (INEGI, 2014). En Ciudad Juárez existen, de acuerdo con el Directorio Estadístico de Unidades Económicas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2015) más de 39 mil Pymes.
Siendo un tipo de empresa vital en el desarrollo de la economía de cualquier país, cobra importancia su desarrollo. En México la creación y apoyo a este tipo de empresa tuvo como meta lograr incentivar el empleo, un desarrollo de las regiones y combatir a la pobreza. Crear una mejor economía (OCDE, 2013).
Existen una gran variedad de obstáculos para el crecimiento, desarrollo y competitividad de las Pymes entre las que se encuentran: el poco uso de la tecnología, la falta de financiamiento, creación de nuevas políticas y programas de apoyo, y la capacitación de los emprendedores, empresarios y líderes que crean y dirigen las empresas. Toda empresa posee una estrategia competitiva que le ayude a salir adelante en la demanda de un entorno globalizado. La estrategia que se desarrolle en pro de la competitividad dará una ventaja a la Pyme respecto de las demás empresas, sin que el rubro o sector en el que se clasifique tenga una relevancia.
La competitividad de la empresa se basa en la adquisición de las aptitudes para lograr mayor productividad, que ayude a enfrentar la competitividad empresarial (Álvarez, 2008). Muchas Pymes se ven detenidas en su desarrollo debido a la incapacidad gerencial para estar al cargo de todos los procesos de desarrollo (OCDE/CEPAL/CAF, 2017), por lo que este aspecto cobra relevancia. Tomando en cuenta esta situación, las organizaciones están destinadas a reestructurarse, modificar los patrones organizativos, las dinámicas para laborar y relacionarse, y las innovaciones tecnológicas, competencias necesarias para el desenvolvimiento en un mundo globalizado y diferente.
Una forma de lograr una ventaja competitiva sostenible, es a través de la formación en un conjunto de activos intangibles para la empresa, basados en el capital humano. Los conocimientos, habilidades, valores, actitudes y competencias que individual y colectivamente suman considerablemente (Araujo, Barrutia, Hoyos, Landeta, & Ibáñez, 2006).
La sociedad actual demanda líderes, empresarios y emprendedores provistos de una diversidad de competencias, no sólo aquéllas relacionadas con el área cognitiva, sino también las aquéllas que no se limitan al contenido y aspecto técnico. Las que se relacionan con la forma de trabajo y de relacionarse, actitud hacia el trabajo y/o las personas, capacidad de administración y adaptación, apertura al cambio, resolución de conflictos, creatividad, etc.
El enfoque no sólo debe estar orientado al saber o saber hacer, sino que es necesario incluir el querer hacer, el saber ser y el convivir.
Los directivos constituyen un colectivo cuya especial relevancia en la generación y mantenimiento de la competitividad empresarial ha sido manifiesta. En la actualidad, las habilidades personales y directivas han adquirido una particular importancia en las empresas y organizaciones (Goyal, 2013). El autor afirma que las personas con excelentes habilidades personales llegan a la cima de su eficacia personal y de su organización. Las habilidades interpersonales promueven a los integrantes de una organización, vincularse y relacionarse con éxito.
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